No somos Juanito Oiarzabal ni Edurne Pasabán, pero la verdad es que ya tenemos muchos kilómetros en las botas. Quizá no tantos como para tener nuestro programa de televisión, pero desde luego sí los suficientes como para ayudar a gente que empieza a caminar por la naturaleza. Por eso, hoy nos animamos a dar 10 consejos para senderistas novatos, pensando en que nuestra experiencia le pueda ser de utilidad a toda aquella persona que quiera empezar a caminar por el campo y la montaña.
Llevábamos tiempo queriendo hacer un artículo como este, pero la verdad es que tenemos muchas más ganas desde que hicimos una pequeña búsqueda en Google. Existen muchos posts como este, pero la mayoría nos parecen alejados de la realidad y más pensados en el lucimiento personal del escritor que realmente en ayudar a lector. Por ejemplo, en casi todos se dice que te hagas con un GPS y estudies la noche anterior todo el recorrido. ¿Qué persona normal hace eso? Desde luego, no una que simplemente quiere respirar algo de aire puro y hacer un poquito de ejercicio.
Por eso, vaya por delante que esta es una lista de consejos prácticos, sencillos y pensados para un público generalista. ¡Comenzamos!
Tabla de contenidos
La información es poder
Puede parecer un poco contradictorio respecto a la introducción, pero nuestro primer consejo es que te informes bien de la ruta que vas a hacer. Ojo, esto no significa ponerse a cartografiar la zona ni perder el tiempo en ir a una tienda de senderismo. Internet está ahí y con una simple búsqueda en internet seguro que encuentras consejos, datos e incluso la ruta trackeada para llevarla en el móvil. ¡No te olvides de mirar el tiempo que va a hacer!
Si tienes algún amigo o amiga que vaya a hacer senderismo con asiduidad, no estaría de más ponerle un par de whatsapps y que te oriente un poco: desde la ruta que hacer hasta consejos generales como los de este artículo.
¡Prudencia! Ya habrá tiempo de ser Calleja
Hemos visto ya a mucha gente que en su primera ruta se propone caminar un montón de kilómetros o subir a una montaña sin tener en cuenta el desnivel. Las consecuencias siempre son las mismas: desde darse la vuelta a mitad hasta agujetas mortales al día siguiente, pasando por promesas de no volver a hacer senderismo en la vida.
El segundo consejo no podría ser más sencillo: empieza por rutas sencillas. Se trata de cogerle gustillo al campito y de mejorar poco a poco, no de pasarlo mal y que hacer senderismo se convierta en sinónimo de algo que no te gusta.
Ropa y calzado: la comodidad ante todo
Los cementerios están llenos de gente que fue a hacer senderismo en tacones. Es importantísimo que lleves ropa y calzado que sean cómodos. No se trata de ir en harapos, que también nos hemos encontrado a mucho novato que piensa que no te dejan entrar en el campo si no llevas una camiseta del Veranoski.
Lo ideal sería llevar unos pantalones de trekking (de esos que son transpirables y con cremalleras para convertirlos en cortos) y botas de caminar. Si no tuvieras, pues un chándal y unas zapatillas deportivas. Y si tampoco tuvieses de eso, pues unos vaqueros y a rezar para no acabar con las ingles en carne viva.
Equípate bien…
Más allá de la ropa y el calzado, es conveniente ir bien equipados al campo. Es decir: con una mochilita en la que, por lo menos, lleves agua y snacks. Si la ruta va a ser larga, no estaría de más echar unos bocadillos. No te olvides de tener a mano crema solar, que la piel hay que cuidarla los 365 días del año.
Si estáis haciendo la ruta con perrete, no estaría mal llevarle una botellita de agua, comida y un pequeño botiquín, por si se clavase algo en la patita.
…¡pero sin pasarte!
Sin embargo, ir equipado no significa que vayas con un maletón. Tan malo sería pasarte como quedarte corto, así que ve al campo solo con lo necesario. Habitualmente nos cruzamos con gente que lleva mochilas enormes, de esas que parecen pesar 60 kilos. No hace falta disfrazarse de sherpa ni llevar pintalabios en la mochila.
No dejes que el orgullo sea quien decida
Nosotros siempre nos cruzamos con gente que tiene pinta de pasar el 100% de su tiempo en el campo: por su equipamiento, por su ritmo caminando o simplemente por su aura de senderista experimentado. A esa gente hay que respetarla y tomarla como un ejemplo, no picarse con ella.
No hay un cuñado mayor que el que va andando por el campo, ve como un señor de pelo blanco le adelanta y se pone a caminar a rebufo. Déjate de tonterías y piensa que es tu primer día en el campito: céntrate más en conocer tu cuerpo, hidratarte y hacer pausas cuando sea necesario.
El móvil siempre con batería
Consejo para millenials en adelante: nunca salgas de casa para hacer senderismo sin el 100% de la batería de tu móvil. De hecho, lo ideal es que fueses en el coche cargando tu smartphone, porque en el campo de por sí gastarás mucha batería entre fotitos para Instagram y el GPS. Tener el teléfono cargado te ayudará a buscar información cuando lo necesites, que puedan rastrearte o pedir ayuda en caso de que fuese necesario.
Persona observadora vale por dos
Todo somos inteligentes y audaces en nuestras cabezas, pero fuera de ellas no necesariamente es así. De hecho, si estás leyendo este post es porque estás empezando en el senderismo. Y un buen consejo es que te fijes en todo lo que pasa a tu alrededor. ¿La gente se saluda al cruzarse? ¿Qué son esas marcas de colores en la roca? ¿Por qué hay un camino por el que parece natural continuar? Todo tiene su explicación en el campo.
Se aprende de cada paso que das
Desde el primer recorrido que hagas, tu mente se irá abriendo y tu cuerpo se irá adaptando a uno de los deportes más completos que existen. Los kilómetros que vayas haciendo te irán convirtiendo poco a poco en un senderista experimentado, por lo que no te frustres si al principio te sientes como un extraño en medio del campo. El senderismo es una actividad de aprendizaje continuo. Se trata de que si algún día te tuerces un tobillo o te pierdes durante horas, tengas los recursos suficientes como para mantener la calma y resolver la situación tan pronto como sea posible.
Aquí va un ejemplo: un día fuimos a hacer una ruta al lado de casa, literalmente a cinco kilómetros de donde vivimos. Fue en el Monte de El Pardo, un lugar que conocemos como la palma de nuestra mano. ¿Qué pasó? Que nos despistamos y no encontrábamos el coche. Se hacía de noche, dábamos vueltas en círculo, no teníamos agua… Sin embargo, de ese día aprendimos que nunca hay que empezar a andar sin tener claro el camino de vuelta al coche.
Respeta la naturaleza o no vayas a ella
Para terminar, nos vamos a poner un poquito radicales: respeta la naturaleza siempre que vayas al campo o, de lo contrario, mejor quédate en casa. Pese a lo que digan algunos negacionistas trasnochados, solo tenemos un planeta, por lo que cuidarlo es obligación de todos. Por tanto, no tires basura, no estropees el entorno, no hagas pintadas, no metas ruido que pueda perturbar a los animales, no cagues en cualquier sitio… Trata la naturaleza como lo que es: un auténtico privilegio y déjala siempre igual o mejor que como te la encontraste.