Hoy queremos hablar de Piñuécar – Gandullas, un municipio de la Sierra Norte de Madrid formado por las dos localidades que le dan nombre. Seguramente sean dos de las menos conocidas de toda la Comunidad de Madrid, hasta el punto de que, si nadie hace algo pronto, parece que están abocadas a la desaparición. Sería espantoso, pues son una excursión perfecta desde Madrid: a menos de una hora de la capital, con mucho que ver y con su carácter serrano prácticamente intacto. Si buscáis tradición y respirar aire puro, seguid leyendo: os presentamos uno de los rincones con más encanto de la Sierra Norte.
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La Sierra de Madrid: entre la masificación y el olvido
Piñuécar – Gandullas es un municipio formado por las dos localidades que le dan nombre (originalmente tres, pero Bellidas ya sucumbió pasto del despoblamiento). Este binomio ofrece al viajero la cara más tradicional de la Sierra Norte de Madrid, pues al no haber formado nunca parte del circuito turístico habitual ha permanecido intacta al paso del tiempo. Eso si, esto tiene una cara amarga: a día de hoy apenas sobrepasa el medio centenar de vecinos, con una media de edad súper alta. Si las autoridades no hacen algo rápido e incentivan que la gente vaya aquí a vivir, tanto Piñuécar como Gandullas acabarán desapareciendo por completo.
Y sería una pena, la verdad, pues son dos localidades encantadoras. Sus cascos históricos son preciosos, tienen varios edificios destacados, el entorno es precioso y además hay un montón de vestigios de la Guerra Civil. Vamos, que son muchos los motivos por los que ir.
Somos unos apasionados de la Sierra Norte, pero la verdad es que a veces nos agobia. Localidades como La Hiruela o Patones de Arriba son impracticables un sábado o un domingo, ya que tienen un número de visitantes infinito. Sin embargo, en Piñuécar – Gandullas jamás encontraréis esas aglomeraciones. Por tanto, es un lugar que os recomendamos si realmente queréis escapar de la rutina y desconectar de la ciudad. Quizá no encontréis tantas cosas como en los destinos más típicos, pero os aseguramos que hay mucho que ver y hacer.
10 cosas que ver en Piñuécar – Gandullas
Piñuécar
El casco histórico de Piñuécar es una pasada. Pese a ser chiquitito y estar prácticamente despoblado (apenas unos 60 vecinos), sus calles son una maravilla. En ellas podréis encontrar bonitas casas de piedra, algunas de las más bonitas de la sierra madrileña. Una de las ventajas de haber sido un lugar poco concurrido es que han sabido conservar la tradición mejor que ningún otro.
Iglesia de San Simón Apóstol
Dentro de Piñuécar, pero este templo merece una mención especial. Data del siglo XVI, incluso es probable que de antes, ya que su arquitectura barroca tiene muchos elementos claramente medievales (como la cabecera, con un ábside circular peraltado). Tiene una imagen de la Virgen de las Candelas muy querida por los lugareños, vestida con ropajes del siglo XII.
Árboles singulares
Los alrededores tanto de Piñuécar como de Gandullas están llenos de árboles singulares. Hay algunos marcados en el mapa, pero es igual: cualquier paseo por los alrededores es bueno para disfrutar de la vegetación de la zona. Os recomendamos ir despacito y en silencio, pues al no ser un lugar especialmente turístico lo más probable es que veáis aves y pequeños mamíferos.
La Reguera
Restos de las estructuras construidas por los árabes que poblaban la zona entre los siglos VIII y X. Son pequeños canales que se utilizaban para llevar el agua entre las zonas de aprovisionamiento y los huertos, los cuales están visibles tanto en Piñuécar como en Gandullas. Mención aparte merece esta última localidad, pues junto a la iglesia se encuentra la Piedra de las Veces: un reloj que servía para regular los turnos para usar el agua por parte de los agricultores.
Gandullas
Y ya que hablamos de Gandullas, no podemos dejar de recomendaros un paseo sin rumbo por su casco histórico. Lo mismo: son tres o cuatro calles, pero todas ellas llenas de rincones con encanto y casas que recogen la tradición de la Sierra Norte de Madrid.
Iglesia de Nuestra Señora de la Paz
Aunque el edificio original fue arrasado durante la Guerra Civil, esta reconstrucción realizada en los años posteriores al conflicto es de muy bella factura. Su preciosa torre es el elemento arquitectónico más destacado, aunque la verdad es que el edificio es precioso.
Fraguas y potros de herrar
Tanto en Piñuécar como en Gandullas encontraréis fraguas y potros, elementos que atestiguan uno de los oficios más antiguos de la zona: la herrería. Al ser localidades dedicadas al ganado y la agricultura, era imprescindible que surgiesen pequeños talleres para fabricar herraduras, trillos y demás.
Despoblado de Bellidas
Ubicado hoy en día en una finca particular y con el Caserío de Bellidas como único representante, se trata de los restos de una antigua localidad. Formó parte de Piñuécar desde el siglo XVI, aunque ya en el XVII tuvo menos de cinco habitantes. El último falleció en el siglo XX, momento en el cual sus casas empezaron a venirse abajo. Hoy en día se puede callejear entre sus restos.
Ruinas de Santo Domingo
Restos de una iglesia también arrasada por la mayor enfermedad del interior de España: el despoblamiento. Se conserva su espadaña, la cual es uno de los símbolos del municipio. Para llegar a ella hay que caminar un ratito desde Piñuécar.
Frente de Somosierra
Por supuesto, no queremos olvidarnos de las decenas de restos de la Guerra Civil que hay en ambas localidades. El Frente de Somosierra fue uno de los más importantes del conflicto, debido a lo cual han llegado hasta hoy restos de búnkeres y trincheras. Merece la pena que le echéis un rato y hagáis una ruta para conocerlos.