Ruta de pintxos por Hondarribia, el templo gastronómico de Gipuzkoa

Más allá de su patrimonio o su naturaleza, Hondarribia es una potencia turística por su excelente propuesta gastronómica. Es uno de los puntos calientes de la cocina vasca, gracias a una interminable sucesión de bares y restaurantes en la que la cocina de vanguardia es llevada a su máxima expresión. Fruto de innumerables visitas, aquí os traemos una ruta de pintxos por Hondarribia. Esperamos que os guste y que os haga disfrutar tanto como a nosotros.

Gastronomía de vanguardia en pequeñas dosis

Antes de nada, empecemos por hacer una sencilla introducción a los pintxos. Básicamente se trata de pequeños platos que sirven de aperitivo, para acompañar a una bebida mientras se disfruta de la vida en compañía de gente interesante. Podríamos hablar de dos tipos:

  • Pintxos fríos o de barra: están ya preparados, simplemente tienes que elegir los que te entren por los ojos y gozar de su sabor.
  • Pintxos calientes: los hacen al momento y suelen ser algo más elaborados.

A diferencia de las tapas (que suelen ser gratuitas), los pintxos se pagan. A modo de referencia, tienen un coste de entre 2€ y 5€ en función del lugar o de lo que lleven.

Ir de pintxos, en el sentido de salir a comer o a cenar, suele tener un coste de 15€/20€ por persona. Con eso debería daros para aproximadamente tres bebidas y tres elaboraciones, que se pueden pedir en el mismo bar o en diferentes establecimientos.

Nosotros aquí os traemos una ruta de pintxos por Hondarribia, en la que el eje principal es la San Pedro Kalea o Calle de San Pedro. Es una propuesta tirando a subjetiva, pero en la cual hemos intentado recoger los establecimientos más míticos del pueblo. Pedimos disculpas a los que se hayan quedado en el tintero, pero esta ruta solo es una referencia. Si alguno os llama la atención, dadle una oportunidad: no suelen fallar.

Cinco paradas imprescindibles y una pequeña sorpresa

Gran Sol, el buque insignia

Comenzamos con el gran emblema de los pintxos de Hondarribia. Y es que la fama del Gran Sol llega hasta Japón, donde tienen incluso otro establecimiento. Es un lugar muy popular, en el que siempre es difícil encontrar hueco y cuyas elaboraciones ganan premios con relativa frecuencia.

Cualquier pintxo que pidáis en el Gran Sol será excelente, no cabe duda. Nosotros solemos decantarnos por el Jaizkibel (un champiñón relleno de mousse de queso, con jamón y ali oli) y el Codito (un taquito de codito de cerco con crema de puré de patatas y un toque de caramelo). También solemos pedir croquetas, las cuales son brutales.

Si vais a ir de ruta, os recomendamos ir a este muy temprano o muy tarde. Si no, os tocará esperar un buen rato.

Sardara, el eterno padawan

Si queréis seguir en la vanguardia, la otra cara de la moneda es el Sardara. No es tan famoso ni está tan concurrido como el Gran Sol, pero es el eterno candidato a destronarle como el bar más emblemático de la zona.

Tiene algunos pintxos míticos, con los cuales también ha ganado bastantes campeonatos. Quizá el más representativo sea el Barbalada, con el cual fueron campeones de Euskadi en 2016. Es un bacalao en tres texturas e infinitos matices: lima, chile, mermelada de pimiento rojo…

Destacan también por la Clotxa (un bollo relleno de escalivada, sardina y bacalao) y el Zortziko (mollete de papada glaseada).

Itxaropena, el paraíso de los rusos

Si preferís una propuesta algo más clásica, el Itxaropena es la opción ganadora. Nosotros no hay día en el que no pasemos por su barra para disfrutar fundamentalmente de sus filetes rusos en salsa o de sus albóndigas gigantes. ¡Auténticamente espectaculares!

Otros pintxos que pedimos habitualmente son la chistorra (la mejor de la zona), su mejillón relleno o sus champiñones. Mención aparte merecen sus gambas a la gabardina, crujientes a más no poder.

Por último, tampoco os podéis ir de allí sin probar sus bolas de queso y/o de marisco. Es una especialidad de la zona que aquí elaboran como en ningún otro lugar.

Loretxu Jan & Edan, parada obligada

Estáis viendo que de cada bar os recomendamos diferentes opciones, ¿no? Pues aquí viene la excepción. En el Loretxu Jan & Edan, entrad y pedid directamente el taco de vaca. No hay palabras para describir lo absolutamente delicioso que siempre está este manjar de dioses.

Tienen abundantes raciones y muchos otros pintxos. Siendo justos, también nos flipa su lomo de bacalao, no deberíais iros de allí sin probarlo. Sin embargo, tened claro que el taco de vaca es la opción ganadora y que hay que pedir (al menos) uno por persona.

No os olvidéis de los clásicos

Por último, en un mundo de vanguardia y posverdad, queremos romper una lanza en favor de los bares más clásicos de Hondarribia. Todos juntos forman un conjunto y en ellos veréis a los más viejos del lugar (garantía de éxito).

La fórmula ganadora aquí consistiría en dejarse caer por:

  • Txantxangorri: sus tortillas. ¡Probad sus tortillas!
  • Maite: sencillo y sin fanfarria, pero a la vez buena elección.
  • Conchita: nuestro favorito. Sus anchoas fritas con ajo y pimientos son gloria bendita.
  • Lekuona: muy buenos pintxos de barra.

Extra: los helados de Hondarribia

Y, para terminar con esta ruta… ¡el postre! Si bien es cierto que en muchos de estos sitios encontraréis pintxos dulces, nosotros os recomendamos que vayáis en busca de un helado. Y aquí, la opción ganadora está clarísima: la Heladería La Valenciana. Elaboración artesanal, trato cercano e infinitos sabores. Pocas experiencias hay mejores en esta vida que pedirse un cucurucho y darse un garbeo por el Paseo Butrón.

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