¿Estáis buscando qué ver en Milán? Aquí os traemos una guía con todo lo que necesitáis para preparar vuestra escapada a la capital de la moda. A lo largo de los siguientes párrafos encontraréis información sobre sus tres aeropuertos, os enseñaremos todo lo que puede dar de sí la ciudad en un fin de semana y tendréis consejos de todo tipo sobre alojamiento, zonas para comer u opciones para moverse de un sitio a otro. Eso sí, antes de empezar queremos deciros que Milán mola un montón. Es un sitio muy vivo, con muchísimas cosas para hacer y que no está tan trillada como otros destinos italianos.

Tabla de contenidos
Introducción: la gran tapada de Italia
Capital de Lombardía, Milán es la segunda ciudad más poblada del país (e incluso cuenta con la mayor área metropolitana, superando la suma de Roma y sus alrededores). Llamada Medhelan por sus fundadores celtas, el Imperio Romano se encargó de renombrarla a Mediolanum. La teoría más plausible es que ese rebranding hiciese referencia a su ubicación estratégica, pues la urbe se encuentra entre los Alpes y los Apeninos.

Mucho tiene que ver la posición de Milán con su desarrollo posterior. Al estar en el norte del país, en un denso cruce de caminos, siempre ha formado parte del potente desarrollo económico del centro de Europa. A día de hoy, se calcula que Milán tiene el segundo PIB más alto del continente (solo superada por París). Buena cuenta de ello dan sus industrial, representadas a lo largo de decenas de rascacielos.

¿Merece la pena ir a Milán? ¿Qué hay que ver en Milán? Esas son las primeras preguntas que suele hacerse el viajero. Todo el mundo conoce la ciudad, ya sea por la moda o por sus poderosos equipos de fútbol. Sin embargo, a nivel turístico parece un peldaño por debajo de los destinos italianos más top: Venecia, Roma, Florencia, Nápoles, Pisa… Sin embargo, tenemos que decir que sí, que es una ciudad alucinante.

Milán tiene todo para conquistar al viajero en la clásica escapada de fin de semana. Los vuelos son baratos, hay muchísimas cosas que hacer, se come bien, tiene una vida cultural animadísima y los alrededores están repletos de excursiones súper interesantes. Vamos, que no tengáis dudas: unos vuelos a Milán siempre son una buena idea, pues es un destino con mucho que ver y hacer.

Cómo llegar a Milán
Desde España, la opción mayoritaria para llegar a Milán es el avión. Es cierto que en coche no está tan lejos (unas 15 horas desde Madrid) y que por tren está súper bien comunicada, pero hay vuelos súper baratos a la ciudad desde prácticamente todos los aeropuertos españoles. Es uno de los grandes destinos low cost europeos, por lo que puede ser un destino en sí mismo o el trampolín para hacer escala y moverse a otras zonas del continente.
Aeropuerto de Milán-Linate (LIN)
El Aeropuerto de Milán-Linate (oficialmente Aeropuerto Enrico Forlanini) está en pleno centro de la ciudad, hasta el mundo de que conecta con la línea 1 de metro. Sin embargo, ninguna compañía de bajo coste lo utiliza para sus operaciones. Llegaréis a él si compráis vuestros billetes con Iberia, lo cual no es ninguna tontería: aunque en general es más cara que Ryanair, en ocasiones saca ofertas por debajo de los 100€ ida y vuelta.
Aparte del metro (opción ganadora, pues el billete cuesta 2€ o 3€), podéis ir de Linate a la ciudad utilizando autobuses urbanos (líneas 73 y X73), lanzaderas (Air Bus y Starfly, a unos 10€ ida y vuelta) o en taxi (el trayecto os saldrá por 40€).
Aeropuerto de Bérgamo (BGY)
El Aeropuerto de Bérgamo – Orio al Serio no está exactamente en Milán, sino en la bonita ciudad de Bérgamo (a unos 45 kilómetros). Pasó de la nada al todo gracias a las aerolíneas low cost, que lo han convertido en uno de sus aeropuertos favoritos. Aquí llegan muchos de los vuelos de Ryanair.
Para ir desde el Aeropuerto de Bérgamo hasta el centro de Milán, lo mejor es tomar un autobús lanzadera. Tanto Terravision como Orio Shuttle hacen el trayecto, por unos 20€ ida y vuelta. Dura unos 50 minutos. El taxi queda descartado (100€), mientras que los más ahorradores pueden plantearse coger un bus hasta Bérgamo y desde ahí ir en tren (pero es una opción mucho más lenta).
Aeropuerto de Milán-Malpensa (MXP)
Por último, el Aeropuerto de Milán – Malpensa es el segundo más importante de Italia, pues su 28 millones de pasajeros anuales solo son superados por Roma Fiumicino. El problema es que queda aun más retirado que Bérgamo, pues se tarda una hora en coche o autobús. Cosas de la vida low cost.
Para llegar al centro de Milán, hay que tomar un autobús de Terravision (otros 20€ ida y vuelta). También se puede ir en tren, con el Malpensa Express (unos 15€). El taxi quedaría descartado, pues también se va por encima de los 100€.
Aunque muchos vuelos baratos llegan aquí, en igualdad de precios siempre elegimos Linate o Bérgamo. Y es que Malpensa es un aeropuerto incómodo, lento y cuyo funcionamiento suele dejar mucho que desear. Para colmo de males, en 2024 decidieron llamarle Aeropuerto Silvio Berlusconi.
Moverse por Milán
A pie
Supongamos que ya estáis en Milán. Lo primero que tenéis que tomar en consideración es que es una de esas ciudades que hay que patearse, pues las cosas que ver en Milán están a una distancia relativamente razonable entre sí. Buena parte de su centro histórico es accesible de continuo caminando, en el típico paseo larguísimo en el que empiezas bien temprano y no acabas hasta después de cenar. ¡Echad calzado cómodo a la maleta!
Eso sí, hay algunas zonas que no están tan bien comunicadas. Para ellas deberéis tener en consideración los siguientes medios de transporte.

