Las Piedras de Ale, la versión sueca de Stonehenge

Uno de los lugares más fascinantes del sur de Suecia es el conjunto megalítico conocido como Piedras de Ale (Ales stenar, en idioma local). Imaginad una especie de Stonehenge a la sueca, solo que junto a la costa y no en medio de la campiña. En este artículo os contamos más sobre este increíble lugar y os mostramos cómo fue nuestra visita.

Un conjunto megalítico a orillas del Báltico

59 bloques de granito. Dicho así puede parecer un lugar cualquiera, pero si os decimos que están dispuestos en forma de barco, a lo largo de 67 metros y asomados al mar Báltico… ¡la cosa cambia!

Según la tradición más antigua, las Piedras de Ale son una especie de monumento funerario. Y es que se dice que los restos mortales del rey Ale el Fuerte (de ahí el nombre) están enterrados bajo el monumento.

Según los estudios más fiables, se trata de un conjunto creado a finales de la Edad del Hierro nórdica. Dicho de otro modo, más o menos en el siglo VI después de Cristo. Sin embargo, una campaña de excavación del año 2012 descubrió restos de un dolmen mucho más antiguo (del tercer milenio antes de Cristo). Aunque al principio pensaron que esto indicaba un cambio de fecha, finalmente parece que simplemente fueron materiales utilizados para construir el conjunto en la primera fecha que os hemos dado.

Sea como fuere, se trata de un lugar con una energía especial. No sabemos si será por su ubicación, por la disposición de los bloques o por el folclore asociado a las Piedras de Ale, pero lo cierto es que es una visita absolutamente imprescindible en el sur de Suecia.

Cómo es la visita a las Piedras de Ale

Aunque es una visita sencilla, lo cierto es que se trata de un lugar concurrido. Lo primero que tenéis que tener en cuenta es que hay dos aparcamientos: uno enorme y gratuito, que está justo al inicio de la ruta; y otro unos 500 metros antes, que cuesta 2€ la hora (se paga con Easyparking) y al cual os veréis avocados en caso de que el primero esté lleno.

Supongamos que habéis podido ir hasta el aparcamiento más cercano a las Piedras de Ale. Desde allí os espera una caminata de unos 600 metros, la cual os hará primero ganar nivel mediante una larguísima escalera. Una vez superéis el último peldaño, caminaréis por un largo prado mientras un montón de vacas custodian vuestros pasos.

Una vez estéis frente al conjunto megalítico, simplemente os queda disfrutar de la experiencia. Las Piedras de Ale son preciosas, desprenden magia y están integradas en el paisaje de una manera absolutamente magnífica.

Merece la pena que deis un paseo por los alrededores, ya que la costa del Báltico es especialmente bonita en esta zona. Asomaos a sus acantilados y contemplad lo bonito que se pone el litoral sueco (sobre todo si tenéis la suerte de ir en un día de buen tiempo).

Antes o después de ver las Piedras de Ale, os recomendamos echar un ojo por los alrededores del aparcamiento. Allí os esperan un bonito y coqueto puerto, tiendas, restaurantes, heladerías… Vamos, la típica mini-industria que siempre surge al calor de un monumento muy visitado.

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