Qué ver en Lozoya, el punto de encuentro entre la Sierra Norte y la Sierra de Guadarrama

Situado a 85 kilómetros de Madrid, Lozoya es uno de los municipios más singulares de la Sierra Norte. Poblado desde muy antiguo, tanto en el pueblo como en los alrededores encontraréis absolutamente de todo: patrimonio arquitectónico, sorprendentes montañas, un gran embalse y buenos restaurantes a un precio más que razonable. Puede que no esté tan de moda como La Hiruela o Buitrago de Lozoya, pero este remanso de paz es el refugio perfecto para salir de la rutina sin irse demasiado lejos de la capital.

Lozoya, un pueblo para repetir

No sabríamos decir cuántas veces hemos visitado Lozoya, pero fácilmente más de cien. Es uno de esos destinos a los que siempre apetece ir, ya que es muy acogedor, tiene un montón de posibilidades y no hay dos visitas iguales.

Más allá de los vestigios de época prehistórica, el origen del pueblo como tal se sitúa en el siglo XI, en un momento en el que la zona se estaba repoblando tras ser arrebatada a los musulmanes por los reinos cristianos.

Su riqueza natural hizo que desde primera hora fuese uno de los motores económicos de la zona, algo que se ha mantenido hasta nuestros días. Durante muchos siglos sus campos de cultivo, sus pinares y sus pequeñas industrias han sido las actividades más desarrolladas, siendo sustituidas hoy en día por otras como la restauración o el turismo activo.

Ir a Lozoya siempre es una buena idea, ya sea para ver el propio pueblo, para merendar tras una ruta por los alrededores o como punto de partida para hacer algún deporte acuático en su embalse.

Turismo en Lozoya

Iglesia de El Salvador

Hablar de la Iglesia Parroquial de El Salvador es hacerlo del máximo representante del gótico y del plateresco de la Sierra Norte de Madrid. Eso sí, el paso del tiempo ha sido un auténtico calvario: remodelaciones, incendios, guerras… ¡Incluso un terremoto! Así, a nuestros días han llegado de la construcción original algunos muros perimetrales y parte de la sacristía, pero el resto fue erigido de nuevo a mitad del siglo XX.

Sus elementos más destacados son la portada plateresca (relacionada con la escuela de Covarrubias) y el contrafuerte de uno de los laterales. Haced todo lo posible por verla por dentro (en la puerta están los horarios de las misas), ya que en el interior encontraréis una belleza difícil de ver en los alrededores.

Fuente de los Cuatro Caños

La Fuente de los Cuatro Caños no es otra cosa que el antiguo abrevadero del pueblo. Data de 1791 y durante mucho tiempo fue uno de los grandes centros sociales de Lozoya, hasta el punto de que la plaza en la que se ubica (actual Plaza del Marqués de Lozoya) fue conocida durante mucho tiempo como Plaza de la Fuente.

El agua de Lozoya tiene fama de ser de lo mejorcito que se puede beber en España, y este punto es el más emblemático para probarla.

El Rollo

Vamos ahora a hablar de El Rollo, uno de los elementos arquitectónicos más interesantes de Lozoya. Un rollo era el monumento que tenían las villas para avisar a los forasteros de que disponían tanto de alcalde como de juez, y por tanto capacidad para juzgar delitos en primera instancia. Se da la circunstancia de que este rollo es muy especial, ya que está rematado por una picota: la típica columna en la que se exponían los ajusticiados por la autoridad final.

Dicho de otro modo: normalmente hay un rollo y una picota, pero en el caso de Lozoya se han integrado los dos en un mismo monumento. Ambos se fundieron en el siglo XV, pasando por diferentes ubicaciones dentro de Lozoya (incluso en el cementerio) hasta que en 2012 se le devolvió a su emplazamiento original.

Ayuntamiento

De estilo barroco, el Ayuntamiento de Lozoya es una de las construcciones más destacadas de todo el casco urbano. Fue construido a finales del siglo XVII por una familia adinerada (los Contreras), que posteriormente lo donaron para que pudiera instalarse en él el concejo. Es un edificio súper bonito y que luce especialmente bien gracias a la plaza que lo rodea.

El lugar en el que se enmarca (la Plaza Mayor) es una maravilla. En su particular planta redonda podréis comprar miel artesanal, visitar su oficina de turismo o simplemente sentaros a ver pasar las horas, pues es un sitio encantador.

Antiguo Convento

En la parte sur del casco urbano de Lozoya está el Antiguo Convento, un conjunto construido en el siglo XVI. En la siguiente centuria fue cedido a monjas concepcionistas franciscanas, para posteriormente pasar a ser utilizado como fonda.

