Vardo es una interesantísima ciudad ubicada en el noreste de Noruega. No solo es la más septentrional del país, sino también la única que tiene un clima ártico. No imaginéis un lugar inhóspito pese a su remota ubicación, pues todo lo contrario: se trata de una urbe con mucho que ver y que hacer. Seguid leyendo y os lo demostraremos gustosos, a través de un recorrido que incluye una fortaleza, una enorme iglesia y un increíble memorial en honor de las 91 personas que fueron ejecutadas en la ciudad en 1621 acusadas de brujería.
Tabla de contenidos
La ciudad más al norte y más al este de Noruega
La ubicación de Vardo habla por sí sola: no solo es la ciudad más al norte de Noruega, sino que también es la más oriental. Para que os hagáis una idea, está a unos 400 kilómetros por encima del Círculo Polar Ártico y se encuentra al este de metrópolis como San Petersburgo o Estambul. ¡Casi nada!
La ciudad se asienta sobre la isla de Vardoya, cuyo nombre viene a significar algo así como isla de los lobos. Pese a su condición isleña, la forma más sencilla de llegar hasta Vardo es por carretera, puesto que se encuentra conectada a tierra firme mediante un túnel submarino (uno de los más antiguos de Noruega).
Más allá de su interesante historia (hay restos de población humana desde hace más de 9000 años), Vardo es una de esas localidades que siempre están en el candelero por la geopolítica actual. Esto se debe al sistema Globus, un conjunto de diferentes radares que periódicamente ocasionan tensiones con sus vecinos rusos. Fueron instalados en 1998 para controlar la basura espacial, pero desde el Kremlin siempre se los ha vinculado con sistemas antimisiles de Estados Unidos.
Pese a que Vardo no sea el destino más visitado de Noruega, os aseguramos que la visita merece mucho la pena. No solo por el aura de lugar remoto y alejado de las masas, sino también por todo lo que atesora en su entramado urbano. Todo ello se puede recorrer en un par de horas, siendo uno de los destinos más interesantes del norte del país.
Turismo en Vardo
Arquitectura popular
En primer lugar, Vardo es un ejemplo excelente de cómo el ser humano se adapta a climas complejos. Recorrer la ciudad os permitirá conocer un tipo de arquitectura popular diferente al que estáis acostumbrado, con casitas en las que prima lo funcional por encima de cualquier otra cosa. Nos encantan este tipo de sitios, en los que se prescinde de cualquier artificio y aun así queda una estampa súper bonita.
Como los principales atractivos turísticos de Vardo están dispersos por todo su casco urbano, podéis aprovechar el paseo entre unos y otros para conocer sus diferentes calles. Quizá ninguna casa destaque a nivel individual, pero el panorama es muy especial, de esos que en el momento no parecen gran cosa pero que se quedan grabados a fuego en la mente.
Oficina de Turismo
Antes de seguir, queremos hacer una mención especial a la Oficina de Turismo de Vardo. Normalmente mencionamos dónde está y ya (en este caso es en un camino de tierra que sale desde la calle Kaigata 13), pero lo que encontramos aquí nos dejó sin palabras. Más allá de los infinitos folletos que obtuvimos sobre el norte de Noruega, también vendían tickets para ir a visitar Hornoya (la típica isla llena de frailecillos o puffins), tenían exposiciones, restaurantes e incluso duchas. Esto último es muy interesante si vuestro viaje es en furgoneta, ya que no son tan fáciles de encontrar en zonas así de septentrionales.
Fortaleza de Vardo (Vardohus Festning)
Vayamos ya a lo gordo. Hay un edificio cuya visita es absolutamente obligatoria: la Fortaleza de Vardo. Conocida como Vardohus Festning en idioma local, se trata de una enorme estructura militar en el corazón de la ciudad. Data del siglo XIV, pero su disposición actual tiene mucho que ver con que fuese utilizada durante la II Guerra Mundial (tanto como defensa antiaérea como campo de prisioneros).
La visita a la fortaleza es gratuita. De mediados de abril hasta mediados de septiembre abre de 10:00 a 21:00, mientras que el resto del año abre únicamente de 10:00 a 18:00. Vimos que hay casas en su interior, así que quizá pueda visitarse fuera de esos horarios. Recorrerla lleva un rato entre patios, murallas y las pequeñas exposiciones que hay en los edificios interiores. Es muy muy chula.
