Qué ver en Stirling: cinco cosas que no te puedes perder

El antiguo burgo de Stirling es una de las excursiones más típicas desde Edimburgo. A escasos 50 minutos en coche desde la capital de Escocia, en su coqueto casco histórico encontraréis todo lo que cabría esperar de una ciudad medieval en el norte de las islas británicas: calles empedradas en las que siempre está lloviendo, un impresionante castillo, edificios señoriales y una iglesia en la que han sido coronados reyes desde muy antiguo. Por supuesto, tampoco faltan las referencias a William Wallace, el héroe nacional.

Bien haríais es seguir leyendo y descubrir este precioso lugar, pues es una de las mejores excursiones que podéis hacer desde Edimburgo.

Stirling, la mejor excursión de un día desde Edimburgo

Habitada desde la Edad de Piedra, la ubicación de Stirling le ha convertido en protagonista de la Historia de Escocia en prácticamente todas las épocas. Su colina fue clave en la invasión romana de Britania, más tarde pasó a ser uno de los burgos medievales más desarrollados de la región (siendo, junto a Londres, la única ciudad en la que se han coronado reyes en todo Reino Unido) y posteriormente protagonizó las batallas crudísimas por su control en sucesos como las protestas Jacobitas.

Un cierto halo de misterio envuelve a esta localidad de algo más de 30000 habitantes, pues en Stirling se llevan apareciendo fantasmas desde hace ya muchos siglos. Aunque la Dama Rosa del Castillo y las innumerables noticias de apariciones en el motel Settle Inn son las más famosas, en este blog no podemos dejar de hablar del fantasma español que habita en el castillo, el cual trata bien a sus compatriotas pero asusta al resto.

En ese caldo de cultivo, seguro que no sorprende a nadie la fama que tiene Stirling como destino turístico. Y es que esas historias y leyendas han hecho que llegue hasta nuestros días un lugar único, lleno de edificios súper interesantes y bien conservados. Además, prácticamente todo está concentrado en un palmo de terreno, por lo que es una visita que se hace cómoda y agradable. Eso, en un contexto en el que la lluvia suele estar presente, es de agradecer.

Cómo llegar a Stirling

Lo hemos dicho por activa y por pasiva: Stirling es una excelente excursión de un día (o incluso de medio) si estáis haciendo una escapada a Edimburgo. Y no solo por lo cerquita que están ambas ciudades (60 kilómetros), sino por lo bien comunicadas que están. Las opciones más típicas para ir de Edimburgo a Stirling son:

  • Coche propio: obviamente, la opción más rápida y cómoda. Son 50 minutos, no más, que se hacen en su mayoría por la M9. Os recordamos que en las Islas Británicas, a diferencia del resto de Europa, se conduce por la izquierda.
  • Autobús: el trayecto dura unos 60-70 minutos y se hace con la línea 909 de Scottish Citylink. Salen normalmente cada hora y tienen un coste aproximado de 12£ ida y vuelta.
  • Tren: es la opción más rápida, pues en apenas 50 minutos salvarás la distancia entre las dos ciudades. También es la más económica, ya que por 10£ conseguirás billetes de ida y vuelta. Los trenes desde Edimburgo salen desde la estación de Waverley y están operados por Scotrail.
  • Taxi: si vais varias personas y queréis ir en un horario raro o simplemente os apetece disfrutar de la elegancia de los taxis escoceses, el trayecto os costará unas 100-110£ (a repartir entre todos los que vayáis en el vehículo).
  • Coche compartido: por último, encontrar un BlaBlaCar entre Edimburgo y Stirling es relativamente sencillo. El precio por trayecto está entre 5 y 8 libras.

Cinco visitas imprescindibles en Stirling

Paseo por la Old Town

De una manera o de otra, esto es lo primero que hacemos todos los viajeros que vamos a Stirling. Su trazado es una auténtica maravilla de herencia medieval, con esas inconfundibles calles empedradas como seña de identidad. Los rincones con encanto que encontraréis en un paseo por la ciudad vieja de Stirling son infinitos.

