Qué ver en Triana, el maravilloso barrio de Sevilla al otro lado del río

Triana no solo es el barrio más representativo de Sevilla, que también. No pasaría nada si se afirma que es el barrio más emblemático de toda España, por ese carácter único y a la vez tan bien integrado en el resto de una ciudad ya de por sí especial. Hablamos de uno de esos sitios que han de ser vividos para ser entendidos, porque cualquier cosa que se cuente sobre Triana se va a quedar corta. Nosotros os traemos aquí una introducción a este magnífico lugar, pero insistimos en que solo son referencias que tenéis que coger con pinzas. Una vez allí, los colores, sonidos y aromas del barrio os irán guiando en una experiencia única, en la que no hay viajero que no salga enamorado de allí. ¿Estás listos para descubrir todo lo que ver y que hacer en Triana?

Río Guadalquivir en Sevilla

41010, mucho más que un código postal

Puede que la orilla monumental de Sevilla sea la opuesta a Triana, pero da exactamente igual. Hablamos del barrio con más magia de la ciudad, de un rincón único en el que sus costumbres y tradiciones brillan con luz propia a cualquier hora del día.

Puente de Triana

Los orígenes de Triana están a medio camino entre la tradición marinera, la cultura flamenca y sus correspondientes raíces gitanas. Ha sido lugar de nacimiento de un elenco de artistas prácticamente infinito en todas las disciplinas, brillando especialmente tanto en la poesía como en las sevillanas.

¿Qué ver en Triana? ¿Cómo organizar la visita? Pues nosotros os vamos a dar las claves para moveros por el barrio, pero tenéis que tener en cuenta que cambia mucho en función del momento del día (nada tiene que ver la tranquilidad de la hora de la siesta con el ajetreo del tapeo nocturno, por poner dos ejemplos) y que es un barrio en el que el arte os interceptará a cada paso. Es imposible planificar una ruta, simplemente tenéis que ir fluyendo para que la experiencia fuera óptima.

Iglesia de Triana

Turismo en Triana: tres ejes para entender el barrio

Puente de Triana

La puerta de entrada y de salida al barrio debería ser el Puente de Triana. Es un atractivo turístico en sí mismo, siempre arriba en la lista de cosas que ver en Triana: por las vistas que os dejará de ambas orillas del Guadalquivir, por lo bonito que es y por el ambientazo que se respira en él a cada paso. En nuestra opinión, es una de las zonas más especiales tanto de Triana como de la propia ciudad de Sevilla.

Puente de Triana

Además, junto al puente se encuentran algunos de los grandes puntos de interés del barrio. Al poco de cruzarlo os encontraréis con el Castillo de San Jorge, una antigua fortificación medieval que también ha sido sede de la Inquisición. En el siglo XIX se derribó, pero todavía se conservan algunas ruinas.

Al ladito está la Capilla del Carmen, un icónico templo que se terminó de construir en 1928. Es chiquitita, está construida en ladrillo y su elemento arquitectónico más reconocible son las cerámicas de Triana con las que se decoran tanto la cúpula como la parte superior de la torre.

Por último, allí mismo está el Mercado de Triana, un antiguo mercado de abastos en el cual se pueden encontrar tiendas de alimentos, puestos de comida preparada e incluso un pequeño museo. Visita imprescindible a la hora de la comida, pues es un lienzo único de colores y sabores.

Mercado de Triana

Calle San Jacinto

Desde el puente «hacia adelante» está la Calle San Jacinto, que se adentra en las profundidades del barrio y que os permitirá ver una versión ultra-auténtica de Triana. Es una amplia avenida peatonal en la que Triana siempre se muestra bulliciosa y sorprendente. Veréis gente a cualquier hora del día, puestos en los que tan pronto venden castañuelas como abanicos y restaurantes absolutamente maravillosos.

Calle San Jacinto

De hecho, mucha atención a esto último. Más allá del arte flamenco o de la arquitectura típica, uno de los grandes motivos por los que cruzar el río y visitar Triana es porque allí se come de maravilla. En la Calle de San Jacinto os esperan establecimientos tan míticos como la Cervecería Alboreá (con sus épicas tortillas de camarón) el elegante Blanca Paloma (donde nosotros dimos cuenta de un canelón de rosada que quitaba el sentío).

Tortillas de camarón

Calle Betis y Calle Pureza

Si buscáis una versión más íntima y tranquila de Triana, os recomendamos que desde el puente giréis a mano izquierda en lugar de seguir de frente. Allí os esperan dos calles: la Calle Betis y la Calle Pureza. Dos zonas que se complementan muy bien entre sí y que recordaréis de por vida.

Triana al atardecer

La Calle Betis transcurre junto al río, prácticamente acariciándolo. Esto os permitirá disfrutar de unas vistas únicas de la orilla monumental de Sevilla, con edificios como la Real Maestranza o la Torre del Oro al alcance de vuestra cámara. Además, allí encontraréis bares y restaurantes de todo tipo. No se nos ocurre una actividad mejor que tomarse una cerveza al atardecer, con el Guadalquivir refrescándoos y Sevilla frente a vosotros.

Por otro lado, la Calle Pureza hace honor a su nombre y se adentra en la parte más auténtica de Triana. Es paralela a la Calle Betis, mucho menos transitada que la Calle San Jacinto y atesora un montón de sorpresas. Tan pronto os toparéis con templos (la Capilla de los Marineros, la Real Parroquia de Señora Santa Ana) como con tablaos flamencos (tanto tradicionales como para guiris).

Además, la Calle Pureza también es un buen sitio para tapear, pues esconde establecimientos con mucha tradición y algo menos conocidos que los de otras partes del barrio. Nuestra recomendación aquí es el Bar Casa Remesal, un clásico que quizá ha vivido tiempos mejores pero que siempre es bueno visitar.

Calle Pureza
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