Museo Pomor (Pomormuseet)
Otra visita obligada es el Museo Pomor o Pomormuseet, centrado precisamente en la cultura pomor: colonos rusos y sus descendientes a lo largo de toda la ruta del mar del norte. Su pequeña exposición hace un repaso al comercio entre Noruega y Rusia a través de un buen puñado de objetos y paneles informativos. Está en un edificio estupendo.
Iglesia de Vardo (Vardo Kirke)
Eso sí, si hablamos de edificios relevantes, hay uno que se lleva la palma: la Iglesia de Vardo (Vardo Kirke). Construida en 1958, su elemento más representativo es su larguísima espadaña triangular. Tiene capacidad para más de 400 personas.
Pese a ser un edificio relativamente reciente, se ha convertido en uno de los símbolos de Vardo. En realidad, nosotros no sabíamos nada sobre ella, pero la vimos en buena parte de la información turística sobre el extremo norte de Noruega que pudimos encontrar. Visitarla fue uno de los pequeños hitos del viaje.
Pub Nordpol Kro
Otra visita imprescindible en Vardo es el Pub Nordpol Kro, que se presenta como el restaurante más antiguo del norte de Noruega. Fue fundado a finales del siglo XVIII y ha sido regentado por diferentes familias ilustres de la localidad, como los Brodtkorb o los Bredesen. En la actualidad hace las veces de museo (las fotos de sus paredes son oro puro), de sala de conciertos y también de pizzería. Está cerca del puerto y es una de las pocas opciones para comer en la ciudad, por lo que no deberíais perderlo de vista.
Puerto
Por cierto, también merece la pena que echéis un ojo al mítico Puerto de Vardo, desde donde salieron buena parte de las primeras expediciones al Polo Norte. Las gélidas aguas del Mar de Barents nunca se congelan aquí gracias a la Corriente del Atlántico Norte, lo cual hace que el puerto esté operativo durante todo el año. Suele tener bastante actividad pese a su remota ubicación.
Capilla Stegelnes (Capilla de Vardo)
La Iglesia de Vardo no es el único templo de la ciudad. En el oeste de la isla sobre la que se asienta la urbe está la Capilla Stegelnes, que fue de las poquitas que no fueron incendiadas durante la II Guerra Mundial. Está dedicada fundamentalmente a bodas y bautizos locales.
Por cierto, junto a la capilla está el cementerio de Vardo. Es uno de los más grandes que vimos en el norte noruego.
Memorial de Steilneset (Steilneset Minnested)
Si os fijáis, desde la capilla se puede apreciar un enorme edificio con forma de barco que está en dirección al agua. Es el Memorial de Steilneset, conocido coloquialmente como el Memorial de las Brujas. Es una instalación absolutamente increíble, que sirve de homenaje para las casi 100 personas que fueron ejecutadas por brujería durante el siglo XVII en la ciudad.
Es una de las grandes obras arquitectónicas modernas de Noruega. Fue inaugurado en el año 2011 por la reina Sonia, tras un largo proceso constructivo que se fue hasta los 70 millones de coronas. El responsable del proyecto fue el arquitecto suizo Peter Zumthor.
El memorial tiene una longitud de 135 metros, dentro del cual hay 91 placas: una por cada víctima sentenciada a muerte entre 1600 y 1692. La visita se puede hacer las 24 horas del día, es gratuita y resulta absolutamente espectacular. No hay palabras para explicarla.
Además, junto al memorial hay un pequeño pabellón de cristal en el que está instalada la obra Las malditas, las poseídas y las amadas, de la artista francoamericano Louise Bourgeois. Su elemento más representativo es una llama que emerge de una silla metálica.
Os recomendamos encarecidamente la visita a este lugar, sin duda fue lo que más nos gustó de toda la ciudad de Vardo.
Resto de la isla
Aunque la visita a la ciudad de Vardo en principio ya estaría, la isla todavía se guarda algunas sorpresas. Podéis hacer un poco de senderismo o simplemente moveros con el coche, de cara a conocer un poquito más los alrededores de al urbe. Por ejemplo, nosotros fuimos de camino al faro para ver el Drakkar Leviathan, una escultura de madera a medio camino entre el barco vikingo y el animal mitológico.