Metro / autobús / tranvía
La ciudad de Milán cuenta con una tupida red de metro. De hecho, sus cuatro líneas y más de cien estaciones hacen que pueda presumir de ser el más extenso de Italia (y eso que hasta los años 60 del siglo XX no se inauguró). Con el Metro de Milán podréis moveros por todas partes. Abre desde las 6:00 hasta pasada la medianoche, los billetes cuestan unos 3€ y tienen una duración de 90 minutos (es decir, podréis moveros infinitas veces hasta que pase ese tiempo).
Por supuesto, también podéis utilizar autobuses y trolebuses. Son especialmente interesantes por la noche (cuando el metro está cerrado) y también para alcanzar los destinos más periféricos.
Por último, los tranvías de Milán también merecen una mención. Hay 18 líneas, llevan en funcionamiento desde el último cuarto del siglo XIX y por las calles de la ciudad todavía operan los tranvías históricos: modelos fabricados entre 1928 y 1930 que se han vuelto ultra-populares entre los turistas.

Vehículo privado / Share Now
Si estáis visitando la ciudad con vuestro propio coche, lo primero que tenéis que saber es que aparcar en Milán no es nada fácil. Gratis es casi imposible, mientras que muchas zonas están restringidas por motivos medioambientales. Hasta los propios milaneses a veces no saben a dónde pueden ir.
Una opción muy interesante es Share Now (la antigua Car2Go). Si tenéis la app en España, podréis utilizarla en Milán. Con sus coches eléctricos podréis moveros sin problema y aparcar en muchos más sitios que con un gasolina convencional.

Taxi / Uber
Si el presupuesto no es un problema (o si el resto de opciones os fallan) podéis tirar de taxi, claramente. El problema es que los precios siempre son elevados y que no siempre veréis uno disponible. Sorprendentemente, en Milán Uber es bastante más caro que los taxis, así que no os recomendamos tirar de esa app.
Turismo en Milán: 20 visitas imprescindibles
Hechas las presentaciones, llegó el momento de enseñaros 20 visitas imprescindibles que ver en Milán. Las hemos puesto en un orden más o menos lógico, empezando por la Estación Central y terminando en barrios de las afueras. Después de esta lista os mostramos también cinco visitas «secretas», de esas que no suelen aparecer en las guías de turismo. Entre los dos grupos deberíais tener ocupaciones suficientes para todo el fin de semana.
Estación Central de Milán
Comenzamos por uno de los grandes puntos de entrada y salida de la ciudad: la Estación Central de Milán. Es mucho más que un simple sitio para tomar un tren, pues se trata de una de las estaciones ferroviarias más imponentes de toda Europa. Al igual que ocurre en Oporto con Sao Bento, en el caso de la capital de Lombardía su estación bien merece una visita. En resumen, incluidla entre las cosas que tenéis que ver en Milán.
Su fachada es brutal: 72 metros de alto y 200 de ancho. El interior es una interminable sucesión de pasillos y amplios distribuidores que, en conjunto, suponen una de las obras arquitectónicas más importantes de la primera mitad del siglo XX en Italia. Además, su interior está repleto de tiendas y restaurantes, por lo que también es uno de los grandes puntos de encuentro entre los milaneses.