Como en toda ciudad con castillo, veréis ciertas diferencias entre la zona baja y las callecitas que van ascendiendo por la colina. Estas últimas, conocidas como Top of the Town, son quizá las más interesantes.

Castillo de Stirling

Ubicado en la susodicha colina, el Castillo de Stirling es uno de los más impresionantes y mejor conservados de toda Escocia. Aunque las entradas no son precisamente baratas (unas 15£ por persona), la visita realmente merece la pena. En su interior podréis ver un montón de cosas: el Gran Salón, salas con exposiciones, las habitaciones del Palacio Real, criptas, cocinas…

Si andáis justos de presupuesto, igualmente merece la pena subir hasta el castillo. No hace falta pagar la entrada para asombrarse ante sus impresionantes muros o disfrutar de las excelentes vistas de los alrededores, con el Monumento a William Wallace (del que luego hablaremos) destacando en el horizonte.

El Castillo de Stirling no solo es una visita súper guay para todos los públicos, sino que además aglutina todo aquello que cabría esperar de una fortaleza. Si a eso se le suma que no está tan masificado como el Castillo de Edimburgo, se convierte (perdón por insistir una vez más) en una visita obligada.

Por cierto, aquí va un dato súper interesante. Resulta que el Castillo de Stirling fue construido en lo alto de un antiguo volcán. Al parecer, sus lomas eran poco pronunciadas, así que se dedicaron a «limar» la tierra para hacerla inaccesible y así convertir la plaza en una fortaleza inexpugnable.

Argyll’s Lodging, Mar’s Wark, Cowane’s Hospital y otros edificios señoriales

Que los árboles no os impidan ver el bosque. El castillo está muy bien y las callecitas están llenas de encanto, pero id con los ojos bien abiertos porque en Stirling hay muchísimo que ver.

De hecho, si habéis pagado la entrada al castillo, tendréis también acceso al Argyll’s Lodging, uno de los edificios que mejor representan al renacimiento escocés. En su interior podréis aprender mucho sobre el modo de vida de la nobleza del país a partir del siglo XVII.

Muy cerquita os toparéis con las ruinas de Mar’s Wark, una casa del siglo XVI cuya construcción quedó interrumpida. Aun así, su impresionante fachada bien merece la pena una visita.

Tampoco os podéis perder Cowane’s Hospital, un asilo para gente con pocos recursos que data del siglo XVII. Y hablando de «asilos», la Antigua Cárcel de Stirling también es una visita más que recomendable.

Terminamos este repaso por los edificios más destacados de la ciudad con el Puente de Stirling, una construcción en piedra del siglo XV que era clave para controlar el paso entre las Tierras Altas y Bajas de Escocia.

Iglesia de la Holy Rude

Mención aparte merece la Iglesia de la Holy Rude. Pese a que la mayor parte del edificio data del siglo XV, hay documentos que atestiguan su existencia desde trescientos años antes.

Más allá de lo bonita que es, la visita es obligatoria desde un punto de vista histórico. En su interior se celebró la ceremonia de coronación de Jacobo VI de Escocia, el monarca que también consiguió ser Jacobo I de Inglaterra, uniendo ambas coronas.

Resulta casi más fácil encontrar información sobre el cementerio de la iglesia que sobre el propio templo, y no por casualidad: es uno de los camposantos más bonitos de Escocia y desde sus colinas tendréis una panorámica sensacional que poco o nada tiene que envidiar a la que se obtiene desde el castillo.

Subida al Monumento a William Wallace

Ya en las afueras, aunque visible constantemente desde todos los rincones de Stirling, está el Monumento Nacional a William Wallace, una enorme torre de época victoriana (siglo XIX) construida en honor al héroe nacional de Escocia.

Financiada a partir de donaciones, desde lo alto de sus casi 250 escalones podréis disfrutar de unas vistas increíbles. No es el único esfuerzo que tendréis que hacer, pues para llegar a la entrada de la torre también hay un paseíto.

La entrada a este monumento, uno de los más visitados de Escocia, cuesta 10£.

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