¿Estáis pensando en viajar a Aarhus? Si es así, no podéis dejar de leer este post, en el que os contamos todo lo que tenéis que saber para preparar una visita a la ciudad: qué ver, qué hacer, trucos para sacarle todo el partido y mucho más. Vaya por delante que fue un sitio al que viajamos de pura casualidad, pero que una vez allí nos cautivó y nos hizo darnos cuenta de que la improvisada visita había sido una idea estupenda.
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Aarhus, capital mundial del hygge
Aarhus se ha ganado a pulso ser uno de los principales destinos turísticos de Dinamarca. La segunda ciudad del país en lo que a número de habitantes se refiere ofrece al viajero mucho patrimonio, está rodeada de naturaleza y tiene una propuesta cultural tan animada como variada. Vamos, que no se puede pedir mucho más.
Ubicada en el centro de la Península de Jutlandia, más del 15% de su población es de origen extranjero (una cifra altísima para los estándares daneses). Si a esa multiculturalidad se le suma que es una de las ciudad con la población más joven del país, se tiene el caldo de cultivo perfecto para que surjan buenas ideas: calles llenas de color, actividades culturales, un ambiente magnífico en cualquier época del año…
Además, es una ciudad muy fácil de visitar. Pese a ser grande, sus principales atractivos turísticos están muy cerquita unos de otros, y los que están a las afueras están bien comunicados. Todo son ventajas, así que no lo dudéis: Aarhus es uno de los sitios más interesantes de Dinamarca.
Siempre se asocia Copenhague al hygge, el secreto de la felicidad que tan celosamente guardan los daneses. Sin embargo, en Aarhus encontraréis todo lo necesario para disfrutar de ese modo de vida tan particular y que tanta importancia le da a las pequeñas cosas.
Las siete cosas (y una extra) que no te puedes perder en Aarhus
Recorrer el casco histórico
Empezamos por un básico que cobra especial relevancia en un sitio como Aarhus: patearse su casco histórico es una experiencia formidable. ¿Pequeñas casitas de colores propias de un cuento de hadas? ¡Presentes! ¿Arquitectura de vanguardia con formas inverosímiles? ¡Presentes también!
Nos gustó mucho la diversidad que encontramos en la ciudad. Tan pronto estábamos caminando por estrechas, coloridas y tranquilas calles en las que el tiempo parecía haberse detenido, como de pronto nos veíamos en medio de la típica avenida comercial europea llena de gente.
Recorrimos muchas calles, pero no fue una paliza. El casco histórico es muy cuco, todo se concentra en un espacio de terreno más que razonable.
Catedral de San Clemente
El principal edificio de la ciudad es la Catedral de San Clemento, un templo gótico (aunque con algunos restos románicos) construido fundamentalmente en ladrillo de color rojo.
Tiene algunos récords que le convierten en uno de los edificios más singulares de Dinamarca, como por ejemplo ser la iglesia más larga (93 metros) y también la más alta (96 metros). También tiene el órgano más grande o es el edificio danés con más frescos.
No tiene pérdida, ya que su torre de color verde se ve desde casi cualquier punto de la ciudad.
Ir de museos (y otras actividades para un día de lluvia)
Si por algo destaca Aaarhus es por la cantidad de actividades en espacios cerrados que se pueden realizar, algo que siempre se agradece en una ciudad en la que llueve con más frecuencia de la que estamos acostumbrados en el sur de Europa.
Eso si, curiosamente su principal museo es al aire libre: nos referimos a Den Gamle By, un conjunto de 75 edificios históricos trasladados a Aarhus desde toda Dinamarca con el que se hace un repaso a la arquitectura tradicional del país.
Otros museos destacados son el Moesgard (un museo histórico que abarca desde la Prehistoria hasta los Vikingos), el Museo de Arte Moderno o el Museo Vikingo.
A modo de curiosidad, si os gustan los parques de atracciones también podréis visitar el Tivole Friheden, especialmente recomendable en época navideña.
Shopping (del bueno)
No suele ser lo que más nos interese de las ciudades, pero tenemos que reconocer que en este caso sucumbimos. Si os gusta ir de compras, Aarhus es vuestra ciudad. No solo por la enorme oferta de tiendas auténticas (nada de franquicias) que podréis encontrar en las calles comerciales del casco histórico, sino también por los impresionantes centros comerciales de diseño con los que os encontraréis.
Hacednos caso: os resultará muy difícil no acabar la tarde con un par de bolsas en cada mano.
Merienda hygge
Esto si que lo valoramos más, precisamente por eso acabamos muy sorprendidos: Aaarhus es un sitio excelente para desayunar, comer, merendar, cenar, tomar una copa y/o cualquier otra actividad que se os ocurra entorno a una mesa.
La oferta es de una calidad increíble y está adaptada para todos los públicos, por lo que repetimos la advertencia: será misión imposible pasar un día en Aarhus y no acabar yendo a uno de sus establecimientos.
Alimentar ciervos en el Marselisborg Deer Park
Aunque Aarhus está rodeado de espacios naturales, queremos recomendaros uno en concreto: el Marselisborg Deer Park. ¿Qué tiene de especial? Pues ni más ni menos que podréis pasear por él junto a cientos de ciervos en libertad, en una experiencia de esas que no se olvidan con facilidad.
Importante: antes de ir, comprad un buen cargamento de manzanas y zanahorias. ¿Lo habéis hecho ya? Comprad más, porque os quedaréis siempre cortos.
Si ya estáis pertrechados, id para allá. Según lleguéis, veréis unos cuantos ciervos. Dadles de comer, pero seguid caminando, pues a la vuelta de la primera colina encontraréis una cantidad inimaginable de estos simpáticos animales.
Están muy acostumbrados al trato con humanos, así que seguro que lo pasáis en grande. Eso sí, recordad que estáis en su hábitat: tratadlos con cuidado, no hagáis mucho ruido y aseguraos de que para ellos también sea una buena experiencia.
Extra: el Festival de Aarhus
Hemos dicho siete cosas, pero aquí vamos con un pequeño extra. En la ciudad se celebra desde 1965 el popular Aarhus Festuge: un festival de diez días de duración en el que artistas de todas las disciplinas se dan cita para poner patas arriba la ciudad. Normalmente se celebra al final del verano (últimos días de agosto y primeros de septiembre), y si tenéis oportunidad de ir no lo dudéis ya que tiene mucha fama. Dicen que es el evento cultural más importante de toda Escandinavia.