Qué ver en Casillas, el pueblo rodeado de castaños en medio del Valle del Tiétar

El pueblo de Casillas es famoso en el mundo entero por ser el apellido del mítico portero del Real Madrid y de la Selección Española, pero también por estar en medio de un inmenso castañar. De hecho, es uno de los destinos más típicos para hacer una escapada de otoño en la provincia de Ávila. Y aunque sus castañitas parecen ser las grandes protagonistas, lo cierto es que el pueblo en sí mismo también merece la pena. Aquí os enseñamos todo lo que podéis ver y hacer en él.

Un pueblo escondido entre castaños

Imaginad un paraje inmenso en el que solo se ven castaños, castaños y más castaños. Ahora desplazaos mentalmente al centro: justo ahí es donde se sitúa el pueblecito de Casillas. Ubicado en el precioso Valle del Tiétar, al sur de las estribaciones de la Sierra de Gredos, es el típico lugar que todos imaginamos al pensar en turismo rural.

Y es que no es para menos, pues Casillas tiene todo lo necesario para desconectar de la rutina: olor a chimenea, sitios en los que se come estupendamente, campito para dar y tomar… Sobre esto último, el gran protagonista es el Castañar de Casillas, el cual os recomendamos muchísimo.

El pueblo es más grande de lo que pudiera parecer. Está asentado sobre un terreno irregular, por lo que las cuestas están más que aseguradas. Sin embargo, os aseguramos que recorrerlo es bastante sencillo, pues con apenas media hora tendréis tiempo más que suficiente para verlo todo.

Turismo en Casillas

Iglesia de San Antonio de Padua

El edificio más destacado, pese a que está en una zona más o menos escondido, es la Iglesia de San Antonio de Padua. Es un templo chiquitito y agradable, que cada 13 de junio es utilizado como punto de partida para la procesión de los casillanos.

Ayuntamiento

No muy lejos de la iglesia está el Ayuntamiento, un magnífico representante de las casas consistoriales que se suelen construir en este tipo de pueblos. De hecho, es bastante parecida a la de El Tiemblo.

Arquitectura popular

Aunque Casillas no tenga el típico conjunto que se haya mantenido súper fiel a la tradición, ya que dispone de muchísimas construcciones modernas, lo cierto es que cuenta con estupendos ejemplos de arquitectura popular. Hay que buscar bien, pero os aseguramos que vimos muchos edificios absolutamente encantadores.

Centro Cultural «La Nave de la Torna»

En la zona alta del pueblo está el Centro Cultural «La Nave de la Torna», un edificio multiusos que, pese a ser reciente, se ha situado en el epicentro de los eventos que se hacen en Casillas. De vez en cuando veréis actividades y exposiciones temporales en él.

Chorrera

También en la zona alta, a pocos metros del centro cultural, hay una pequeña chorrera. Puede parecer que la urbanización de San Isidro tiene poco que ver, pero realmente es interesante para comprender Casillas desde un punto de vista amplio.

Museo Etnográfico «La Resina»

Hablando de eso: en las afueras del pueblo, de camino a la ermita, está el Museo Etnográfico «La Resina». El nombre ya es toda una declaración de intenciones, pero es que la producción de ese material ha sido clave para la economía casillana desde que el mundo es mundo. Se puede visitar mediante visita guiada, a 2,5€ por persona.

Ermita de San Isidro

Como ya hemos dicho, el museo está al ladito de la Ermita de San Isidro, que también ofrece una de las imágenes más típicas de Casillas. La enorme explanada que hay junto a ella da buena cuenta de las estupendas romerías que se realizan allí. Y es que en las Eras del Prado nunca falta una buena degustación de panceta.

Puerto

Si os apetece hacer senderismo, en la zona tenéis varias opciones. Una de las más destacadas consiste en subir al Puerto de Casillas, desde donde disfrutaréis de unas vistas fascinantes.

Castañar de Casillas

Eso sí, la auténtica protagonista aquí es la ruta que lleva al Castañar de Casillas. Es una visita obligada durante el mes de otoño, por ofrecer unas imágenes únicas. Tiene la ventaja de que la visita es libre y gratuita, pero pensad que no podréis caminar por el interior de las fincas con castaños (ya que son todas privadas). En cualquier caso, es un lugar mágico para disfrutar del otoño en todo su esplendor.

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