Qué ver en Belfort, la ciudad a los pies de un león gigante

Belfort es una pequeña ciudad del este de Francia, no muy lejos de la frontera con Alemania y Suiza. Aunque no sea muy popular entre los turistas extranjeros, es un destino famoso en todo el territorio galo por su enorme león de piedra. Este es, sin duda alguna, una de las esculturas más impresionantes que se pueden visitar en esta zona de Europa. Eso sí, no solo de felinos vive la urbe, algo que os demostramos en este artículo con todo lo que ver y hacer en Belfort.

La ciudad de la resistencia

Belfort lleva siendo un sitio importante desde que hay humanos en el mundo. La ciudad está ubicada en la Brecha de Belfort, un paso natural entre el macizo del Jura, el macizo de los Vosgos y las cuencas hidrográficas del Rin y del Ródano. Por eso, ha registrado movimientos poblacionales desde los albores de la humanidad, aunque también ha sido una plaza muy cotizada en la Europa medieval, moderna y contemporánea.

Aunque de primeras no parece gran cosa, ya que su zona moderna no es especialmente bonita, en cuanto os acerquéis al centro os daréis cuenta de lo mucho que merece la pena Belfort. Tiene un casco histórico monísimo, de esos que recogen la esencia de Francia en su máxima expresión.

La visita es, además, bastante sencilla. Aparcar en el centro es fácil y tirando a barato (1,50€ tres horas en zona azul). Además, hay una enorme oficina de turismo en la cual os atenderán a las mil maravillas, para daros información no solo de la ciudad sino de su entorno inmediato.

Seguid leyendo y os enseñaremos cómo fue nuestra ruta de un día por Belfort.

Turismo en Belfort

Plaza de Armas

Empezamos a recorrer Belfort en su increíble Plaza de Armas. Es un espacio abierto amplio y lujoso, con mucha gente por todas partes pero con superficie suficiente para no ser agobiante.

Con un pequeño kiosko justo en el medio, en los alrededores tenéis algunos de los edificios más importantes de la ciudad. Hablaremos de ellos sin prisa, tal y como se merece una ciudad tan agradable como esta.

Ayuntamiento

El primero de ellos es el Ayuntamiento, construido en 1724 como residencia privada de François Noblat (una de las figuras más poderosas de Francia en su tiempo). Este consejero del rey se construyó un palacio espectacular, el cual pasó a tener la función de Casa Consistorial en el año 1786.

Catedral de San Cristóbal

Al lado, también en la Plaza de Armas, está la Catedral de San Cristóbal. Construida en el siglo XVIII, su principal seña de identidad es la piedra de color rosado que se utilizó para erigirla. En el proyecto participaron algunos de los ingenieros y artistas más importantes de su tiempo, por lo que hasta el último detalle está cuidadísimo. Mención aparte merece su órgano.

Hôtel du Gouverneur

También al lado del Ayuntamiento, aunque en dirección opuesta a la Catedral, está el Hôtel du Gouverneur. Originalmente era un arsenal, pero luego tuvo diferentes huéspedes que fijaron en ella su residencia oficial. En el año 1929 obtuvo la categoría de Monumento Histórico y actualmente es la Oficina de Turismo de Belfort. Tiene el horario típico de Francia (de 10:00 a 12:30 y de 14:00 a 18:00).

León de Belfort

Desde allí, apenas lleva cinco minutos subir hasta el León de Belfort. Conocido también como León de Bartholdi (por el nombre de su arquitecto), es el auténtico símbolo de la ciudad y de la región. Fue construido para conmemorar la resistencia heroica de Belfort durante la guerra franco-prusiana, pues fue duramente hostigada entre 1870 y 1871. El monumento se puso en marcha justo al año siguiente y las obras terminaron a finales de la década.

El león fue construido con bloques de gres rosa y tiene un tamaño de 22 metros de largo por 11 de alto. La visita cuesta un euro y permite el acceso hasta los mismos pies del monumento, desde donde se puede apreciar su enorme tamaño y también disfrutar de unas buenas vistas de los alrededores.

Hablando de vistas, en la Avenue du Général Sarrail está el punto de observación oficial del León, por si queréis hacer la típica foto. Eso sí, no hace falta decir que podréis contemplarlo desde prácticamente cualquier punto de la ciudad.

Aunque para el público español no sea muy conocido, este león fue nombrado el cuarto monumento favorito de los franceses en 2020. Hay réplicas (de menor tamaño) en París y en Montreal.

Ciudadela

Ya que estáis en el león, levantad un poquito más la cabeza y fijaos todavía más arriba de la montaña. Allí os espera la Ciudadela de Belfort, construida en diferentes etapas desde la Edad Media hasta el siglo XIX. Se puede visitar su interior, que alberga parques, miradores y museos.

