Qué ver en Nogent-le-Rotrou, una de las capitales del antiguo Condado de Perche

Nogent-le-Rotrou es otro gran ejemplo de la profundidad turística de Francia. No nos cansamos de decirlo: allá donde paréis os toparéis con joyas por descubrir, sitios únicos que deberían ser conocidos en todo el mundo pero que parecen reservados al que pasa por ahí. Ya hemos hablado de lugares como Thiers, Belfort o Mirmande: hoy le toca el turno a la ya mencionada Nogent-le-Rotrou. Es un destino cargado de historia y patrimonio, en el que será imposible que no os vayáis con la memoria de la cámara hasta arriba de fotografías increíbles.

Dos recorridos, un destino único

Ubicada a orillas del río Huisne, Nogent-le-Rotrou está a medio camino entre Le Mans y Chartres. Se encuentra a unas dos horitas por carretera de París, por lo que puede ser una buena parada para tomar fuerzas o recuperarse del enfrentamiento con los atascos de la capital de Francia.

Tal y como reza en el título, se trata de una de las capitales que tuvo el antiguo Condado de Perche. Es una ciudad muy influyente en su territorio: lo que en España vendría a ser una capital comarcal, por así decirlo.

Poblada desde la Prehistoria, en Nogent-le-Rotrou hay huellas de los principales momentos de la historia francesa: desde la Revolución hasta los imperios, pasando por el terror de las dos Guerras Mundiales. Si bien en la primera el conflicto solo se vivió a través de la movilización de la población local, en la segunda sufrieron el ataque y la toma del ejército nazi.

Hoy en día Nogent-le-Rotrou cuenta con una elaboradísima propuesta turística. Han diseñado dos itinerarios complementarios, ambos peatonales: uno por la parte histórica y otro por la naturaleza de los alrededores. Son más largos de lo que parece (entre dos y tres horas cada uno), así que nosotros hicimos el urbano al completo. Por el contrario, el del paisaje lo hicimos en coche, parando en sus puntos más destacados.

Turismo en Nogent-le-Rotrou

Place Saint-Pol

Así, la larga ruta que hicimos por la ciudad empezó en la Place Saint-Pol, en la cual está la Oficina de Turismo de Nogent-le-Rotrou. Allí nos dieron un mapa con un montón de información y nos informaron también sobre opciones para comer, ya que llegamos justo al mediodía.

Estatua de Paul Deschanel

Una vez llenamos la barriga, nos dispusimos a dar una buena pateada. En uno de los costados de la misma Place Saint-Pol está la Estatua de Pau Deschanel, presidente de la República Francesa en 1920. Es uno de los grandes estadistas galos de finales del XIX y comienzos del XX.

Iglesia de Nuestra Señora (Eglise Notre-Dame)

No muy lejos de allí las cosas se empiezan a poner serias, pues a mano tenéis la Iglesia de Nuestra Señora (Eglise Notre-Dame). Preciosa no: ¡es preciosísima! Una joya de finales del siglo XII, cuyo estado actual se explica por haber sido lugar de paso del Camino de Santiago desde ese mismo momento. No podéis iros de Nogent-le-Rotrou sin verla.

Tumba del Duque de Sully

Misma cosa se podría decir de la Tumba del Duque de Sully, un mausoleo en el que veréis cómo se talla el mármol blanco de una manera superlativa. Es increíble cómo consiguen el efecto tela, da la sensación de que podría moverse solo con rozarlo. El acceso es gratuito, pero tenéis que tener en cuenta que solo abre de 9:00 a 16:30.

Parque Daupeley

Desde ese punto de la ciudad queda muy a mano el Parque Daupeley, uno de los principales espacios verdes del centro de Nogent-le-Rotrou. En él se puede encontrar también uno de sus edificios más lujosos, la sede de una imprenta que estuvo en funcionamiento desde el siglo XIX hasta el año 2006.

Castillo de los Condes de Perche

Eso sí, ningún edificio puede ser comparado en Nogent-le-Rotrou al Castillo de los Condes de Perche, su construcción más emblemática. Comenzó a construirse probablemente a finales del siglo X, aunque fue ampliado notablemente dos centurias más tarde. Llegó a tener hasta siete torres, pero fue arrasado por los ingleses durante la Guerra de los Cien Años.

