Gruto Parkas, el extraño parque temático del comunismo en Lituania

Hoy vamos a enseñaros uno de los sitios más raros de los que hemos estado en nuestra vida: Gruto Parkas (conocido también como Grutas Park o coloquialmente como Stalin’s World). Se trata de una mezcla entre parque temático del comunismo, zoo, zonas de juegos infantiles y área de pernocta para autocaravanas. Todo ello en una ubicación marginal al sur de Lituania, casi en la frontera con Bielorrusia. ¿Cómo nos íbamos a perder algo así en nuestro viaje por las repúblicas bálticas?

Una exposición soviética única a nivel mundial

La primera vez que oímos hablar de Gruto Parkas no dábamos crédito. ¿Cómo podía existir un lugar tan loco? ¿Y cómo llegó a formarse? La respuesta a nuestras preguntas había que encontrarla en 1990, cuando Lituania recuperó su independencia tras salir de la URSS. Rápidamente se eliminaron las esculturas, monumentos e inscripciones de época soviética que estaban repartidas por todo el país.

Aunque lo normal hubiese sido que se destruyesen o que acabasen en el olvido, el magnate de los champiñones (no es broma) Viliumas Malinauskas acudió a las autoridades soviéticas para reclamarlas, pensando en construir un museo que sería financiado por él mismo. Fue así como, en las húmedas tierras del Parque Nacional de Dzukija, se creó esta especie de parque temático soviético. Es como la pizza con piña, ya que no alberga término medio: la gente lo ama o lo odia, pero a nadie le deja indiferente.

El proyecto no solo incluía la exposición de las diferentes estatuas que se habían podido conseguir, sino que se recrearon todo tipo de estructuras relacionadas con la época soviética: torres de guardia, escenarios para mítines políticos, escuelas…

Como el comunismo no le interesa al público joven, Malinauskas decidió que era buena idea que toda la parafernalia soviética conviviese con un zoo. ¿Por qué no? Así, a la vez que se contemplan bustos de Lenin o Stalin es posible ver a avestruces correteando de un lado para otro, a gallinas poniendo huevos o a un oso tumbado en su jaula.

«¿Para qué quedarse ahí pudiendo hacer también que el sitio fuese un parque infantil? ¡Echemos unos columpios y unos toboganes!». Eso fue lo que debió pensar Malinauskas, y por supuesto lo hizo. También agregó un restaurante en el que se sirven recetas de época soviética y una tienda de souvenirs en la que puedes comprar todo tipo de reliquias.

Y, para terminar de diversificar el negocio, en la explanada de enfrente es posible pernoctar con tu furgoneta o autocaravana, siempre y cuando le des 10€ al señor de la puerta. No sabemos si esto es parte del modelo de negocio del magnate de los champiñones o simplemente el vigilante es un lince, pero el caso es que puede hacerse.

En el año 2001 Gruto Parkas ganó el Ig Nobel Peace Prize, un premio satírico que reconoce su gran labor en el mantenimiento de la paz y la justicia. Para hacerlo todo aun más entrañable, desde el año 2007 están en disputa con la agencia lituana que gestiona el copyright y los derechos de autor en el país, ya que los escultores de las obras quieren su pedacito del pastel.

¿Entendéis ahora que quisiésemos hacer esta súper visita? ¡Menuda fantasía!

Cómo es la visita a Gruto Parkas

Gruto Parkas no es un sitio precisamente accesible. De hecho, está a dos horas de Vilna, que incluyen recorrer carreteras que están en un estado más que dudoso. Una vez lleguéis allí, lo primero es que el señor que vigila el aparcamiento os trate mal y os indique que las entradas se compran al fondo.

Empieza aquí esta bonita experiencia, paseando con avestruces a un lado y trenes de los que llevaban presos a los gulags en el otro. En seguida llegaréis a la caja, donde la persona más borde del mundo os cobrará 10€ por persona y os dirá entre gruñidos y blasfemias que si queréis un folleto tenéis que pagar un euro más.

El caso es que ya estáis dentro del paraíso. ¡A disfrutar! La visita consiste básicamente en dos anillos: uno para los comunistas tope de gama a nivel mundial y otro para los de nicho (lituanos, rusos desconocidos y demás).

Por el camino, os toparéis con tres pequeños museos: el Centro de Información, de temática general; la Biblioteca, que simula una pequeña biblioteca de época soviética; y la Galería de Retratos, con cuadros de diferentes líderes soviéticos. Por supuesto, el personal de los museos nos trató fatal. Incluso una señora se atragantó con su sopa al decirnos que estábamos respirando mal (o algo parecido que no acabamos de entender).

En los tres se pueden contemplar infinitos objetos: monedas, pasaportes, armas, pequeñas esculturas, libros, periódicos, vidrieras… Todo lo que imaginéis, pero empanado en comunismo, que es como entra mejor.

Durante el paseo veréis torres de vigilancia, autobuses y otros objetos outdoor de época soviética. Es como estar en un parque de atracciones, así que id bien atentos o de lo contrario os perderéis grandes sorpresas.

Una vez os deis un estupendo baño de comunismo, podéis visitar el extrañísimo zoo que tienen montado. Zebras, camellos, las avestruces más grandes que podáis imaginar, canguros, un oso e incluso una escultura de una gallina gigante. Una vez más… ¿por qué no?

Si habéis decidido ir a este pozo del bizarrismo con niños, también tenéis a vuestra disposición una mezcla entre parque de atracciones y parque infantil en el que echar el rato. Eso sí, no os recomendamos usarlo si luego no os apetece ir al médico a que les pongan una inyección contra el tétanos, ya que estaba todo oxidado y en un estado pésimo.

Por terminar de dar detalles sobre el sitio, os diremos que no se puede entrar con perros, que tienen un delicioso hilo musical con temas de la época y que hay una máquina de esas de feria para dar puñetazos y comprobar tu potencia muscular.

En definitiva, en nuestra opinión es un lugar imprescindible si estáis en el sur de Lituania, aunque solo si os gustan la Historia, lo raro o las dos cosas. Nosotros lo pasamos en grande, pero únicamente porque somos idiotas, así que si eres una persona normal lo mejor es que no vayas.

Información práctica

  • Ubicación: Grūto k., Druskininkų r. 66441, Lituania
  • Horario:
    • Enero y febrero: de 9:00 a 18:00.
    • Marzo, abril y septiembre: de 9:00 a 20:00.
    • Mayo: de 9:00 a 21:00.
    • Junio, julio y agosto: de 9:00 a 22:00.
    • Octubre: de 9:00 a 19:00.
    • Noviembre y diciembre: de 9:00 a 17:00.
  • Tarifas: 10€/persona.

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