Qué ver en Stavanger, una de las ciudades más bonitas de Noruega

Otra de esas visitas que no deben faltar nunca en un viaje a los Fiordos Noruegos es a Stavanger, la cuarta ciudad más grande del país. Una urbe que tradicionalmente se ha dedicado a la pesca y a la industria de las conservas, pero que en pleno siglo XXI basa su actividad en el turismo y en el petróleo. Se trata, por tanto, de un lugar de contrastes en el que lo viejo y lo nuevo se dan la mano. No hay viajero que no sea sorprendido en una visita a esta bonita ciudad de la que hoy os vamos a contar cual es nuestro top 10 de visitas imprescindibles.

Stavanger, la capital del petróleo noruego

Como en tantos otros asentamientos de esta zona, los orígenes de Stavanger no están claros. Ni siquiera el significado de su nombre, aunque bien podría estar relacionado con la ubicación de la ciudad en un entrante del mar. Lo que sí está claro es que en sus primeras menciones en los anales de la historia, allá por el siglo XII, ya era un centro económico, religioso y administrativo de primer nivel.

A diferencia de otras poblaciones del entorno, como Bergen, en Stavanger no se vivió un gran desarrollo hasta bien entrado el siglo XIX. Fue en ese siglo cuando actividades como la pesca del arenque o el consecuente surgimiento de la industria conservera hicieron que el pueblo se convirtiese en ciudad. De la mano de ese desarrollo aparecieron industrias nuevas, como la construcción de barcos, que a día de hoy siguen dinamizando la economía de toda la zona. Mención aparte merece la explotación petrolera, pues desde los años 70 del siglo XX ha pasado a ser su principal actividad económica.

Ya a comienzos del siglo XXI, concretamente en el año 2008, Stavanger fue designada Capital de la Cultura Europea (junto con Liverpool). Como suele pasar en este tipo de eventos (en seguida nos ha venido a la mente Plovdiv), se le hizo un excelente lavado de cara a la ciudad del que a día de hoy se sigue viviendo.

Hoy en día la ciudad recibe muchas visitas por ser la puerta de entrada al Púlpito o Preikestolen, el espacio natural más conocido de Noruega. Nos consta que son muchos los viajeros que van allí únicamente para hacer noche, de cara a lanzarse al popular trekking al día siguiente. ¡Qué tremendo error! Stavanger tiene muchísimos atractivos turísticos: los mismos motivos hay para ir al Preikestolen que para visitar esta bonita ciudad.

10+1 cosas que no te puedes perder en Stavanger

Catedral de Stavanger

No es su atractivo turístico más destacado, pero a nosotros nos parece un buen punto de partida para iniciar una ruta de un día por Stavanger. Por un lado, porque es un edificio súper bonito. Por otro, porque es el más antiguo de la ciudad. Además, en los alrededores hay un parquecito y una plaza que merecen la pena.

La iglesia tiene apaños de distintas épocas. En origen era un edificio 100% románico, pero en 1272 salió ardiendo y en la reconstrucción ya se le añadieron elementos del gótico. Con el paso de los siglos se le fueron metiendo cosas nuevas y en el siglo XIX fue totalmente renovada.

Puerto de Stavanger

Entramos ya en los auténticos hits de la ciudad. El Puerto de Stavanger es de los más bonitos de Noruega, con casas históricas a ambos lados. Su zona más conocida es la de Skagenkaien, una calle entorno a la cual se arremolinan edificios antiguos con unas pintorescas fachadas de colores que a día de hoy son el gran emblema de la ciudad. En los bajos de los mismos hay un buen puñado de bares y restaurantes, por lo que se ha convertido en una de las zonas más animadas de Stavanger.

A partir de las casitas, encontraréis algunos edificios de relumbrón como el Hotel Victoria (con su característica fachada de color rojo) o el Tollboden (la antigua aduana, con unos colores amarillos que tampoco se quedan atrás).

Ojo, que la otra orilla del puerto (Strandkaien) no se queda atrás. Quizá sea un poco más gris, pero en ella encontraréis algunos edificios interesantes (como el Museo Marítimo de Stavanger), además de tiendas y una buena vista del otro lado.

Torre Valberget

Esta torre de vigilancia fue construida a mediados del siglo XIX en el punto más alto de la ciudad, pensando en dominar el entorno y tener siempre una buena panorámica. ¡Y vaya si lo consiguieron! Hoy en día ha perdido su función defensiva, pero se ha conservado a las mil maravillas. Además de las vistas del resto de la ciudad, disfrutaréis de un parque súper agradable.

Gamle Stavanger (la Ciudad Vieja)

Otra visita imprescindible, al mismo nivel o más que el Puerto, es el Gale Stavanger. Se trata del casco histórico o ciudad vieja, la zona más tradicional de una Stavanger propia de otro tiempo. Como hemos dicho, no fue hasta el siglo XIX cuando llegó un gran desarrollo en la ciudad, gracias entre otras cosas a la industria conservera. ¿De qué vivían antes? Pues de la recolección y exportación de madera. Por eso a nadie le sorprenderá que la Ciudad Vieja sea un conjunto de edificios hechos de este material.