Recinto amurallado

La Ciudadela forma parte de un conjunto mayor: las Murallas de Belfort. Quitando un pequeño tramo que fue demolido por la expansión de la ciudad, el resto se ha conservado en un estado impecable.

Se pueden visitar algunas de sus torres, las cuales han sido convertidas en museos. También se conserva la Puerta Brisach, que muestra los símbolos del Rey Sol.

Antes de seguir hablando de elementos concretos, queremos poner en valor el casco histórico de Belfort como conjunto. Es una ciudad puramente francesa: tranquila y elegante, pero a la vez llena de sorpresas.

Siempre nos sorprende la «profundidad turística» de Francia, pues prácticamente en cualquier rincón del país vecino aparecen ciudades como esta, de las cuales no habíamos oído hablar pero quedamos enamorados de por vida.

Fuentes

En el centro de Belfort hay dos fuentes muy populares. La primera es la Gran Fuente, ubicada en el antiguo mercado de pescado de la ciudad. Fue mencionada por primera vez en un documento del año 1497.

Por otro lado, muy cerquita de ella está la Pequeña Fuente, en la cual están los escudos de armas de Belfort y de la Casa de Austria.

Escuela Jules Heidet

Un edificio que brilla con luz propia es la Escuela Jules Heidet, construida originalmente en el siglo XIV. Fue reformada posteriormente en el siglo XVI por los burgueses de la ciudad. Alberga una de las instituciones educativas más antiguas del país, pues desde 1827 lleva operando de manera ininterrumpida.

Casa Perello

Otro edificio que no os debe pasar desapercibido es la Casa Perello. Actualmente es un bar, pero se trata de una de las tiendas de ultramarinos más antiguas de toda Francia.

Plaza de la República

Antes decíamos que un trozo de las murallas fue demolido para que pudiese crecer la ciudad. En realidad, Belfort ya había crecido, pero cuando ya no hacían falta unas murallas enormes se demolió esta parte para facilitar la vida en la urbe. Fruto de este proceso nación la Plaza de la República, uno de los espacios más emblemáticos del lugar.

Allí se encuentra el Monumento a los Tres Asedios, otro homenaje a la valentía y la braveza de los habitantes de Belfort.

Gran Hôtel du Tonneau d’Or

En esta zona de la ciudad también hay edificios muy interesantes. Un gran ejemplo es el Gran Hôtel du Tonneau d’Or, un magnífico edificio que muestra el esplendor que vivió la ciudad entre los siglos XIX y XX.

Hôtel du Department

Hablando de hoteles, no queremos dejar de hablar del Hôtel du Department. Aunque no venga marcado en el mapa turístico de Belfort, su fachada roja es de una belleza extraordinaria.

Zona del río

Cambiando radicalmente de tercio, no os podéis ir de Belfort sin visitar la zona más pegada al Savoureuse. El río que atraviesa la ciudad deja a su paso uno de sus espacios más adorables, con un bonito bulevar junto a la orilla.

No os podéis perder el bonito Pont Carnot, la cara más monumental de la zona.

Gran Teatro

Y, hablando de edificios con poderío, el Gran Teatro de Belfort fue construido en 1980. Es fiel reflejo de la animada vida cultural y social que hay en la ciudad.

Calle Faubourg

Aprovechad que estáis por allí para visitar la cercana Calle Faubourg de France, donde os esperan edificios históricos, murales o la estación de tren (un edificio art deco espectacular). Este es el último gran ensanche no planificado de la ciudad, reflejo de la industrialización de finales del siglo XIX.

Museos de Belfort

No los hemos mencionado hasta ahora para hacerlo en bloque, pero lo cierto es que Belfort es súper interesante en cuanto a museos se refiere. Justo en lo alto de la ciudad, en la Ciudadela, está el Museo de Historia.

Además, en las diferentes torres de las murallas tenéis varios sitios en los que hacer una parada: Torre 27, un escape room; Torre 41, el Museo de Bellas Artes; Torre 46, reservado para exposiciones temporales…

Leones

Tampoco os hemos hablado del divertido safari de Leones que hay repartido por toda la ciudad. Es una propuesta similar a la de los gnomos de Breslavia, pues por toda Belfort veréis pequeñas estatuillas con forma de león. Hay más de 150 y los más emblemáticos están marcados en el mapa turístico con huellas.

Alrededores de Belfort

Por último, una recomendación. Aunque nosotros solo hicimos una parada de un día en Belfort, lo cierto es que es una ciudad muy propicia para un fin de semana e incluso más. En sus alrededores se puede encontrar el Ballon d’Alsace, una de las montañas más bonitas de Francia. Además, también hay muchos pueblecitos y espacios naturales que merecen la pena.

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