El mejor ejemplo es Mercato Centrale Milano, ubicado en un costado de la estación. Es un espacio gastronómico de primer nivel, en el cual podréis disfrutar de más de 30 puestos con lo mejor de la cocina italiana. No es tan caro como cabría esperar y su concepto es tan interesante que justifica por sí mismo un paseo hasta la estación. Pizza, pasta, carnes, pescados, postres: todo tiene cabida en este espacio.

Corso Buenos Aires y Piazzale Loreto
Apenas diez minutos a pie separan la Estación Central del Corso Buenos Aires. Esta es una visita obligada para los amantes del shopping, pues se trata de una de las grandes calles comerciales de Milán. Tiene una longitud de 1600 metros, lo cual le convierte en uno de los paraísos de las compras de toda Europa. En sus centenares de tiendas podréis encontrar prácticamente cualquier cosa, sorprendentemente a un precio mejor que en otras partes de la ciudad.
Corso Buenos Aires se inspiró en la Quinta Avenida de Nueva York, por lo que es recomendable alzar la vista de vez en cuando. Así, no solo disfrutaréis de los escaparates de las tiendas, sino también de los lujosos edificios que se ubican en ambas aceras de esta calle. También deberíais ir atentos a puertas abiertas, pues existen algunos patios interiores visitables.

Hacia el norte, Corso Buenos Aires va a parar a Pizzale Loreto. Es uno de esos sitios que hay que visitar no por lo que tienen, sino por lo que ocurrió en ellos. En este caso, hablamos del lugar en el que se colgó al dictador fascista Benito Mussolini el 29 de abril de 1945, justo un día después de haber sido fusilado junto a algunos de sus secuaces. Un lugar para reflexionar sobre la locura del ser humano y sobre los peligros de un fascismo que siempre amenaza con regresar. Ya lo dicen Albertucho y Reincidentes: Que la vuelta del fascismo está en la tele, que no hay patria pero duele.

Jardines Públicos Indro Montanelli
La primera zona verde de Milán fue la que hoy en día se conoce como Jardines Públicos Indro Montanelli y también deberíais tenerla en vuestra lista de cosas que ver. Este espacio fue inaugurado en 1784 y desde entonces ofrece a los milaneses un respiro al ajetreo de la ciudad. Sus más de 172.000 metros cuadrados dan para mucho: senderos, cientos de especies distintas, un pequeño lago, un planetario e incluso un museo. En días de calor es perfecto para refugiarse de las altas temperaturas, pues entre el laguito y las frondosas copas de los árboles se crea un microclima súper agradable.

Cuadrilátero de la Moda
El Cuadrilátero de la Moda es la mejor muestra de que Milán es una ciudad que vive por y para la alta costura, el diseño y las cosas lujosas. En apariencia no hay mucho que ver, pues los menos afines al tema dirán que es una mera conjunción de cuatro calles repletas de tiendas caras. Sin embargo, os aseguramos que el paseo por allí merece la pena.
Más allá de que flipéis con los precios locos de los escaparates, por todas partes veréis pasar a gente que parece recién salida de una pasarela. También hay un montón de locales que conviven con los establecimientos de las marcas, como restaurantes o cafeterías. Incluso podréis entrar en algún patio o subir a alguna azotea a disfrutar de la bella vita.

Duomo (Catedral de Milán)
Además de la moda, el gran emblema de la ciudad es el Duomo. Así es como se conoce a la Catedral de Milán, un magnífico templo gótico que os dejará sin palabras. No solo es una de las iglesias católicas más grandes del mundo (con capacidad de albergar hasta 40.000 fieles en su interior), sino que también está llenísima de obras de arte.
Podéis visitarla por fuera, ya sea caminando por las elegantes calles que las rodean o yendo a visitar la animadísima plaza que está frente a su fachada principal. Por supuesto, también podéis recorrer su interior, que como ya os hemos dicho es una pasada. Además, existe la posibilidad de subir al tejado, desde donde disfrutaréis de una de las mejores panorámicas que ver en Milán.

