Qué ver en Thiers, la capital de los cuchillos franceses

El centro de Francia alberga muchas sorpresas y Thiers es una de ellas. Esta ciudad del departamento de Puy-de-Dôme es conocida por su casco histórico medieval, por sus antiguas iglesias o por las bonitas estampas que deja el río La Durolle a su paso por allí. Sin embargo, todo ello queda eclipsado en comparación con la importancia que tiene la fabricación de cuchillería en Thiers. Más de un centenar de empresas se encargan de producir el 80% de los cuchillos que se venden en Francia año tras año, siendo una de las referencias a nivel mundial de esta herramienta.

Nosotros paramos en Thiers de casualidad y quedamos absolutamente encantados con la visita, así que aquí os traemos una guía con todo lo que ver y hacer en esta adorable ciudad.

Medieval, industrial y a dos alturas

El folleto turístico de Thiers empieza con toda una declaración de intenciones, pues afirma que la ciudad no puede dejarte indiferente. Y llevan razón, pues se trata de una ciudad con mucha personalidad y que no se parece demasiado a lo que se puede visitar en esta zona de Francia.

De origen medieval, su casco histórico está repartido en dos espacios claramente diferenciados. En la parte alta está la zona medieval, cuyo desarrollo se hizo alrededor de un pequeño castillo que actualmente es una iglesia.

Por otro lado, la zona baja se desarrolló posteriormente, como reflejo de su poderosa industria (cuchillera fundamentalmente). Es un sitio muy llamativo, con decenas de grandes fábricas amontonadas junto al cañón que ha excavado el río que atraviesa la ciudad.

Diversa, emocionante y llena de encanto, Thiers es una ciudad con alicientes suficientes como para dedicarle un día entero. Eso sí, poneos calzado cómodo e intentad evitar los días soleados, pues para conocer bien este lugar hay que subir y bajar muchísimas cuestas.

Turismo en Thiers

Ciudad Alta (zona medieval)

Aparcar en Thiers no es tarea sencilla, pero tuvimos suerte y conseguimos dejar la furgoneta muy cerquita de la zona medieval. Eso nos permitió empezar la visita por allí, alrededor del núcleo urbano original. Es un lugar tranquilo, lleno de callejones irregulares y en el que las casitas con entramados de madera son la norma.

Plaza Pirou

Una buena forma de situarse es ir hasta la Plaza Pirou (Place du Pirou), pues es el lugar en el que confluyen todas las calles de la ciudad medieval. En ella, el edificio principal es la Casa Pirou (Maison du Pirou), un preciosísimo edificio del siglo XV en el cual se encuentra actualmente la Oficina de Turismo.

Calle Pirou

Tomando la Plaza Pirou como referencia, básicamente nos dedicamos a callejear por la zona medieval de Thiers. Empezamos por la Calle Pirou (Rue du Pirou), sin duda una de las más bonitas.

La calle está llena de edificios interesantes, aunque sin duda destaca Coin des Hasards, con una estructura sobre la propia calle que evoca a lo que se puede encontrar por las calles de Florencia. Por cierto, en ese mismo lugar hay una crepería más que recomendable.

También merece la pena que os fijéis en la Casa de los Siete Pecados Capitales, en el número 11 de esta misma calle.

Calle Bourg

Adyacente a Pirou es la Calle Bourg (Rue du Bourg), una de las más antiguas de Thiers. En los números 10, 12 y 14 encontraréis los edificios más interesantes, incluyendo una puerta de piedra que es uno de los emblemas de la ciudad. Buena suerte si no lleváis calzado cómodo, porque es una calle súper empinada.

Terraza Rampart

La Terraza Rampart (Rampart terrasse) es un mirador natural hacia los alrededores de Thiers. No olvidemos que el casco histórico parte de un castillo y sus alrededores, cuya ubicación en altura le permitía controlar una gran cantidad de territorio. De hecho, desde aquí se contempla la parte central de toda la región de Auvernia (Auvergne).

Calle Conchette

Desde ahí fuimos a la Calle Conchette (Rue Conchette), que recibe su nombre por una antigua fuente. Forma parte del perímetro original de la ciudad y era donde se establecieron los mercaderes más importantes de la primera etapa de Thiers. De hecho, en los números 10, 12, 14, 18, 19 y 29 de la calle se pueden encontrar lujosas construcciones que más tienen de palacio renacentista que de casita medieval.

Iglesia de San Ginés

El origen de Thiers está en la Iglesia de San Ginés. Ya en el siglo VI se construyó una pequeña ermita en honor al mártir decapitado en el año 303. Posteriormente, ya en el siglo XI, se construyó una pequeña guarnición. Entre una cosa y otra el lugar se hizo fuerte, prosperó y surgió la ciudad que tanto nos gustó visitar.

Hasta nuestros días ha llegado una Iglesia de San Ginés que puede presumir de ser de los mejores ejemplos de arquitectura románica de toda la región. En su interior hay una pintura mural que justifica por sí sola la visita al templo.

Calle Coutellerie

Ya emprendiendo el descenso hacia la zona del río, imprescindible recorrer de cabo la Calle Coutellerie (Rue du Coutellerie), por ser una de las más relacionadas con los siete siglos de tradición cuchillera en Thiers.

En ella podéis visitar el Museo de la Cuchillería, una institución clave para entender esta industria, su importancia en la ciudad y su contribución a toda Francia.

Además, hay varios edificios que bien merecen una mención, como los que se encuentran en los números 12 y 14 de la calle (con unas fachadas realmente impresionantes.

Iglesia de San Juan

Para terminar con la zona alta, fuimos hasta la Iglesia de San Juan (Saint-Jean). Aquí hubo un templo desde los orígenes de la ciudad, pero fue reconstruido por completo en el siglo XV como parte del desarrollo de la zona «industrial» de Thiers (las comillas son porque el desarrollo posterior dejó esta zona como centro y no como industrial).

El cementerio bien merece una visita, ya que es un auténtico museo de escultura al aire libre. Incluso tienen folletos específicos para esta parte de la ciudad en la Oficina de Turismo.

Por último, aprovechad para disfrutar de las vistas que hay desde aquí sobre la zona del río, ya que son muy bonitas y servirán de aperitivo para todo lo que viene después.

Ciudad baja (zona industrial)

Llegamos a la parte baja desde la Iglesia de San Juan, bajando por una serie de escalinatas que sirven para salvar la distancia entre las montañitas y la ribera del río. Eso nos llevó a la zona surgida al amparado del desarrollo industrial de Thiers, fruto de la cual han surgido un montón de edificios (algunos en uso, otros abandonados) que representan lo mejor de la arquitectura industrial de los siglos XIX y XX.

Jardines del Hospital

Eso sí, antes de meternos de lleno en la zona de fábricas, pasamos por los Jardines del Hospital. Son fruto de un conjunto monástico mayor, pues en el siglo XVII se construyó en la zona (por mandato real) un hospital para atender a los viajeros con su correspondiente capilla.

Fábricas

En cualquier caso, si fuimos hasta aquí fue para hacer un auténtico ejercicio de arqueología industrial. La orilla más pegada a la ciudad de Thiers está llena de grandes fábricas que reflejan el importante desarrollo industrial que se experimentó en la zona durante dos siglos.

Empezamos con La Croix de Fer, una antigua fábrica de papel que a finales del siglo XIX se convirtió (como no podía ser de otro modo) en fábrica de cuchillos. Se le llama así por la cruz de hierro con flor de lis que es visible desde Rue Daguerre.

De ahí fuimos a un hub con tres fábricas distintas: The Mondière, fundada en 1901 y que durante prácticamente todo el siglo XX estuvo especializada en la manufactura de cuchillos de mesa; Du May, que es posiblemente el ejemplo más bello de todas las fábricas de finales del siglo XX que hay en la ciudad; y Creux de l’Enfer.

Esta última merece una mención aparte, ya que actualmente es un Centro de Arte Contemporáneo. Aparte del museo tiene un pequeño bar en el que sirven unos smoothies recién hechos que están deliciosos.

Seguimos avanzando en paralelo al río y llegamos hasta la fábrica Faux Martiel, con sus imponentes muros de granito y sus ventanas rodeadas de ladrillo como principal seña de identidad.

La última gran fábrica que visitamos fue Crospailhat, otra industria papelera que en el tramo final del siglo XIX pasó a dedicarse a la cuchillería. En este caso, fabricando producto que era mayoritariamente para su importación.

Barrio de Le Moutier

Dejamos atrás el río y llegamos hasta el Barrio de Le Moutier, otra zona súper bonita de la ciudad. Es una especie de punto de encuentro entre la parte alta y la baja, ya que tiene edificios del siglo XIX pero a la vez la disposición del pequeño pueblo que era Thiers en origen.

Allí se puede visitar la coqueta Iglesia de San Sinforiano, un templo construido porla orden cluniacense cuya visita os recomendamos al 100%.

Al ladito está la Casa del Abad, construida en el siglo XV. Su principal seña de identidad es una pareja de torres que están unidas con una bonita galería de madera.

Por último, justo enfrente hay un parquecito conocido como la Orangery: más de una hectárea que antaño era el campo de cultivo del conjunto monástico.

Îlot Navarron

Îlot Navarron es uno de los pocos miembros de la industria papelera que no cayeron en las garras de la cuchillería, pues hasta el final de sus días mantuvo ese uso. Hoy en día forma parte de la amplísima lista de edificios históricos de Thiers.

El Camino de las Rocas

Para terminar la visita a la ciudad, volvimos a la parte alta. En este caso, lo hicimos superando el Camino de las Rocas (Chemin des Rochers), el antiguo recorrido que hacían a diario cientos de personas cuando iban de sus casas hasta las fábricas del río. Fue una cansada (aunque bonita) forma de despedirnos de Thiers, un sitio que nos gustó a más no poder.

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