Es imposible hablar de la bonita ciudad de Montreux y no hacer referencia a las tranquilas aguas junto a las que se asienta, pues el extremo este del Lago Lemán es un auténtico remanso de paz. Sin embargo, no esperéis un lugar aburrido, pues hablamos de un destino en el que genios de la talla de Freddie Mercury o Ian Gillan (cantantes de Queen y Deep Purple respectivamente) dejaron su sello. Seguid leyendo y os mostraremos todo lo que ver y que hacer es este fascinante destino de Suiza.


Tabla de contenidos
Glamour y rock & roll a orillas del Lago Lemán
Como en muchas otras localidades de la zona, el origen de Montreux hay que encontrarlo entre asentamientos de la Edad del Bronce y las colonias que establecieron los romanos. Sin embargo, su auténtica identidad surgió mucho después, cuando allá por el siglo XII se introdujo en la región la viticultura.
Al fin y al cabo, las soleadas laderas de las montañas cercanas al Lago Lemán eran el entorno perfecto para el cultivo de la vid. Junto a él, como no podía ser de otro modo, se puso en marcha una producción de vino que hoy en día sigue más que vigente.


Tras diversas vicisitudes en la que la ciudad cambió de manos varias veces, la tranquilidad llegó a partir del siglo XIX. Desde ese momento, Montreux se posicionó como uno de los destinos turísticos favoritos de las familias europeas más poderosas, configurando una propuesta similar a la que se puede encontrar en localidades como Biarritz, por poner un ejemplo reconocible.
La calidad de vida en Montreux era un foco de atracción también para personalidades de la cultura, siendo el más claro ejemplo de ello Freddie Mercury. Más adelante hablaremos de esto, además de mencionar también cómo la popular canción Smoke on the Water se escribió a partir de un suceso ocurrido en la ciudad.
Eso sí, antes de entrar en materia, una pequeña advertencia: Montreux es una ciudad que es mejor visitar en tren. Si vais en coche, lo pasaréis bastante mal para aparcar: los parkings suelen estar completos y encontrar sitio en la calle es un infierno. Sin embargo, cualquier esfuerzo merece la pena con tal de ir a un destino tan chulo como este.


Turismo en Montreux
Grand-Rue
Nosotros empezamos la visita a Montreux casi sin saberlo. Y es que fue entrar en la ciudad con nuestra furgoneta para quedar fascinados de repente por el enorme patrimonio que estábamos viendo a ambos lados de nuestro vehículo. Al fin y al cabo, la carretera que atraviesa la urbe es su Gran-Rue, la avenida de más relumbrón.


Una vez aparcamos y la pudimos recorrer a pie, comprobamos que todo era lujo y herencia de los viajeros del siglo XX y comienzos del XX. El mejor ejemplo es el Gran Hotel Suisse, que con su imponente fachada es uno de los establecimientos hoteleros con más solera del viejo continente.


Quai de la Rouvenaz
No obstante, nosotros habíamos ido a Montreux después de visitar Vevey, por lo que íbamos con la idea de dar otro agradable paseíto junto al lago. Rápidamente llevamos al Quai de la Rouvenaz, el bulevar que transcurre entre la ciudad y las aguas del Lago Lemán. Allí encontramos justo lo que buscábamos, además de la Oficina de Turismo y algunos de los principales puntos de interés de Montreux.


Mercado Cubierto
Un buen ejemplo es el Mercado Cubierto, una preciosa construcción de finales del siglo XIX que fue donada a la ciudad por Henry Nestlé. Si vais en días de mercado lo encontraréis bullicioso y lleno de vida, pero cuando no haya puestos también merece la pena. Al fin y al cabo, podréis disfrutar de su arquitectura decimonónica sin ningún tipo de distracción.


Estatua de Freddie Mercury
Justo al lado del Mercado Cubierto está el punto más fotografiado de Montreux y, posiblemente, de todo el Lago Lemán: la Estatua de Freddy Mercury con la que la ciudad recordará por siempre el paso del genio por sus calles. En ella nunca faltan flores ni fans procedentes de todo el mundo.
Tras varias vacaciones de verano, el cantante de Queen compró una casa en Montreux. El propio grupo adquirió unos estudios, en los cuales se grabaron algunas de sus últimas producciones.


Place de l’Eurovision
¡Atención eurofans! Paseando a orillas del lago encontramos la Place de l’Eurovision, que se instaló en 2004 para conmemorar los primeros 60 años del popular festival de música. Se hizo sobre el lugar en el que se transmitió por primera vez la señal del festival.


Casino y Queen: The Studio Experience
Precisamente, ese estudio está junto al Casino de la ciudad. Por un lado, este edificio no solo es visitable, sino que ofrece todo lo que cabría esperar de este tipo de recintos… aunque con una dosis extra de glamour, no lo vamos a negar. Por cierto, la popular canción Smoke on the Water de Deep Purple narra el incendio que sufrió el casino en 1971, después de que un asistente a un concierto de Frank Zappa tirase una bengala hacia el techo del escenario.
Sin embargo, lo realmente interesante del Casino a día de hoy es que es el punto de acceso para el estudio que Queen tuvo en Montreux. Hoy en día se ha convertido en un museo, conocido como Queen: The Studio Experience. Es gratuito, abre durante todo el día y en él podréis contemplar muchos objetos relacionados con la banda.


Jardins du Palace
Si sois muy melómanos, os recomendamos visitar también los Jardins du Palace. Es un pequeño parquecito que se ha convertido en una especie de hall of fame de la música. Allí podéis encontrar estatuas de músicos de la talla de B. B. King, Carlos Santana o Aretha Franklin. La única pega es que no se puede entrar con perro.


Casco histórico
Más allá de la Grand-Rue y de la zona junto al lago, Montreux tiene un pequeño centro urbano. Está en la zona alta, pero la verdad es que no es gran cosa. De hecho, nosotros echamos un ojo por allí (ya que fue donde conseguimos aparcar tras dar un montón de vueltas) y la verdad es que no parecía a la altura del de Vevey.
Castillo de Chillon
Lo que sí marca la diferencia es el espectacular Castillo de Chillon, una enorme fortaleza que pertenece a Montreux y a la que llegaréis tras cinco minutos en coche (o 45 caminando). Se trata de un edificio antiquísimo, que funcionaba como fortaleza ya desde la Edad del Bronce. Sin embargo, buena parte de su aspecto se debe a construcciones del siglo XIII que fueron reforzadas en las centurias posteriores.
Merece la pena ir hasta el Lago Lemán solo por visitar el espectacular Castillo de Chillon. Incluso es recomendable acercarse hasta él aunque no lo veáis por dentro, ya que su silueta a orillas del Lago Lemán es uno de los mejores recuerdos que podéis llevaros de toda Suiza.