Galleria Vittorio Emanuele II
Desde la Piazza del Duomo podéis acceder hasta la Galleria Vittorio Emanuele II, una preciosa galería comercial del siglo XIX. Está formada por dos calles perpendiculares entre sí, en su interior alberga todo tipo de establecimientos (tirando a lujosos) y también un escudo que trae buena suerte. No será instantáneo, sino que tendréis que poner vuestro pie sobre los testículos de un toro y dar tres vueltas sobre vosotros mismos.

Teatro de La Scala
La Galleria Vittorio Emanuelle II une el Duomo con otro de los grandes puntos de interés de la ciudad: el Teatro de La Scala. Fue inaugurado en 1778 y desde entonces se le considera una referencia absolutamente única a nivel mundial. De hecho, los que saben de estos dicen que es uno de los mejores lugares que hay en el planeta para asistir a obras de teatro, óperas y representaciones de ballet. Por fuera quizá no os diga gran cosa, pero por dentro es alucinante.

Via Dante y plazas adyacentes
De vuelta a la plaza que hay junto a la catedral, si salís por una de las esquinas llegaréis hasta la Via Dante. Básicamente es la calle que comunica el Duomo con el castillo, pero no lo hace de cualquier manera. En primer lugar, porque es una avenida preciosa y por la cual circulan los bonitos tranvías milaneses, dándole un aire europeo súper agradable.
Además, la Via Dante os permitirá pasar junto a dos de las plazas más bonitas de Milán: la Piazza Mercanti y la Piazza Cordusio. Merece la pena visitar ambas, pues son espectaculares.

Pinacoteca Ambrosiana
No muy lejos de allí está la Pinacoteca Ambrosiana, fundada ni más ni menos que en el año 1618. Allí os esperan obras de los pintores más destacados de Italia: Botticelli, Tiziano, Caravaggio, Bramantino y, por supuesto, Leonardo Da Vinci. Una de sus piezas más destacadas es el cartón más grande del Renacimiento Italiano, del mural de Rafael por excelencia: La Escuela de Atenas.
Iglesia Santa Maria delle Grazie (La Última Cena)
Y hablando de obras conocidas a nivel universal, en Milán se encuentra La Última Cena de Leonardo da Vinci. Para contemplarla tendréis que ir hasta el refectorio de Santa Maria delle Grazie, la iglesia-convento que guarda ese tesoro de la humanidad. Pero no es tan sencillo como querer ir y ya, pues se trata de una obra muy frágil y que todo el mundo quiere visitar. Por eso, hay que pasar por caja (15€ en 2024) y reservar los tickets con muchísima antelación. A modo de curiosidad os diremos que solo dejan visitarla dos veces al año por persona, por lo que ni siquiera los milaneses pueden ir siempre que quieran.

Basílica de San Ambrosio
Otro templo que bien haríais en visitar es la Basílica de San Ambrosio, consagrada originalmente a finales del siglo IV y reconstruida posteriormente en el XI. Es una de las grandes representantes del románico lombardo, aunque en su fase temprana. Por ello, es un edificio absolutamente peculiar, con unos exteriores muy poco comunes: dos torres, un atrio gigante, soportales…
Castello Sforzesco
¿Recordáis cuando hablábamos de que la Via Dante comunica una catedral con un castillo? Este último no es otro que el Castello Sforzesco, la gran fortaleza de la ciudad y una de las visitas imprescindibles que ver en Milán. Aunque hace ya muchísimo tiempo que perdió su función militar, sigue siendo un edificio de los que impresionan a simple vista. Además, en su interior encontraréis patios, zonas ajardinadas y casi una decena de museos alucinantes. Es una de nuestras cosas favoritas del norte de Italia.

Parque Sempione
Al otro lado de la fortaleza de los Sforza está el Parque Sempione. Casi medio millón de metros cuadrados que se ponen al servicio del viajero, ofreciéndole un respiro verde entre tanto asfalto. Pasear por este jardín al estilo inglés es una auténtica maravilla, aunque tenemos que decir que por la noche puede ser un poco inseguro. Sea como fuere, en su interior hay un lago, ardillas y varios edificios interesantes.

