En este artículo os vamos a enseñar Palancares, en el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara. Si seguís leyendo descubriréis un precioso pueblo de escasos diez habitantes, el cual es capaz de luchar contra el olvido a la vez que ofrece una maravillosa postal de pueblo de serranía. Sus casitas de pizarra negra, que brotan como setas en medio de un enorme bosque de robles, están esperándoos para ofreceros una experiencia auténtica para los cinco sentidos.
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Un pueblo hecho de pizarra, barro y roble
Palancares es un pequeño pueblo serrano a 1200 metros de altitud, perteneciente al término municipal de Tamajón (de cuyo núcleo urbano le separan unos 15 kilómetros).
Palancares es un privilegiado balcón hacia muchas realidades distintas. Por un lado, ofrece una de las mejores panorámicas de toda la provincia hacia el emblemático Pico Ocejón, pero también a los robledales de los alrededores. A su vez, ofrece una mirada a esa inconfundible arquitectura tradicional de serranía, en la que la pizarra, el barro y la madera de roble son moneda común.
Aunque esta pedanía hoy cuenta con apenas diez vecinos, en su momento de mayor esplendor llegó a tener más de un centenar. Lo cierto es que hoy es un destino que suele pasar desapercibido para el viajero, que normalmente acude a la zona para visitar la Pequeña Ciudad Encantada o hacer algo de senderismo en localizaciones con menos altura. Y es una pena, pues, como vais a ver en seguida, Palancares es un pueblo encantador. ¡No dejéis de visitarlo si tenéis ocasión!
Turismo en Palancares
Iglesia Parroquial de la Inmaculada
La Iglesia Parroquial de la Inmaculada suele ser lo primero que ven los viajeros al llegar a Palancares, ya que es visible desde la carretera que lleva al pueblo y prácticamente todas sus calles van a parar a ella. Se trata de un bonito templo hecho en piedra, el cual cuenta con un pequeño pórtico de acceso y una espadaña elaborada con pizarra de los alrededores. Si estuviese abierta no dudéis en entrar, ya que en su interior hay una pila bautismal románica que tiene mucha fama.
Calle Mayor
Solo tendréis que andar un minuto desde la iglesia para llegar a la Calle Mayor, nuestro rincón favorito de Palancares. Se trata de una calle de escasos cien metros, pero son más que suficientes para ofrecer al viajero una estampa maravillosa de la mejor arquitectura de serranía. Nos sorprende enormemente que no aparezca mencionada ni siquiera en los folletos turísticos de la zona, pues nos pareció una auténtica maravilla.
Calle Real
También merece la pena que recorráis la Calle Real, la otra avenida destacada entre las cinco o seis que componen todo el pueblo. En ella podréis encontrar el Centro Cultural de Palancares, construido con pizarra de la zona.
Arquitectura tradicional
En cualquier caso, da igual a qué calle vayáis. Realmente Palancares es muy pequeño, por lo que acabaréis recorriendo todas y cada una de ellas. Eso si, id con los ojos bien abiertos, pues en este pequeño pueblo os esperan un montón de edificios maravillosos. Quizá no tenga tanta fama como otros pueblos de la ruta de la Arquitectura Negra, pero os aseguramos que se trata de un enclave fantástico.
Robledales
Además, Palancares se encuentra perfectamente integrado en su entorno natural. Resulta impresionante ir recorriendo la GU-211 (que, por otro lado, es una carretera preciosa) y ver como de repente aparece un pequeño pueblo en medio del bosque. Aprovechad que estáis por allí para dar un paseíto, pues los robledales de los alrededores son de lo mejorcito del Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara.
Balcón al Pico Ocejón
Y, si prestáis atención a los alrededores, seguramente os haya llamado la atención la gran montaña que hay en las inmediaciones. Se trata del Pico Ocejón, que con sus 2049 metros de altura es uno de los elementos geográficos más destacados de toda la provincia de Guadalajara. Sin duda, la cercanía de esa montaña contribuye enormemente a la imagen idílica de pueblo de serranía que se puede disfrutar en Palancares.