Aunque en la web tenéis un post enorme sobre Vilna, hoy queremos dedicarle unas líneas aparte a una de las zonas que más nos gustaron de la ciudad e incluso de toda Lituania. Nos referimos a la República de Uzupis, el bohemio barrio que se puede encontrar a orillas del río Vilna. En este artículo os vamos a contar por qué se trata de un sitio tan especial y los muchos motivos que existen para visitarlo.
Un país independiente en el corazón de Vilna
Como en cualquier otra gran ciudad europea, en Vilna hay un barrio bohemio en el que sus artistas brillan con luz propia. En este caso, se trata del barrio de Uzupis, equiparable en cuanto a vida cultural a otros mucho más conocidos como Montmartre (París) o Malasaña (Madrid).
Antaño era un sitio marginal y degradado (Uzupis significa literalmente «al otro lado del río»), siendo un claro foco de delincuencia y prostitución. Sin embargo, eso también hacía que los precios fueran baratos, así que poco a poco fueron llegando estudiantes y artistas dispuestos a cambiar las cosas.
El momento clave lo encontramos el 1 de abril de 1998, cuando los residentes del barrio declararon su independencia. Así, sin paños calientes, crearon su propia bandera y su propia moneda, además de elaborar una preciosa constitución e incluso poner en marcha un ejército que hoy en día está formado por 17 personas.
Aunque la soberanía de Uzupis no está reconocida por ningún país, no hace ninguna falta. Se trata de un movimiento a medio camino entre la sátira y la comedia, en donde se donde se ensalzan valores humanistas y se apuesta por dinamizar un barrio que es de lo mejorcito que se puede encontrar en las bálticas.
Qué ver y hacer en Uzupis
La visita a Uzupis no podría ser más guay. Está muy cerca del centro, a escasos diez minutos caminando de la popular Calle Pilies. Básicamente hay que cruzar por un pequeño puente y, por arte de magia, estaréis en otro país.
Antes de cruzar, no olvidéis fotografiar el cartel de la entrada, donde se indican las normas: buen rollo, no conducir a más de 20 kilómetros por hora, respetar el arte y no arrojar coches al río.
La verdad es que ese tema se lo toman muy a pecho, al menos desde un punto de vista turístico. Lo primero que veréis al llegar es una tienda que hace las veces de checkpoint, donde se ofrecerán gustosos a sellar vuestros pasaportes. Por supuesto, también podréis comprar moneda de Uzupis (que no es de curso legal) o imanes de nevera.
Uzupis está formado por tres o cuatro calles, todas ellas llenas de encanto. En ellas encontraréis algunos de los restaurantes más bohemios de Vilna, tiendas con artesanía de verdad o pinturas murales que se pueden contemplar de manera gratuita.
Sin lugar a dudas, el punto más visitado del barrio es un mural en el que se recoge la constitución de Uzupis en decenas de idiomas. La carta magna del país recoge derechos fundamentales como el derecho a equivocarse, a ser felices o a no comprender nada. ¡Como tiene que ser!
Pudiera parecer que Uzupis no es algo imprescindible, al menos en una ciudad con tantas cosas para ver como Vilna. Sin embargo, os recomendamos encarecidamente ir hasta allí. Es uno de esos sitios en los que se respira algo especial, os sentiréis acogidos desde el primer momento y seguro que veis cosas insólitas.