Brera, el barrio bohemio
Entre el Cuadrilátero de la Moda y el Parque Sempione se encuentra la zona bohemio de Milán, otro punto que también tenéis que ver. Este no es otro que el barrio de Brera, que ha sabido conservar su aroma medieval sin renunciar a abrazar la elegancia de la modernidad. Tiene muchas cosas por ver y hacer, pero sin duda en él brilla con luz propia la Pinacoteca de Brera. Su colección de arte es una de las más importantes del mundo, conteniendo obras de figuras de la talla de Picasso, Canaletto, Van Dyck, Rembrandt o El Greco.

Via Paolo Sarpi (Chinatown)
Dejando de lado el arte para pasar a lo terrenal, a unos 20 minutos a pie de Brera se encuentra el Chinatown de Milán. Su gran protagonista es la Via Paolo Sarpi, donde podréis probar decenas de propuestas gastronómicas de inspiración asiática. Es un espacio diverso y en el que todo tiene cabida, también a nivel de shopping. Es una de las zonas preferidas de los jóvenes milaneses para quedar: ¡no todo en la vida iba a ser comer pizza!

Aunque no sea el chinatown más famoso del mundo (ni siquiera de Europa), Via Paolo Sarpi debería ser parada clave en vuestra ruta con todo lo que ver y hacer en Milán. Os aseguramos que mola un montón.
Cementerio Monumental de Milán
El Cementerio Monumental de Milán también merece una parada. Sabemos que hay mucha gente a la que le da mal rollo visitar este tipo de lugares, pero sin duda el camposanto milanés ha de ser tenido en cuenta. Hablamos de uno de los grandes museos al aire libre de toda Europa, con infinitas esculturas funerarias entre sí compitiendo en tamaño y belleza. Todo lo que digamos sobre este lugar se queda corto, realmente es un hito imprescindible en la ciudad.

Por cierto, al ladito del cementerio está la Fabbrica del Vapore. Se trata de un antiguo complejo industrial que ha sido restaurado, puesto en valor y convertido en centro de exposiciones. Mirad bien su programación, ya que suelen organizar cosas chulísimas y para todos los públicos.
Gae Aulenti
Piazza Gae Aulenti (y sus alrededores) también está entre las cosas que ver en Milán, aunque poco o nada tenga que ver con un cementerio. En este caso, hablamos de una enorme plaza rodeada de impresionantes rascacielos, protagonizada por una fuente y con jardines verticales absolutamente inverosímiles en los aledaños. Milán es vanguardia y sin duda Gae Aulenti es de lo mejorcito de esa modernidad.

Columnas de San Lorenzo
El constante ir y venir de un siglo a otro, tan característico de Milán, nos lleva ahora a seguir las huellas del Imperio Romano. Para ello, nada mejor que hacer una visita a las Columas de San Lorenzo, uno de los poquitos restos que quedan en pie de la época imperial. Dieciséis columnas de más de siete metros de altura llevan asombrando a viajeros de todo el mundo desde hace casi dos mil años.

Porta Ticinese
No podemos dejar de mencionar Porta Ticinese, uno de nuestros distritos favoritos de la ciudad. Es algo así como el barrio bohemio de Milán. Allí encontraréis tiendas alternativas y restaurantes que se salen de lo común, además de un montón de monumentos (entre los que destaca la Basílica de San Eustorgio de Milán) que justifican por sí solos la visita. No es un lugar en el que se den aglomeraciones, por lo que puede ser perfecto para tomarse un respiro en el caos milanés habitual.

Navigli
Por último, la ruta con todo lo que ver en Milán se cierra con una sorpresa de lo más agradable. ¿Sabíais que la ciudad tiene algunos de los canales más bonitos de Italia? Son los Navigli, alrededor de los cuales se ha conformado un alucinante barrio ideal para ir a tomar el aperitivo a última hora de la tarde. Es una de las zonas más vibrantes de la ciudad, con mil cosas que hacer a cada paso. Es cierto que los canales quedan un poco retirados del centro, pero en metro se llega hasta ellos sin ninguna complicación. Hacedlo, nos lo agradeceréis.

