La ruta de senderismo más típica del Parque Nacional de Hossa es el Värikallion Kaarros Trail, un recorrido circular de 8 kilómetros que lleva hasta las famosas pinturas rupestres. Se contemplan desde una plataforma que flota en el agua, previo paso por un bosque precioso y que también merece la pena por sí mismo. En este artículo os contamos cómo fue nuestra experiencia haciendo este itinerario.
El arte rupestre en el Parque Nacional de Hossa
Lo primero que tenemos que decir es que la ruta sale desde Lihapyörre, uno de los muchos aparcamientos que hay en Hossa. El primer tramo está montado en clave de accesibilidad, por lo que podréis recorrer unos 200 metros si vais con personas con movilidad reducida.
Hay que ir siguiendo las balizas de color amarillas, en un camino precioso que atraviesa un bosque aun más precioso. Por si el entorno os supiese a poco, tenéis que saber que durante la ruta nos cruzamos con renos constantemente, algo súper habitual en este Parque Nacional.
Seguir la ruta no tiene ninguna complicación. En un momento dado llegaréis a un cruce que no viene en el panel informativo del principio, con un cartel indicando Nakoalapaikka. Como todo el mundo sabe, eso significa mirador. ¡Merece muchísimo la pena! Desde allí, podréis contemplar tanto el agua como las pinturas rupestres desde las alturas.
Desde el punto de observación, el Värikallion Kaarros Trail continua en constante descenso. Algún tramo tiene mucho desnivel en poca distancia, pero para salvar esto se han instalado cómodos escalones de madera. Hay varias partes así en la ruta, que está muy preparada y en perfecto estado de conservación.
Cuando lleguéis al nivel del agua, rápidamente estaréis junto al refugio de Värikallio. Es un lugar perfecto para disfrutar del paisaje, hacer una parada y tomar fuerzas justo antes del momento más interesante de todo el recorrido.
Y es que a pocos metros están las pinturas rupestres, el auténtico emblema del Parque Nacional de Hossa. Se trata de un conjunto de aproximadamente 60 figuras que es único en Finlandia: entre otras cosas, incluye el único oso de arte prehistórico de todo el país. También hay huellas y manos pintadas, además de otra anomalía: la ausencia de barcos.
Este último punto es súper interesante, ya que las pinturas están en un acantilado. Eso no solo explica su tardío descubrimiento (1977), sino que podría indicar que se realizaron durante la Edad del Hielo, con las aguas congeladas. La otra alternativa es que las hubieran hecho desde un barco, pero sería raro que no los representaran.
Una vez contempléis las pinturas, hay que deshacer el camino hasta el refugio y continuar la ruta por un tramo nuevo, aunque ya en dirección al aparcamiento. A partir de este punto veréis muchos arándanos, por lo que podéis aprovechar para recolectar unos cuantos.
Aunque vimos unos cuantos mosquitos durante la ruta, en el Värikallion Kaarros Trail no los sufrimos tanto como en otros senderos que habíamos hecho en los días precedentes. Al fin y al cabo, ya habíamos subido un montón y el clima empezaba a cambiar.
El último tramo va sobre la cresta de la montaña, llega hasta un pequeño refugio (cuyo nombre no vimos por ningún sitio) y conduce hasta el parking a través de otra zona de escaleras. Como ya hemos dicho, es una ruta muy preparada.
Es una ruta absolutamente imprescindible, sin duda la más emblemática del Parque Nacional de Hossa. Si tenéis ocasión de hacerla no lo dudéis, porque es espectacular.
Ficha técnica: cómo llegar, distancia y otros datos
📍 Punto de inicio: sale desde el aparcamiento de Lihapyörre.
📏 Distancia / desnivel: es un recorrido circular de 8 kilómetros. Desnivel de aproximadamente 100 metros.
💪 Dificultad: la ruta es fácil. Además, llega hasta el lugar más emblemático del Parque Nacional de Hossa, por lo que cualquier esfuerzo está más que justificado.
⏲️ Duración: tardamos alrededor de tres horas en completarla.