Actualmente es propiedad municipal. El ayuntamiento no solo se encarga de su apertura y mantenimiento, sino también de ofrecer en él un excepcional museo en el que se narran sus 1000 años de historia. Absolutamente imprescindible.

Escaleras de Santiago

Aunque nosotros accedimos hasta el castillo sin grandes esfuerzos, ya que está a tiro de piedra del Parque Daupeley, lo cierto es que está en una zona muy elevada. Para unirlo con la parte baja del pueblo están las Escaleras de Santiago, que durante mucho tiempo fueron el único acceso a la fortaleza. 155 empinadas escaleras no aptas para gente vaga.

Barrio de Pâty

Si bajáis por dicha escalinata, llegaréis hasta el Barrio de Pâty, la zona medieval de Nogent-le-Rotrou. Aquí estaban las oficinas de los condes, las casas de los hombres de negocio más adinerados, pequeñas fortalezas familiares y todo aquello que puede evocar Edad Media.

Se trata de un barrio encantador, por el cual es un lujo pasear y perderse. Encontraréis edificios destacados por doquier.

Casa del Señor de Méréglise

Un buen ejemplo es la Casa del Señor de Méréglise, un edificio del siglo XVI ubicado entre la rue du Croc y la rue de la Ronne. Tuvo un inquilino de relumbrón, ya que también se trata de la casa natal del poeta Rémi Belleau.

Casa del Alguacil (Maison du bailli)

Bastante cerca está la Casa del Alguacil, probablemente nuestro edificio favorito de todo Nogent-le-Rotrou. Se encuentra en el número 47 de la rue Saint-Laurent y data, según una inscripción de su fachada, del siglo XVI.

Iglesia, abadía y albergue de peregrinos

En vuestro paseo por el Barrio de Pâty tendréis momentos en los que no sabréis ni a dónde mirar. Quizá la zona más destacada se congrega en los alrededores de la Iglesia de San Lorenzo (Eglise Saint-Laurent), un templo del siglo XI con un montón de anexos posteriores.

Junto a él está la Abadía de Saint-Denis, fundada en el año 1029 por el conde de Perche (Geoffroy III). Perdió su uso religioso en 1788, siendo recuperada dos décadas más tarde por Napoleon I para crear un colegio. Posteriormente fue utilizada como barracones militares e incluso llegó a albergar una prisión.

Por último, al ladito está el Albergue de Peregrinos, actual juzgado. En su momento prestó servicio a los peregrinos que atravesaban Nogent-le-Rotrou en su ruta a Santiago de Compostela.

Paseo de Camille Silvy

Todo este patrimonio medieval convive con una zona verde preciosa: el Paseo de Camille Silvy. Se trata de un agradable caminito que va en paralelo al río, cuyo nombre viene dado por uno de los grandes pioneros de la fotografía francesa.

Puente de madera, piedra y acero

Tendréis que cruzar un antiguo puente para continuar con vuestra ruta. Hay que decir que el puente original data del siglo XIII y era de madera, pero el mundo fue avanzando: pasó a ser de piedra en el siglo XVI y de acero en el XIX.

Place de la République y alrededores

Hay que decir que lo más top de Nogent-le-Rotrou es la parte medieval, aunque la zona moderna también merece un vistazo. Tomando como referencia la Place de la République, aprovechad para visitar algunos de sus elementos más destacados: desde la antigua estación de tranvías hasta un kiosko musical, pasando por algunas esculturas contemporáneas.

Iglesia de Nuestra Señora de Monte Carmelo

Más o menos con eso estaría el circuito urbano. Teníamos ganas de explorar también el itinerario de naturaleza, pero veníamos de un viaje larguísimo y las fuerzas iban justitas. Por eso, para esta segunda parte de la visita tiramos de furgoneta e hicimos solo las paradas más destacadas. La primera fue en la Iglesia de Nuestra Señora de Monte Carmelo, un templo bonito a más no poder.

Data del siglo XI y destaca por tener algunos de los elementos románicos más importantes de esta zona de Francia. No os vayáis de Nogent-le-Rotrou sin pasaros por allí.

L’étang de la Borde

Misma cosa se podría decir de L’etang de la Borde, una zona verde de aproximadamente 15 hectáreas. En ella podréis caminar alrededor de un enorme estanque (la ruta completa tiene 3 kilómetros), tomar un helado frente a él o simplemente disfrutar de lo bonito que es el parque. Fue el broche de oro perfecto a la visita a Nogent-le-Rotrou.

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