Extra: lugares curiosos que solo conocen los locals
¿Os ha dejado buen sabor terminar con una sorpresa? Bueno, pues es que la ciudad está repleta de ellas. Por eso, aquí os vamos a dejar unos cuantos sitios sorprendentes que ver en Milán. Quizá no sean visitas top top top para el público general, pero algunas de ellas pueden hacer que vuestro viaje se convierta en algo absolutamente extraordinario.
Via Balzaretti
La primera visita de esta lista la tenemos clarísima: la Via Balzaretti. La calle era una más, hasta que en el año 2022 se propusieron convertirla en una extraordinaria muestra de street art contemporáneo. Buena parte de sus edificios se han pintado de arriba a abajo, haciendo que se haya convertido en una visita obligada para los amantes del arte urbano.

Villa Invernizzi, el hogar de los flamengos
Aunque resulte increíble, Milán también es el hogar de una nutrida colonia de flamencos. Podéis verlos en los jardines de Villa Invernizzi, en la Via Cappuccini 7. No podréis acceder al recinto, pero desde la calle se les puede ver perfectamente.

La visita a estos flamencos tiene precio, pues la villa está junto al ecléctico Palazzo Berri-Meregalli, otro edificio la mar de sorprendente. Fue construido entre 1911 y 1913, contando con una fachada en esquina como principal seña de identidad.

Piazza degli Affari
En la Piazza degli Affari, que está a cinco minutos andando de la Piazza Mercanti, se encuentra el enorme edificio de la Borsa di Milano. Normalmente los centros financieros no tienen nada de curioso, pero en el año 2010 decidieron que era necesario instalar la curiosa escultura L. O. V. E. y cambiar esa imagen por completo. Se la conoce popularmente como Il Dito porque representa… bueno, lo que veis en la foto. Una auténtica peineta. Está hecha con mármol de Carrara y tiene más de 4 metros de alto (11 si se tiene en cuenta el pedestal que la sostiene).

CityLife
Surgido a partir de la Expo de 2015, CityLife es uno de los barrios más modernos de Milán. Es conocido también como Tre Torri, básicamente por sus tres enormes rascacielos: el Storto, de Zada Hadid; el Dritto, de Arata Isozaki; y Torre Curvo, de Daniel Libeskind. Cuando se quieren hacer bien las cosas nadie llama a Calatrava, que luego salen goteras por todas partes.
Estadio de San Siro / Giuseppe Meazza
Por último, no os olvidéis de que estáis visitando una de las grandes capitales del fútbol europeo. A ello contribuyen sus dos equipos de referencia, el Milan y el Inter, que hacen algo que sería impensable en prácticamente todo el planeta: compartir estadio. El día en que juega los rossoneri, se llama Estadio de San Siro, mientras que cuando actúan como locales los nerazzurri pasa a ser el Estadio de Giuseppe Meazza. Si os gusta el calcio no os podéis perder esta visita.
Organización de la ruta
A estas alturas estaréis flipando con todo lo que se puede ver y hacer en Milán. Pues bien, organizar una ruta no es especialmente complicado. Si lo queréis ver todo del tirón en una única jornada se podría hacer, pero renunciando a entrar a prácticamente todos los edificios (solo a la catedral, a la iglesia que contiene La Última Cena y poco más). Nada de museos.
En ese caso, nuestra recomendación sería empezar por el Duomo (por ser lo más icónico) y aprovechar que estáis allí para ver tanto la Galleria Vittorio Emanuele II como el Teatro de La Scala. Desde ahí tomaríamos Via Dante (con sus plazas) para luego ir a ver dos barrios: primero Brera y luego Gae Aulenti. Por ahí volveríamos hacia el Cementerio Monumental, pasaríamos por Via Paolo Sarpi (Chinatown) y cruzaríamos el Parque Sempione para llegar hasta el Castello Sforzesco. Remataríamos el tema con Santa Maria delle Grazia (Cenacolo Vinciano), San Ambrosio y las Columnas de San Lorenzo. Por último, acabaríamos esta larga jornada en Navigli.
¿Queréis verlo todo? ¿No estáis dispuestos a renunciar a las pinacotecas o a alguna excursión por los alrededores? En ese caso Milán da para dos días completos, incluso tres o cuatro. Por las dudas, recordad hacer el pequeño ritual que se ve en la foto y os aseguraréis volver a la ciudad.