Hablamos de una sucesión de hasta 170 casas de madera, en la que prácticamente la totalidad está pintada de color blanco. Son unos edificios preciosos que han llegado a nuestros días de milagro, ya que un incendio en un sitio así suele acabar con todo el barrio (quizá por eso sea obligatorio tener un extintor en casa en todo el barrio).

Pasear por su calle principal, la Ovre Strandgate, es una pasada. Recorrer sus adoquines con esas preciosas casas a ambos lados es de lo mejorcito que se puede hacer en Stavanger.

Por cierto, en mitad del barrio tenéis el Norsk Hermetikkmuseum. Dicho de otro modo: el Museo de las Conservas Noruegas. Una simpática institución que gustará a esa persona que no es feliz si no se abre de vez en cuando una latita de sardinas.

Ovre Holmegate, el barrio de los mil colores

Si las casitas blancas del Gamle Stavanger son imprescindibles, al otro lado de la ciudad encontraréis una zona que es todo lo opuesto pero cuya visita se antoja obligatoria. Nos referimos a la Ovre Holmegate, una calle que estaba fuera del circuito turístico habitual hasta el año 2005. En ese momento, el peluquero Tom Kjorsvik decidió pintar todas las casas de colores con un alucinante esquema de color (obra del artista Craig Flannagan) para convertirlo en un lugar más atractivo.

¿El resultado? La zona pasó de estar totalmente degradada a ser el barrio más bohemio de Stavanger, con los mejores locales para comer algo o tomar una copa. La idea tuvo tanto éxito que incluso se han pintado algunas casas en calles adyacentes, habiendo hecho que a la zona se le llame Fargegaten (que en noruego viene a ser algo así como las calles de colores).

De compras por Ostervag

Aunque Stavanger es una ciudad tirando a grande (recordemos que es la cuarta más grande de Noruega), lo cierto es que no tiene la típica calle comercial kilométrica llena de franquicias que no suele faltar en ninguna ciudad europea. Lo más parecido es la Ostervag, una callecita no muy lejos del centro en la que encontraréis muchas e interesantes tiendas.

Steinkarkaien

Y vamos con otro de los milagros recientes de Stavanger. Hasta hace no mucho, el puerto era un lugar sin interés, bastante degradado y al que no iba demasiada gente. Sin embargo, esa situación ha cambiado por completo, y hoy es la zona más alternativa de la ciudad. Allí encontraréis la Steinkarkaien, un pequeño paseíto que va al lado de agua y que bordea el Geoparken (un parque infantil lleno de graffitis que hará las delicias de los más pequeños).

Además, en el mismo puerto está el Norsk Oljmuseum (el Museo Noruego del Petróleo), uno de los principales museos de la ciudad.

Arte callejero en Stavanger

Visitar Stavanger y no detenerse a admirar su arte callejero sería un crimen. Prácticamente en cada calle encontraréis un mural o una pequeña obra de arte urbano con la que deleitaros. Nosotros volvimos del viaje con decenas de instantáneas haciendo referencia a la cultura pop, a la política actual o simplemente con los típicos mensajes que dan que pensar. No os recomendamos una calle concreta porque estas obras están en todas partes, así que id con los ojos bien abiertos y seguro que algo descubrís.

Sverd i Fjell

Ya en las afueras (a unos 15 minutos en coche) encontraréis uno de los monumentos más visitados de la ciudad. Nos referimos al Sverd i Fjell, un conjunto de tres espadas de diez metros de alto incrustadas en la tierra, que sirven para conmemorar la Batalla de Hafrsfjord. Hay una espada más grande en honor al rey Harald (que tras esta batalla dominó toda Noruega) y dos más chiquititas en «honor» de los reyes que fueron derrotados en la batalla.

No os volváis locos: el monumento es curioso y merece la pena si vais en coche, porque se visita en un momentito, pero no pensamos que merezca la pena perder una tarde entera yendo en transporte público.

Crucero por el fiordo

Otra excursión tipiquísima es hacer un mini-crucero por el Lysefjord, el fiordo más cercano a Stavanger. Por toda la ciudad veréis empresas que ofrecen sus servicios, todas más o menos similares: unos 50€ por persona a cambio de un paseo en barco de entre tres y cuatro horas. Recorriendo este fiordo podréis ver el Preikestolen desde abajo, además de otros muchos atractivos turísticos naturales.

Extra: Trekking al Preikestolen

Aunque para nosotros el Preikestolen no debería quitarle protagonismo a Stavanger, lo cierto es que muchas personas van a la ciudad para hacer noche antes de hacer un trekking al día siguiente. Más allá de defender la visita a Stavanger, lo cierto es que son un binomio irrompible. Nosotros hicimos esa excursión al día siguiente y fue una de las experiencias viajeras que más nos han impresionado hasta el momento. Tanto que os hemos preparado un post con nuestra experiencia subiendo al Preikestolen.

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