Ubicada en el corazón de La Moraña, comarca de la que es capital, Arévalo se presenta al mundo como la segunda ciudad más poblada de la provincia de Segovia. Se trata de un pequeño cruce de caminos en medio de infinitos campos de cultivo, en el que desde antaño viajeros de todo el mundo, desde Lope de Vega hasta Camilo José Cela, han quedado prendados de su tranquila manera de vivir. En este artículo os contamos qué ver y qué hacer en Arévalo, una ciudad con mucho que ofrecer al viajero: iglesias, plazas, museos… ¡incluso un enorme castillo!
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La Ciudad de los Cinco Linajes, del mudéjar, de Isabel la Católica, de los cereales y de Camilo José Cela
Los orígenes de Arévalo se pierden en el inicio de la civilización. De hecho, hay estudiosos que afirman que su nombre proviene de vocablos celtas, en concreto del pueblo vacceo. Hallazgos de época romana sostienen esta hipótesis, pues vendrían a confirmar la continuidad de esa población.
Sin embargo, cuando Arévalo se sitúa realmente en el mapa es en 1085, tras la conquista de Toledo. Ese momento supuso la llegada de repobladores a la villa, haciendo que experimentase un gran desarrollo. Prácticamente desde entonces se la conoce como la Ciudad de los Cinco Linajes, ya que fueron cinco familias (lo Briceños, los Montalvos, los Sedeños, los Tapias y los Verdugos) los encargados de su repoblación y consiguiente gobierno.
Arévalo era un centro de poder cuando comenzó a estrecharse su relación con la Casa de los Trastámara. Enrique II favoreció su desarrollo y Enrique IV convocó a cortes allí, pero quien marcó la diferencia fue Isabel I de Castilla. No solo pasó allí su juventud, sino que concedió la celebración de dos ferias francas, algo que llevó el desarrollo económico de Arévalo a otro nivel. La influencia de Isabel la Católica en Arévalo se puede seguir en sus calles gracias a la Ruta Isabelina, un itinerario que recorre los principales hitos de la monarca en la ciudad.
En toda Castilla se produjo un terrible declive demográfico y económico tras la Edad Media, pero para entonces Arévalo ya era un lugar de referencia: por su arte mudéjar, por sus campos de cultivo y por su pujante economía. Así, el comercio y posteriormente la industria hicieron que la ciudad pudiese mantener el tipo. La Moraña se convirtió en uno de los principales enclaves de cultivo de cereal de toda la Península Ibérica, siendo Arévalo su centro comercial.
En la actualidad, Arévalo es un lugar orgulloso de su historia, pero también de su presente. Su propuesta turística recoge todo lo que os hemos contado, además de recordar que viajeros ilustres de diferentes épocas han quedado prendados de su forma de vivir. Si Lope de Vega escribió sobre el trigo de La Moraña, Cela le dedicó unas líneas en su célebre Judíos, Moros y Cristianos.
Seguid leyendo y os enseñaremos todo lo que ver y hacer en Arévalo, una ciudad que es buen ejemplo de que las dos Castillas tienen muchas sorpresas esperando al viajero. Nosotros centramos nuestra visita fundamentalmente en la zona del antiguo recinto amurallado, pero también le hincamos el diente al área extramuros. En ambas descubrimos por qué Arévalo es tan popular.
Turismo en Arévalo
Arco del Alcocer
El punto de partida de nuestra ruta fue el Arco del Alcocer, también conocido como Arco de la Cárcel (ya que tuvo tal uso durante mucho tiempo). Era uno de los puntos clave de la defensa de la ciudad, estando integrado en unas murallas de las que hoy en día apenas se conservan unos cuantos lienzos.
El Arco del Alcocer es un excelente aperitivo para las toneladas y toneladas de arte mudéjar que aguardan en la visita a Arévalo. También sirve como lugar de paso simbólico entre lo que era el recinto amurallado y los arrabales, pese a que esa división se perdió hace ya mucho tiempo.
Por cierto, en el interior del arco encontraréis la Oficina de Turismo de Arévalo, donde os darán un mapita y os ofrecerán sus interesantes visitas guiadas.
Museo del Cereal y Centro de Interpretación de la Naturaleza
Nada más cruzar el Arco del Alcocer, a mano derecha, tenéis el Museo del Cereal y Centro de Interpretación de la Naturaleza. Un dos en uno que muestra la importancia de la agricultura cerealística en la Comarca de La Moraña a la vez que explica la riqueza faunística y medioambiental del entorno. Es gratuito, así que no hay excusa para no visitarlo.
Plaza del Real
Tanto el Arco del Alcocer como el Museo del Cereal dan a la Plaza del Real, cuyo nombre se debe a un desaparecido Palacio Real. Este edificio fue clave en el desarrollo de Arévalo, pues allí pasó parte de su infancia Isabel la Católica. A día de hoy, el elemento más destacado de la plaza es un kiosko escoltado por dos estatuas, una a Eulogio Florentino San y otra a Emilio Romero Gómez.
Ayuntamiento
Al otro lado de la plaza está el Ayuntamiento, cuya monumental fachada data del siglo XVI. No es original de la construcción, sino que fue traída de la antigua (y desaparecida) Casa de los Río Ungría. El edificio tiene tres alturas y está rematado por un pequeño reloj.
Plaza de la Villa
Si os metéis de lleno en el casco histórico y avanzáis, ya sea por la Calle de Santa María o la Calle Nicasio Hernández Luquero, llegaréis a uno de los espacios públicos más impresionantes de Arévalo: la Plaza de la Villa.
Es un excelente y monumental ejemplo de lo que podía dar de sí la arquitectura popular de Castilla, con dos iglesias (una a cada lado) y excelente casas porticadas. Es un espacio tremendo, mucho más grande del que cabría esperar.
