No se entiende la visita a Oporto sin cruzar el río y dejarse caer por Vila Nova de Gaia, su cosmopolita vecina. Se trata no solo del mejor mirador posible al barrio de la Ribeira, sino también de un lugar súper interesante por sí mismo. Allí encontraréis jardines perfectos para ver atardecer, una oferta gastronómica espectacular y decenas de bodegas en las que hacer una entretenida cata de vinos de Oporto. ¿Qué más se puede pedir?
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El mejor ejemplo de que la unión hace la fuerza
Ojo con Vila Nova de Gaia, que parece la prima pequeña de Oporto… pero nada más lejos de la realidad. De hecho, hablamos de la segunda ciudad más grande de Portugal en cuanto a número de habitantes, solo superada por Lisboa.
La urbe surgió en 1834, a partir de la unión de dos ciudades preexistentes: Gaia y Vila Nova. Solo diez años más tarde se empezarían a construir los primeros puentes con Oporto, lo cual supondría un espaldarazo para su economía.
A nivel turístico, se le considera una parte más de su vecina. Como decíamos en la introducción, resulta inconcebible visitar Oporto sin visitar Vila Nova de Gaia, aunque solo sea para disfrutar de una buena panorámica de la primera ciudad.
Hace falta al menos una mañana o una tarde para sacarle todo el partido a Vila Nova de Gaia. Y es que, como vais a ver a continuación, es un sitio con mucho que ver y que hacer.
Turismo en Vila Nova de Gaia
Puente Don Luis I
La puerta de entrada está clarísima: el Puente Don Luis I (Ponte Dom Luis I). Conviene que lo crucéis tanto por arriba como por abajo, ya que en ambos niveles el ambiente y las vistas son absolutamente diferentes.
Nosotros el recorrido lo empezamos en la parte alta y luego fuimos bajando. Es decir, accedimos a Vila Nova de Gaia por arriba, la vimos entera y volvimos a Oporto cruzando el puente por abajo. El orden es indiferente, podéis seguir nuestros pasos o hacerlo en sentido contrario.
Monasterio Sierra de Pilar
Así, si vais por arriba, os dará la bienvenida el Monasterio Sierra de Pilar (Mosteiro da Serra do Pilar). Este austero conjunto religioso se encuentra a mano izquierda del puente, no tiene pérdida alguna. Data del año 1538, aunque su aspecto responde fundamentalmente a reformas de un siglo después. Durante la guerra peninsular de comienzos del siglo XIX, fue requisado por el Duque de Wellington para utilizarlo como cuartel. En cualquier caso, destaca más bien por su arquitectura que por los usos que haya podido tener, ya que se trata del único monasterio de Portugal cuya iglesia y claustros son de planta circular.
Jardim do Morro
A pocos pasos de allí, aunque a mano derecha del puente, se encuentra el Jardim do Morro (literalmente sería algo así como Jardín de la Colina). Es uno de los lugares favoritos de los locales y los turistas para hacer un pequeño picnic mientras se ve atardecer, ya que las vistas de Oporto desde aquí son absolutamente sensacionales.
Bajada/subida al río
Teleférico de Vila Nova de Gaia
Para bajar al nivel del río, tenéis dos opciones: una de pago y una gratuita. Si estáis perezosos, sin duda lo mejor es que toméis el Teleférico de Vila Nova de Gaia. No es precisamente barato (6€ por persona), pero os evitaréis bajar (o subir) las empinadas cuestas que comunican el Jardim do Morro con la parte junto al Duero.
Calçada do Serra
Por el contrario, si no queréis gastar dinero, no os quedará otra que bajar por la Calçada do Serra. Es una bonita calle que os pondrá a la vera del río tras 10 minutos caminando. No es tan dura como parece y está repleta de casas preciosas, por lo que sin duda os recomendamos esta opción.
Avenida do Diogo Leite, el paseo marítimo
El punto más animado y divertido de Vila Nova de Gaia es la Avenida do Diogo Leite, que es como se conoce el paseo que va desde el Puente Don Luis I hacia la zona histórica, en un delicioso paseo fluvial por el que siempre es agradable pasear.
Esta zona es la que tiene las vistas más auténticas de la Ribeira de Oporto, ya que tendréis sus míticas casas de colores a vuestra altura, solo que con el río Duero en primer plano. Asomaos a todos los lugares que podáis, ya que la panorámica es inolvidable.
Por si eso fuera poco, veréis aparcados por todas partes los míticos rabelos: barcos tradicionales que se utilizaban para llevar las barricas de vino de Oporto por las aguas del duero. La estampa, una vez más, os permitirá hacer fotos alucinantes.
Esta Avenida do Diogo Leite también tiene una oferta gastronómica sensacional. Contra todo pronóstico, comer aquí puede ser un pelín más barato que en la otra orilla del río. Resulta inigualable comerse una francesinha o unas tajadas de bacalao con Oporto de fondo.
También hay que destacar su oferta comercial. Por doquier veréis pequeños puestos en los que venden absolutamente de todo. Además, hay varias tiendas rarísimas que bien merecen ser visitadas. Os recomendamos curiosear prácticamente en todas, ya que os llevaréis buenas sorpresas.
Bodegas
Tradicionalmente, uno de los motivos por los que los turistas cruzaban el río es para visitar sus bodegas. Se cuentan por decenas, aunque todas ofrecen una experiencia similar: un tour por la zona de elaboración de los vinos, una degustación y el acceso a la tienda. Las tarifas oscilan entre los 15€ y los 20€ en función del establecimiento.
Sin lugar a dudas, las más emblemáticas son Bodega Cálem (fundada en 1859, Bodega Sandeman (cuyo misterioso personaje es absolutamente icónico), Bodega Ferreira (que utiliza como base un antiguo convento), Bodega Ramos Pinto (cuyo museo es muy llamativo) y Bodega Graham’s (algo más alejada, pero quizá la de mayor calidad).
Half Rabbit
Por último, un punto que en los últimos años se ha hecho muy popular. En el cruce entre Largo Sampaio Bruno, la Rua Guilherme Gomes Fernandes y la Rua Dom Alfonso III, se encuentra Half Rabbit, una improvisada escultura en la fachada de un edificio. Está elaborada con materiales reciclados y su nombre es absolutamente descriptivo, ya que se trata de una especie de «medio conejo» que solo puede contemplarse completo desde la perspectiva adecuada.