Qué ver en Nusnäs, el pueblo en el que se fabrican los caballos de Dalecarlia

Nusnäs es una pequeñísima localidad del centro de Suecia, recostada apaciblemente sobre las aguas del lago Siljan. Podría parecer una de tantas poblaciones rurales sobre las que poco hay que decir, pero atesora una industria que mueve millones de euros al año. Y es que allí se fabrican los famosos caballos de Dalecarlia, uno de los grandes iconos del país. Como no podía ser de otro modo, en el pueblo es posible visitar fábricas y tiendas relacionadas con el juguete.

Un juguete del corazón de Suecia al mundo

Los orígenes del caballo de Dalecarlia se pierden en el tiempo. Se dice que surgió de una manera casi natural en el medio rural sueco, como una manera de entretenerse durante las largas noches invernales. Los padres tallaban caballos a puro cuchillo, para que sus hijos tuvieran un juguete con el que distraerse. Para que os hagáis una idea, las primeras referencias se encuentran documentadas a comienzos del siglo XVII.

El modelo actual, tanto en forma como en cuanto a la idea de pintarlo, parece que surgió a mediados del siglo XIX. Sea como fuere, el momento de expansión internacional si que está claramente documentado. Fue en la World Exhibition del año 1939 en Nueva York, cuando un artesano se plantó allí con un caballo de Dalecarlia de 2,8 metros de altura. Los encargos se sucedieron por miles, situando el pueblo en el que se fabricaban en el mapa.

Hablamos de Nusnäs, donde a día de hoy se siguen fabricando los caballos. Se trata de un pueblo chiquitísimo, en el cual conviven dos fábricas rivales: Nils Olsson Hemslöjd y A. Olssons Hemslöjd.

Turismo en Nusnäs

Cómo es la visita

Os vamos a contar cómo fue nuestra visita a Nusnäs, a donde llegamos después de visitar Mora y la isla Sollerön. Apenas tuvimos que conducir 20 minutos hasta llegar al enorme aparcamiento que hay en el medio de este pueblecito, el cual os dejará a escasos metros de ambos talleres. A modo de referencia, está en la calle Edakersvägen.

No hay mucha historia. Básicamente se visita una fábrica, luego la otra, se comparan precios, se vuelve al que más os interese y listo. En todo caso, se puede dar un pequeño paseo por el resto del pueblo, como ahora os vamos a mostrar.

Nils Olsson Hemslöjd

Empezamos por Nils Olsson Hemslöjd, básicamente porque fue la primera fábrica que vimos. Abre todos los días del año, de 9:00 a 18:00 de lunes a viernes y de 10:00 a 15:00 los findes (amplía el horario un poco en los meses de verano). La visita es gratuita, lo cual permite acceder a dos zonas claramente diferencias.

Por un lado, se visita el taller, en el cual hay unos poquitos paneles explicativos. En ellos se detalla cómo es el proceso de fabricación al completo, desde el tallado a la logística (pasando, obviamente, por la decoración). Se puede ver a artesanos trabajando en vivo y en directo, siempre respetando unas líneas rojas que hay en el suelo.

Después se accede a la tienda, un enorme espacio comercial en el que venden caballos de Dalecarlia de todos los formatos, tamaños y colores que podáis imaginar. ¡Hasta han ampliado la familia con pollos y cerdos!

No esperéis tiendas baratas. De hecho, todo el business está centrado en lo artesanal del proceso. Puede que en Estocolmo (o incluso en muchas tiendas Ikea) encontréis ejemplares de caballos de Dalecarlia a un precio irrisorio, pero aquí están los auténticos.

A. Olssons Hemslöjd

Después nos fuimos a visitar A. Olssons Hemslöjd, que está justo enfrente. Por un lado os diríamos que nos pareció menos auténtica, ya que la zona de taller es mucho más pequeña y prácticamente todo está centrado en la venta. Sin embargo, también hay que reconocer que tienen una variedad de producto mayor. El acceso también es gratuito y el horario es el mismo: de 9:00 a 18:00 de lunes a viernes y de 10:00 a 15:00 los fines de semana.

Eso sí, un punto a su favor es que es un lugar mucho más interactivo. De hecho, su principal elemento diferenciador es que tienen caballos de Dalecarlia sin pintar, organizando talleres todo el tiempo para que podáis decorarlos in situ. ¡Incluso hay unos cortados en contrachapado que se pueden utilizar de manera gratuita!

Otro punto a favor (mínimo, pero todo suma) es que el folleto que os darán al entrar es mejor en este taller, puesto que cuenta de una manera mucho más amplia tanto la historia del lugar como la del propio caballo.

¿Qué taller es mejor?

No penséis que hay mucha diferencia entre ambos. Si bien los caballos tienen un precio idéntico en ambos talleres, nos pareció ligeramente más económico el segundo taller, el A. Olssons Hemslöjd. Quizá sea porque tenían un catálogo más amplio, lo cual se traducía en ofertas y algún que otro objeto tirando a low cost, pero nos pareció más interesante y completa la visita al primero.

Eso sí, insistimos: el hilo conductor de todo el pueblo de Nusnäs es la artesanía y el producto de calidad. Los precios no son baratos: a modo de referencia, cuando fuimos nosotros (verano de 2022) un caballito de apenas 7 centímetros tenía un coste de 19€. ¡Poca broma!

¿Qué ver en el resto del pueblo?

Podríamos decir que el 99% de la visita a Nusnäs consiste en visitar ambos talleres, pero recorriendo el pueblo veréis algunas cosas interesantes. Quizá lo más destacado es un barco que hay junto al aparcamiento, que recuerda cómo antaño las iglesias ofrecían un servicio de transporte fluvial para facilitar el acceso a misa a sus escasos fieles.

Para nosotros lo más interesante fue ver cómo los propios habitantes del pueblo han comprado el discurso de los caballos de Dalecarlia. Dicho de otro modo: en todas las casas veréis caballitos en las puertas, en las ventanas y en los rincones más insospechados. Es como una especie de museo al aire libre, el cual también merece la pena.

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