Iglesia de Santa María
En uno de los lados de la Plaza de la Villa está la Iglesia de Santa María la Mayor, que fue el templo principal de Arévalo durante siglos. Data del siglo XII y es uno de los mejores ejemplos de arte mudéjar de la ciudad, de la provincia y seguramente de todo el país.
Aunque la fachada y el interior son impresionantes, su elemento más representativo es el ábside que se muestra hacia la plaza. Hoy en día no tiene culto, pero se mantiene en un perfecto estado de conservación.
Museo de Historia de Arévalo
Al ladito de la iglesia, en la Casa de los Sexmos, está el Museo de Historia de Arévalo. En él se muestran todo tipo de objetos, cuadros y maquetas relacionados con el devenir histórico de la localidad y su entorno. Su entrada es gratuita, igual que en el resto de museos de la ciudad.
Centro de Actividades del Mudéjar
En la plaza hay un segundo museo, el Centro de Actividades del Mudéjar. En él se puede aprender muchísimo sobre el arte mudéjar. Misma cosa: entrada gratuita. Es de agradecer, ojalá fuese más frecuente este esfuerzo por ofrecer una propuesta turística de calidad.
Iglesia de San Martín
Al otro lado de la plaza está la Iglesia de San Martín, cuyo principal elemento arquitectónico son dos enormes torres de ladrillo. También es un magnífico representante del arte mudéjar. Su interior hace las veces de auditorio y sala de exposiciones.
A los pies de la iglesia tenéis una bonita fuente de piedra.
Castillo
Al final del casco histórico encontraréis el Castillo de Arévalo, construido a mediados del siglo XV por el influyente Álvaro de Zúñiga. En su interior alberga la exposición «Castillo y silo. Un lugar único en el mundo», en el cual se hace un repaso a la historia de esta enorme fortaleza.
Paseo Fluvial
A los pies del Castillo, y rodeando todo el antiguo recinto amurallado de Arévalo, se puede encontrar el Paseo Fluvial, un itinerario recientemente restaurado por el que acercarse a los dos ríos que confluyen junto a la ciudad: el Adaja y el Arevalillo. Merece la pena, especialmente si vais con perros o con niños.
Arco de Medina
No muy lejos de allí está el Arco de Medina, del siglo XVIII. Es uno de los puntos de entrada y salida más utilizados de la ciudad.
Iglesia de San Miguel
Cerquita del arco está la Iglesia de San Miguel Arcángel, una de las más antiguas de la ciudad (fue una de las once consignadas en 1250). Eso sí, está muy reformado: la portada norte no es la original y la sur tampoco.
Iglesia de San Juan
Tampoco os podéis perder la Iglesia de San Juan Bautista, que en su momento estuvo integrada en el recinto amurallado. Tiene un interesante ábside mudéjar.
Arquitectura popular
Arévalo es un auténtico museo al aire libre. Es un pueblo excepcional, en el que la flor y nata de la arquitectura castellana se da cita y llega hasta nuestros días para mostrar todas sus posibilidades. Os recomendamos el clásico paseo sin rumbo por sus calles, pues descubriréis palacios, plazas, fuentes y todo tipo de rincones con encanto que no están ni señalados en el mapa. Es increíble el patrimonio que ofrece este lugar, así como su excelente estado de conservación.
Palacios
Más allá de las casas o las plazas, merecen una mención aparte los diferentes palacios que hay distribuidos por Arévalo. Entre los siglos XV y XVII se construyeron decenas de imponentes casonas, sobre todo en los arrabales, la judería y la morería. Más allá de los palacios, fijaos en todas y cada una de las casas, pues muchas conservan blasones o rejas que reflejan el esplendor de antaño.
Puentes
Misma cosa pasa con los puentes. En Arévalo hay tres sensacionales estructuras para sortear el agua, las cuales bien haríais en visitar. Para pasar sobre el Río Adaja está el Puente de Valladolid, que data del siglo XIV.
Por otro lado, para pasar por encima del Río Arevalillo están el Puente de los Barros y el Puente de Medina, de los siglos XIII y XIV respectivamente.
Extramuros
Si vais con tiempo, también os recomendamos visitar la parte de Arévalo que no corresponde con el recinto amurallado. Puede que en ella las construcciones modernas sean más frecuentes, pero hay muchos espacios que merecen la pena.
El epicentro de esto es la Plaza del Arrabal, que actualmente es la más concurrida y animada de la localidad.
Además, tenéis templos de gran envergadura, como la Iglesia de Santo Domingo de Silos o la Iglesia de El Salvador, pasando por restos de diferentes conventos o la coqueta Ermita de La Lugareja (a dos kilómetros de Arévalo).
Otros edificios de interés, como la Casa de las Milias Concejiles o las Paneras Reales, cuentan diferentes historias sobre la vida en Arévalo.
Camino de Santiago
No queremos terminar sin antes hacer una mención expresa a la importancia que tiene el Camino de Santiago en Arévalo. Por doquier veréis referencias a la ruta jacobea, en forma de esculturas, edificios relacionados o la famosa concha amarilla de fondo azul. Si estáis visitando la ciudad haciendo el camino, tenéis el Albergue de los Peregrinos de los Caminos a Santiago en la Calle de Santa María.
Excursión por La Moraña
Por último, recordad que Arévalo es el corazón de la bonita Comarca de la Moraña, uno de los lugares más castellanos de Castilla. Su infinitos y dorados campos de cereal esconden pequeñas joyas para el viajero, por lo que solo nos queda recomendaros que exploréis la zona todo lo que podáis. Nosotros vamos allí varias veces al año, utilizando siempre Adanero como centro de operaciones, y os aseguramos que hay mucho que ver y hacer en La Moraña.