Consejos para visitar Milán
Aparte de todo lo anterior, aquí van unos cuantos consejos para visitar Milán:
- El primero os resultará obvio a estas alturas: madrugad todo lo que podáis. Hay mucho que ver en Milán, por lo que el tiempo siempre se os escapará de las manos.
- Milán es una ciudad estupenda para hacer un buen desayuno. Lo clásico sería un cornetto (el primo italiano del croissant francés) y un café capuccino. Sin embargo, por doquier encontraréis propuestas interesantísimas y a un precio razonable.
- No olvidéis que hay que reservar entradas en algunos sitios. Conocemos a no pocos viajeros que han ido a Milán para ver La Última Cena y se han quedado con las ganas por no ser previsores.
- Tened mucho cuidado con carteristas y rateros en general. Sobre todo en el metro y en la plaza de la Catedral, pues el más mínimo despiste os dejará sin cartera o sin teléfono.
- Cualquier época para viajar a Milán es buena, aunque si tuviéramos que descartar una sería el verano. Las temperaturas son infames y hay mucha humedad: no hay combinación peor.
- Los milaneses tienen unos horarios un poco raros, además de estrictos. Se come de 12:30 a 14:00 y se cena de 19:30 a 22:00, cerrando la mayor parte de los establecimientos fuera de esas franjas (incluso en zonas turísticas). Tiendas y museos suelen abrir de 10:00 a 18:00.
- Haced lo posible por tomar (o al menos ver) un tranvía, pues son súper bonitos. Arriba, en la parte en la que hablábamos de medios de transporte, tenéis una foto.
- Por último, recordad que en Milán el agua es potable. Llevad una botellita desde casa: no solo reduciréis vuestro consumo de plástico, sino que os ahorraréis unos euros.

Alojamiento en Milán: mejores zonas
Milán es una ciudad con una oferta de alojamientos amplia y diversa, en la cual no debería costaros encontrar alternativas para todos los bolsillos. Sin embargo, aquí os dejamos recomendaciones sobre algunas de las zonas más típicas:
- Centro y barrio de Brera: sinceramente, nosotros os recomendamos evitarlos. Hablamos de las zonas mejor ubicadas, de eso no hay duda, pero también de las más caras. Difícil encontrar alojamiento decente aquí por menos de 150€ o 200€ la noche.
- Alrededores de Porta Garibaldi: Isola, Gae Aulenti, Chinatown (Via Paolo Sarpi) o la propia Porta Garibaldi son, en nuestra opinión, las zonas más adecuadas para dormir en Milán. A nivel calidad/precio son imbatibles, son céntricas y todas están bien comunicadas.
- Porta Venezia: las inmediaciones de los Jardines Indro Montanelli y el Corso Buenos Aires también son una buena alternativa.
- Navigli: es una zona muy popular para dormir, pero sobre todo para los más jóvenes. Pensad que es un lugar en el que la nightlife es amplia y diversa: os brindará muchas opciones para sailr de fiesta, pero quizá poco descanso.
- Estación Central: sin duda es el lugar más barato. Eso sí, mucho ojo: algunas calles pueden ser peligrosas y otras están sucísimas. Esta es la opción para el viajero ultra low cost, aunque quizá la evitaríamos si el viaje es en familia.

Comer en Milán
Mejores zonas para comer en Milán
Vamos a decir algo obvio para cualquier persona que haya ido a la ciudad y que aliviará a viajeros primerizos: en Milán se come bien en cualquier sitio. Es una ciudad con una propuesta gastronómica amplia y diversa, con opciones literalmente para todos los bolsillos. Podéis tomar un trozo de pizza por apenas 2€ o comer en una terraza del Triángulo de la Moda por una cantidad infame de dinero.
Suponemos que queréis recomendaciones concretas, así que aquí van unas cuantas:
- Mercado Central: ubicado en un lateral de la Estación Central. Ya os hemos hablado de él, es una opción ganadora.
- Isola: un poquito más arriba de Gae Aulenti. Precios de lo más interesantes.
- Arco della Pace y Navigli: las dos mejores opciones para hacer un aperitivo a la milanesa, sinónimo de buffet libre. Podréis rellenar vuestros platos tantas veces como queráis, eligiendo entre pescados, frituras o embutidos, aunque también entre pasta y pizza. También podríais optar por hacer una apericena, muy de moda en los últimos años. La fórmula consiste en pagar una bebida (normalmente por 15€ o 20€), a la vez que os servirán platos elaborados con mimo y que sin duda os dejarán saciados.
- Chinatown: no todo iba a ser pizza o pasta. Os aseguramos que en Via Paolo Sarpi hemos probado auténticos manjares a un precio ridículo.
Si queréis opciones contrastadas, hay dos pequeñas cadenas que no os defraudarán:
- Rossopomodoro: una deliciosa pizzería que cuenta con establecimientos repartidos por toda la ciudad. Su masa napolitana es maravillosa.
- Miscusi: pasta fresca recién hecha, a un precio imbatible. Su éxito es tan grande que ya ha abierto locales en otras ciudades de Italia.

