Ubicada en el extremo oriental de la provincia de Brescia, en la puntita de una península que se adentra hasta el mismísimo corazón del Lago de Garda, la bellísima localidad de Sirmione es uno de esos destinos que os dejarán sin palabras. Un pequeño casco antiguo amurallado por un lado y rodeado de agua por los otros tres, en el cual encontraréis un impresionante castillo, iglesias, termas, cuevas, playas y algunas de las mejores heladerías de Italia. ¿Se puede pedir más? En este artículo os enseñamos qué ver en uno de los pueblos más bonitos de toda Europa.
Tabla de contenidos
La Península de Sirmione: de lo bueno lo mejor y de lo mejor lo superior
Sirmione es uno de esos destinos en los que el turismo arraigó hace ya muchísimo tiempo. Su antiguo balneario, la imagen romántica de sus ruinas de época romana o el castillo medieval que da la entrada a la villa (entre otras muchas cosas) han hecho que viajeros de todo el mundo se enamoren de sus calles generación tras generación.
A todo lo anterior hay que sumarle una excelente ubicación. El Lago de Garda, situado en el norte de Italia, es una enorme masa de agua (la más grande del país) al pie de los Alpes, en cuyas orillas se disponen un montón de pequeños e inolvidables pueblos. De entre todos ellos destaca sin duda Sirmione, que se enmarca al final de una pequeña península en la parte más meridional del lago. El acceso es un poco lento, hay que pagar por aparcar y es un destino ciertamente masificado, pero todo eso da igual en comparación con lo muchísimo que encontraréis allí.
La visita a Sirmione se puede hacer de mil maneras: como una paradita en el marco de una ruta por el norte de Italia, como centro de operaciones para exprimir todo lo que tiene que ofrecer el Lago de Garda o simplemente como lugar de retiro para echar unos días disfrutando de sus playas y sus aguas termales.
Sea como fuere, seguid leyendo si queréis ver todas las cosas que no pueden dejar de ser visitadas en vuestro recorrido por el casco histórico de Sirmione.
Ruta de un día por Sirmione
Lo primero que tenemos que decir es que el casco histórico de Sirmione es una auténtica pasada, de lo mejorcito que hemos visto en mucho tiempo. Dependiendo del día y de la hora la visita puede ser muy caótica, ya que hay mucha gente y poco espacio para caminar, pero os aseguramos que encontraréis un sitio de postal.
Sirmione tiene cuatro calles mal contadas, pero en ellas encontraréis absolutamente de todo: rincones con encanto en los que el tiempo parece haberse detenido, plazas súper concurridas con un ambiente espectacular, malecones junto al puerto por los que dar breves pero inolvidables paseos…
Hallaréis también un montón de sitios para hacer compras, una buena propuesta gastronómica y edificios de relumbrón como la Villa de María Calas o el Villa Cortine Palace Hotel, uno de los establecimientos más lujosos de la zona.
Castillo Scaligero
Es imposible visitar Sirmione sin antes ver Rocca Scaligera, el castillo que sirve como nexo de unión entre el casco histórico y el resto de Italia. Aunque a comienzos del siglo XX estaba casi en ruinas, se acometió una ambiciosa restauración que hizo que hoy en día luzca un aspecto maravilloso.
La construcción, dicho sea de paso, se encuentra rodeada en su totalidad por un foso. Precisamente, para entrar en Sirmione hay que cruzar un puente levadizo que franquea dicho foso.
Cuevas de Catullo
En el norte del casco histórico encontraréis las Grotte di Catullo, vestigios de una villa de época romana que hoy se muestran al mundo como las típicas ruinas románticas. Es una visita obligada (que se hace junto al museo arqueológico), durante la cual disfrutaréis de un agradable paseo entre piedras y vegetación a partes iguales.
Termas
Sirmione es uno de los destinos más importantes de Europa en lo que a vacaciones de balneario se refiere. Las aguas cercanas a la ciudad tienen una gran concentración de azufre, disponiendo de unas condiciones óptimas para tratar diferentes dolencias.
Hoy en día hay dos establecimientos claramente diferenciados: las Termas de Catullo, con un enfoque 100% turístico; y las Termas de Virgilio, centradas en tratamientos medicinales.
Iglesia de Santa María la Mayor
Paseando por Sirmione nos encontramos casi sin quererlo con la Iglesia de Santa María la Mayor, un templo de una sola nave construido en el siglo XV. En medio de tanto bullicio, agradecimos poder entrar en ella un par de minutitos para retomar el aliento.
Iglesia de San Pedro en Mavino
Un poquito al norte de Santa María la Mayor encontraréis la Iglesia de San Pedro en Mavino, la más antigua de Sirmione. Está construida sobre los restos de un templo pagano y, pese al incalculable valor histórico del edificio, no podréis visitarlo: se trata de una propiedad privada.
Playas
Italia es un país que nos da mucha pereza para ir a la playa, ya que todas están súper masificadas y hay que pagar por entrar a la gran mayoría. Sin embargo, Sirmione es la excepción. Pese a lo pequeñito del pueblo, tanto en él como en los alrededores encontraréis un buen puñado de playas que dan al lago.
La más famosa de todas es Playa Jamaica, que está justo en el norte, la cual apareció en la premiada película Call me by your name. Sin embargo, Lido delle Bione o Punta Gro no se quedan atrás en belleza.
Comer helado en Sirmione
Para terminar, sería un auténtico crimen que os fueseis de Sirmione sin probar uno de sus deliciosos helados. No hemos visto nunca una ciudad con tantas heladerías por metro cuadrado: están por todos los rincones, son enormes y en todas ellas os dejarán probar varios sabores antes de comprar.
¿Qué podemos decir? No somos muy objetivos, ya que el helado nos apasiona, pero incluso de hooligans del helado como nosotros sabemos diferenciar entre un sitio bueno y uno malo. Y os aseguramos con los helados de Sirmione son una auténtica pasada. Además, como hay tanta competencia, los precios son algo más baratos de lo normal. ¡No hay excusas para no tomar uno!