El Santuario de Arrate es uno de los enclaves religiosos más influyentes de Gipuzkoa. Se encuentra ubicado en la cima del monte homónimo, el cual pertenece al término municipal de Éibar. En este artículo os contamos su historia, sus tradiciones y cómo hacer la visita.
Sentimiento religioso de alta montaña
La leyenda de la Virgen de Arrate es similar a la de otras advocaciones marianas. En este caso, la virgen se apareció a un pastor de la zona, lo cual impulsó la construcción de un templo. En teoría iba a ser erigido en un lugar más favorable, pero la virgen misma volvió a aparecer (esta vez en forma de ángel) y trasladó los materiales a lo alto del monte Arrate, a más de 500 metros por encima del nivel del mar.
Sea como fuere, lo cierto es que la Virgen de Arrate es venerada en la comarca desde el siglo XI. La imagen del templo data del siglo XIV, mientras que las primeras referencias documentales que se han hallado del santuario son de finales del siglo XV. En ese momento era un lugar de descanso para los peregrinos que transitaban Éibar de camino a Santiago de Compostela, tal y como acredita una hospedería que estuvo en pie desde 1508 hasta 1973.
A nivel arquitectónico, la mayor parte del edificio actual procede de una reconstrucción del siglo XVII. Eso sí, se mantuvo un estilo muy tradicional, con una única nave cubierta por la típica bóveda artesonada de madera que tanto se ve por Euskadi e Iparralde.
Puede que por fuera os parezca poca cosa, pero os aseguramos que por dentro es una maravilla. Tenéis que hacer lo posible por entrar, no solo porque es gratuito y por la propia talla de la Virgen de Arrate (a medio camino entre el románico y el gótico), sino porque es un auténtico museo de arte sacro. El altar mayor es una de las joyas barrocas del País Vasco, mientras que a ambos lados encontraréis enormes pinturas murales del pintor Ignacio Zuloaga.
Un entorno perfecto, aunque con cicatrices
La visita al Santuario de la Virgen de Arrate merece la pena no solo por el edificio religioso o por su significado, sino también por su ubicación. Al estar en lo alto de esta montaña eibarresa, disfrutaréis de una vistas espectaculares de uno de los lugares más bonitos del interior de Gipuzkoa.
Además, si tenéis la suerte de pasar por allí el 8 de septiembre, os encontraréis con la fiesta de Arrate. Es uno de los eventos más importantes del País Vasco, pues además de los actos religiosos se celebran conciertos, concursos de bailes tradicionales o pruebas de deportes vascos. Vamos, una oda al folclore en toda regla.
Y si no lo vuestro es más la historia que la religión, también tenéis motivos para ir. En los alrededores del templo encontraréis el Centro de Interpretación del Frente de la Guerra Civil de Éibar, un espacio memorial que incluye tanto un pequeño museo como diferentes paneles informativos por los alrededores. Que no os engañen los disparos que se escuchan permanentemente, que en su caso es por la cercanía de un campo de tiro al plato.
Por cierto, mucha paciencia subiendo en coche hasta el santuario. Hay un camino principal que no tiene ninguna complicación, pero a nosotros el GPS nos llevó por una carretera empinadísima y con más curvas de las que podemos recordar. ¡Fácil no fue!