Hoy en día no está en el mejor estado de conservación del mundo, pero resulta impresionante encontrar un conjunto tan monumental en mitad de la Sierra Norte.

Casas tradicionales

No hay tantos ejemplos como en otros pueblos de los alrededores, pero desde luego en Lozoya también se pueden encontrar magníficos ejemplos de arquitectura tradicional de serranía. Dad un paseíto sin más pretensión que conocer el pueblo y se abrirán ante vosotros un buen puñado de rincones con encanto.

A modo de referencia, os recomendamos ir a la Calle José Antonio, donde encontraréis un montón de casitas súper acogedoras.

Plaza de Antonio Blanco

Precisamente, uno de esos rincones a los que siempre volvemos es la Plaza de Antonio Blanco. Puede que arquitectónicamente no sea lo más destacado del mundo, pero nos parece un sitio súper interesante: es un buen punto de partida para visitar Lozoya, se aparca bien y en sus alrededores encontraréis un buen puñado de bares y restaurantes en los que tomar algo a un precio más que razonable.

Potro de Herrar

No podía faltar en un pueblo de la Sierra Norte de Madrid un Potro de Herrar, esa estructura tan asociada a los oficios tradicionales de serranía. En ella, el herrero del pueblo hacía buena parte de sus trabajos. Aunque en algunos planos lo veréis en el centro del pueblo, a día de hoy está ubicado a la entrada del mismo, a los pies de la M-604.

Escuelas

No vamos a negar que sentimos predilección por las Escuelas rurales, tanto las antiguas como las nuevas. En Lozoya también podéis encontrar un edificio dedicado a la enseñanza, el cual se halla no demasiado lejos del Potro de Herrar.

Pajares

Y, para rematar la visita, si vais con mucho tiempo no podéis dejar de acercaros a la Calle Eras Chicas, donde podréis ver un montón de pajares tradicionales. Estos edificios de piedra se utilizaban, como su nombre indica, para guardar la paja con la que se alimentaba al ganado en los meses más calurosos del año. En Lozoya encontraréis una concentración excepcional de este tipo de arquitectura.

Ermita de Nuestra Señora de la Fuensanta

Ya fuera del casco urbano, aunque en el término municipal de Lozoya, se esconden unas cuantas sorpresas. La primera que os queremos enseñar es la Ermita de Nuestra Señora de la Fuensana, a unos dos kilómetros en dirección al Puerto de Navafría. Construida originalmente en el siglo XVIII aunque totalmente destruida durante la Guerra Civil. A mitad del siglo XX se reconstruyó, quedando con el aspecto sensacional que tiene hoy en día. En los alrededores hay una zona de picnic muy maja.

Antiguo Lavadero

Puede que os haya pasado desapercibido, pero de camino a la Ermita, todavía en el pueblo, está el Antiguo Lavadero de Lozoya. Lugar habilitado desde antiguo para que los habitantes del pueblo pudiesen lavar sus prendas, también era uno de los puntos de reunión. Este último uso no se ha perdido, ya que actualmente es Casa de la Juventud y siempre andan haciendo actividades. De hecho, cuando nosotros hicimos la visita estaban haciendo gimnasia en el patio, pero fueron súper amables y pudimos sacar la foto sin problemas.

Embalse de la Pinilla

Tampoco os podéis ir de allí sin dar un paseíto por el Embalse de la Pinilla, uno de los que suministran agua a la capital. Por sus alrededores podréis hacer senderismo, disfrutar de la vegetación fluvial o practicar algún deporte acuático. Hay muchas empresas de turismo activo en las que podéis alquilar una canoa, un kayak o una tabla de paddle surf.

Hoya Encavera

Y aquí va uno de nuestros sitios favoritos de toda la Comunidad de Madrid: el área recreativa de la Hoya Encavera. Es un sitio fantástico para caminar, pasar el día haciendo un picnic en familia o incluso remojarse un poco los pies en días de calor. Nos gusta tanto que hemos preparado un post enseñándoos una de las muchas cosas que se pueden hacer allí: la ruta entre la Hoya Encavera y el Puente del Congosto.

Puente Congosto

Y, hablando del rey de Roma, no podéis iros de Lozoya sin visitar el impresionante Puente Congosto. Aunque no se sabe si es de origen romano o medieval, lo cierto es que es un excelente representante de los puentes históricos del Valle del Lozoya.

Para llegar a él hay que caminar un poquito desde la Hoya Encavera, pero os aseguramos que merece la pena: verlo de lejos, cruzarlo y contemplarlo desde tantos puntos como os sea posible. De verdad, una auténtica pasada y un excelente broche de oro para una excursión a Lozoya.

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