Platos típicos de Milán
Queremos dejaros también algunas recomendaciones más allá de la pasta y la pizza, que se dan por hechas. Nos estamos refiriendo a:
- Cotoletta a la milanese: básicamente un filete empanado, pero con el glamour típico con el que los italianos adornan toda su gastronomía. Nunca falla, como cualquier otro primo del schnitzel austriaco.
- Risotto alla milanese: otro manjar. Un platazo de arroz amarillo sencillo a más no poder, pues sus ingredientes principales son el aceite, la cebolla, el azafrán y queso de Parma rallado.
- Osobuco: a estas alturas ya no requiere presentación, pues se ha extendido por la gastronomía de toda Europa, pero es un plato milanés a más no poder.
- Cassoeula: típico de toda Lombardía, contundente y a la vez difícil de describir. ¿Carne de cerdo con una base de col? No sabemos, pero está riquísimo.
- Panzerotti de Luini: aunque esta especie de empanadilla sea típica de Puglia, lo cierto es que en Milán hay una panadería centenaria que los ha arraigado en la ciudad. Tienen rellenos dulces y salados.
- Panettone milanese: ¿sabíais que los panetones que cada navidad invaden los supermercados de medio mundo son originarios de Milán? Allí empezó esta locura y allí deberíais probar su sabor auténtico. Si tenéis la suerte de hacer vuestro viaje en diciembre, sin duda deberíais entrar en cualquier pastelería en busca de panettoni artigianali. Hay algunas que son toda una institución, como Patticeria Giovanni Cova & C (súper céntrica) o Vergani (al sur del casco histórico).

Excursiones desde Milán
Alrededores
Si queréis completar vuestra lista de cosas que ver en Milán con una excursión por los alrededores, aquí os dejamos cuatro opciones estupendas:
- Bérgamo: en concreto, su Città Alta. Hablamos de una urbe medieval rodeada por murallas del siglo XVI, cuyos callejones están repletos de tiendas, restaurantes y cafeterías. Recordad que uno de los tres aeropuertos de Milán están allí, por lo que puede ser un buen sitio para llenar media jornada.
- Lago de Como: su característica forma de «y invertida» atesora pueblos absolutamente fascinantes. Es el tercer lago de Italia y su belleza lleva atrayendo a viajeros de todas las épocas. Por aquí han pasado Leonardo da Vinci, Napoleón, Churchill o el mismísimo George Clooney.
- Monza: si os gusta el automovilismo, no podéis dejar pasar la oportunidad de ir a visitar su popular circuito. Al margen de eso, es un pueblo interesantísimo. Su casco histórico es una delicia, mientras que su enorme parque (con villa real incluida) da para una jornada completa.
- Bernina Express: por último, podéis cruzar la frontera y aprovechar la cercanía con Suiza para recorrer sus montañas. Esta línea de ferrocarril es absolutamente alucinante, hasta el punto de que ha sido añadida a la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Milán, hub de tráfico aéreo y ferroviario
Ahora sí que sí, vamos cerrando la guía. No queremos hacerlo sin antes recordaros que Milán es un magnífico cruce de caminos a nivel aéreo y ferroviario. Por un lado, desde sus tres aeropuertos podréis viajar por prácticamente toda Europa a destinos low cost que no son accesibles desde España. Puede ser buena idea hacer una escala en la ciudad, dar un paseo por ella y luego ir hacia otro destino.
Si lo que queréis es moveros por Italia, en tren tenéis a muy poquito tiempo ciudades como Bolonia, Venecia, Turín, Verona, Florencia o Génova. Hablamos de trayectos económicos y distancias de una, dos y tres horas. La única pega es que el sistema ferroviario italiano suele tener retrasos, pero aun así son opciones a tener en cuenta y que amplían al infinito el abanico de cosas que ver en Milán (o desde allí).
Mapa turístico de Milán
Terminamos con el mapa turístico de Milán, con todo lo que ver en la ciudad: