Hoy viajamos hasta la provincia de Valladolid para enseñaros San Miguel del Pino, un pequeño pueblo ubicado entre Tordesillas y la capital pucelana. A su vez, se encuentra a medio camino entre las tranquilas aguas del río Duero y los Montes Torozos, siendo un lugar que representa a las mil maravillas como es el modo de vida por estos lares.
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España vaciada pero a la vez muy viva
Con apenas 300 habitantes, San Miguel del Pino es aparentemente un pueblo más del interior del país, de esa realidad que habitualmente se conoce como la España vaciada. Dicho de otro modo: pueblos en los que parece que el tiempo se ha detenido y en los que el futuro es de todo menos esperanzador. Sin embargo, estamos ante una honrosa excepción.
Si bien es cierto que tuvo un pasado glorioso, tal y como acredita su magnífica iglesia, su presente tampoco está nada mal. Hablamos de un pueblo muy cuidado, con varios bares activos (termómetro inequívoco de la vida de un lugar) y con una animadísima vida cultural. De ello dan cuenta eventos como Vacceo Rock (un festival de heavy metal que en 2023 congregó a bandas como Saratoga o Delalma) o el Festival Internacional de Narración Oral «Memoria, tierra y voz».
La visita a San Miguel del Pino no lleva demasiado tiempo. Con una horita tendréis tiempo más que suficiente para recorrer sus calles y conocer sus principales punto de interés. Sin embargo, puede ser un buen punto de partida para conocer la comarca de Tierra del Vino, de la cual os hablaremos en otra ocasión.
Turismo en San Miguel del Pino
Iglesia de San Miguel
El edificio más destacado del pueblo, por el cual deberíais pasar según lleguéis allí, es la Iglesia de San Miguel. Se trata de un templo magnífico, construido entre los siglos XII y XIII. A su vez, en él encontraréis elementos tanto del románico como del gótico, aunque siempre teniendo en cuenta que tiene una estructura muy poco frecuente. De hecho, más parece una fortaleza que un lugar de culto.
Arquitectura popular
Desde la iglesia, os recomendamos dar un paseo sin rumbo por el pueblo. Podréis descubrir así su arquitectura popular, en la cual conviven construcciones de nuevo cuño con casas solariegas que tienen doscientos años a sus espaldas.
Ayuntamiento
El poder civil de San Miguel del Pino reside, como no podía ser de otro modo, en su Ayuntamiento. Esta casa consistorial de color amarillo destaca fundamentalmente por el arco campanel que permite atravesarlo. Este elemento nos retrotrae a la Edad Media, puesto que indica que ahí estaba la puerta de la muralla de la villa (sobre la cual se construyó el edificio).
Por cierto, el Ayuntamiento está junto a la Plaza Mayor. Allí encontraréis un Monumento a San Miguel Arcángel, una rotonda con varias piedras de molino y también un par de bares. Vamos, que es el epicentro social del pueblo.
Ermita del Cristo
A pocos pasos de allí está la Ermita del Cristo, antaño extramuros pero hoy integrada en el centro de San Miguel del Pino. Construida en piedra y ladrillo, su elemento más representativo es una pequeña espadaña. Encontrar este edificio del siglo XVIII es sencillo, pues destaca por su color rojizo.
Zona del río
En algún momento del recorrido, os recomendamos poner rumbo a la zona del río. Pensad que San Miguel del Pino no está demasiado lejos del punto en el que el Pisuerga desemboca en el Duero, por lo que este último pasa con mucho caudal por el pueblo. Hay una zona con un paseo chulísimo y con varios pequeños salientes de madera para pescar.
Ruta de Delibes
Por último, en el centro de San Miguel del Pino encontraréis una gran letra D de piedra. Es uno de los hitos de las Rutas de Delibes, una serie de seis recorridos que siguen la vida y obra del legendario escritor. La mejor muestra de lo representativa que es esta localidad es que tres de los seis itinerarios que se han configurado pasan por ella.