Rovinj es uno de esos sitios «de postal», de los que parecen haber sido concebidos para quedar bien en las fotos. Todo lo relacionado con este precioso puerto pesquero (desde la preparación del viaje hasta su recuerdo, pasando obviamente por el tiempo que pases allí) dejará en tu cerebro imágenes difíciles de olvidar. En este post os vamos a enseñar todo lo que hacer y ver en esta bonita localidad de la península de Istria, en Croacia.
En realidad, lo de formar parte de la península es un poco trampa. En origen era una isla, pero en el año 1763 decidieron unirla a la tierra rellenando con tierra el canal. Que nadie piense que esto ha derivado en un sitio aislado del mundo, pues todo lo contrario: la influencia de diferentes grupos de poder a lo largo de los años ha creado una ciudad abierta, colorida y muy hospitalaria. De hecho, a día de hoy cuenta con dos idiomas oficiales (el italiano y el croata), todo el mundo os entenderá en inglés e incluso se habla rovignese, una antigua lengua romance.
Qué ver en el casco histórico de Rovinj
Como buen destino turístico top, aparcar en Rovinj no es especialmente sencillo: hay muchos parkings en los alrededores, si, pero son carísimos y suelen estar hasta arriba. Por suerte, existe un aparcamiento gratuito que descubrimos de casualidad, a 10 minutos andando del centro, el cual os hemos dejado marcada su ubicación en el mapa.
El casco histórico de Rovinj está en un pequeño promontorio de tierra, rodeado prácticamente en su totalidad por mar. Da igual donde aparques, lo normal es que llegues al centro por la Giordana Pallaga, una calle en la que tienes que prestar toda la atención del mundo. Según dejes tu coche, saca tu cámara: desde aquí es desde donde puedes obtener las mejores vistas de Rovinj. Acércate bordeando el agua y llegarás a un punto en el que puedes hacer instantáneas tan buenas como esta.
Aunque no están diferenciadas, en el casco histórico de Rovinj vimos tres zonas totalmente distintas. Por un lado está lo que sería el «aperitivo»: la zona del puerto y las calles adyacentes al promontorio. Aparte de la ya mencionada panorámica, encontraréis un montón de tiendas monas, un mercadillo, músicos callejeros, casitas de colores, sitios en los que comer a mejor precio que en el centro y mucho más. Vamos, que merece la pena pasar por aquí.
En segundo lugar estaría, ya dentro del promontorio principal, lo que sería la parte baja: callecitas por las que poco a poco se va ascendiendo y en las que encontrarás preciosas tiendas de artesanía, vistas desde las que disfrutar del atardecer e infinitas imágenes de postal.
Muy interesante todos y cada uno de los callejones que dan al mar. Rovinj está formado fundamentalmente por casas que llegan hasta la propia orilla, por lo que si sabes callejear bien encontrarás lugares de esos que se convierten en la clásica pregunta («¿cómo encontráis esos sitios?») a la vuelta de cada viaje.
Poco a poco las pequeñas calles empedradas se van abriendo hasta llegar a la tercera zona: la parte alta, que encontraréis mucho más despejada. En ella hay una zona verde presidida por la bonita Iglesia de Santa Eufemia, además de un montón de bancos y praderas para contemplar el mar (y el atardecer si tienes un poquito de suerte).
Santa Eufemia se trata de un templo barroco de primer nivel. Fue construido en 1736 (cuando Rovinj todavía era una isla), junto con una adyacente e impresionante torre que con 60 metros de alto. El acceso es gratuito y realmente merece la pena, no solo por subir a la propia torre sino por las pinturas que adornan su interior.
Curiosamente, la zona alta de la ciudad da acceso también a las playas urbanas. No están nada mal, pero no os las recomendamos. En las afueras hay una zona de playas paradisíacas y sobre ellas vamos a hablar en el siguiente apartado.
Antes de iros de ahí, echad un ojo al llamativo búnker que hay por la zona. Es un vestigio de la II Guerra Mundial, que en esta zona fue especialmente virulenta. A día de hoy es un lugar que sirve más bien para que los niños jueguen y los curiosos se asomen, pero nunca hay que tomar a la ligera los restos de un conflicto tan brutal como ese.
Las mejores playas de Rovinj
Como decimos, las playas pegadas al casco histórico no están mal, pero sin duda las mejores playas de Rovinj son las que están en el Parque Forestal Punta Corrente. Id allí con el coche, dejadlo en uno de sus numerosos aparcamientos (en época alta igual os cuesta un poco encontrar sitio) y coged una mochilita con todo lo necesario para ir a la playa.
Después de andar entre 5 y 20 minutos (en función a la playa a la que vayáis) llegaréis a la mejor versión de la costa: aguas cristalinas, espacio infinito para no sentir aglomeraciones y un montón de vegetación en la que resguardaros del sol.
Hay varias cosas interesantes que mencionar de las playas de Rovinj:
- El agua es totalmente cristalina. Llevad gafas de bucear, porque se ven un montón de peces.
- Son playas de piedra, no de arena: comprad unos buenos escarpines o acabaréis con los pies en carne viva.
- En días en los que el agua está muy limpia, veréis un montón de medusas. Sin embargo, tranquilidad: ¡no pican! Bueno, siempre que sean medusas blanquitas. Veréis que la gente se vaya ignorándolas y que incluso los más pequeños juegan con ellas. Eso si, si veis una medusa marrón o morada… ¡salid corriendo!
- Todas las playas son dog friendly: hay algunas específicamente recomendadas para ir con perro porque son las que más espacio tienen (las marcamos en el mapa), pero podéis ir a cualquiera con vuestro perrete que no habrá ningún problema.
- En algunas playas hay chiringuitos en los que comer una hamburguesa o tomar algo en una hamaca, pero conviene que llevéis vuestra propia comida o al menos agua. A veces hay que andar un buen rato hasta encontrar el siguiente sitio en el que venden algo.
- Si os gustan los deportes relacionados con el agua (como el paddle surf o el snorkel) estáis de suerte, porque hay muchos sitios en los que alquilan los materiales necesarios.
Para terminar, deciros que no solo de playas vive esta zona de Rovinj. El Parque Forestal es una pasada, merece la pena que paseéis un rato entre sus frondosos árboles y disfrutéis de la naturaleza propia de esta zona de Croacia.