Limbourg (Limburgo en castellano) es la antigua capital del ducado homónimo. Ubicada en la provincia de Lieja, se trata de una urbe en la que el tiempo parece haberse detenido. Pasear por sus empedradas calles es un auténtico viaje al pasado, en el que cada edificio parece tener mil historias que contar. Forma parte de Les Plus Beaux Villages de Wallonie.

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Un recinto amurallado de altura
El origen del nombre del pueblo no está claro, aunque la hipótesis más extendida viene a decir que es una mezcla entre lint (dragón) y burg (fortaleza). Más evocador imposible, la verdad.
Aunque el municipio de Limbourg es bastante grande, ya que cuenta con alrededor de 6000 habitantes, la zona histórica es tirando a recogidita. Y es que básicamente se visita el promontorio rocoso que sirve de escenario para un recinto amurallado con mil años de antigüedad.

Durante siglos, Limbourg fue una plaza codiciadísima. Los asedios, asaltos, incendios, conflictos y destrucciones se sucedieron uno tras otro, hasta llegar a un punto en el que dejó de tener sentido mantenerla. De hecho, en el siglo XVIII la fortaleza cayó en ruina y perdió su autonomía administrativa.
Sea como fuere, el tiempo pasó y los habitantes de la ciudad fueron conscientes del patrimonio que tenían en su colina, por lo que decidieron ponerlo en valor. Así es como llegamos a nuestros días, en los que es posible visitar uno de los pueblos medievales más bonitos de toda Bélgica.
La experiencia es muy sencilla. Hay un aparcamiento en la zona baja de la fortaleza y otro en la zona alta, desde los cuales se puede hacer el recorrido. Básicamente hay que atravesar la Place Saint-Georges de punta a punta e ir curioseando por las calles adyacentes. Descubriréis así un sitio único y que os dejará sin palabras.

Turismo en Limbourg
Puerta de Ardenne y Castillo Poswick
Nosotros optamos por aparcar en la zona alta, así que entramos a Limbourg por la Puerta de Ardenne: el acceso sur, que tradicionalmente era considerado el más vulnerable de la fortaleza. De hecho, durante muchos momentos de la historia estuvo cubierto por maleza.
Junto a ella está el Castillo Poswick, que pudiera parecer antiguo pero que data de comienzos del siglo XX. De hecho, nunca tuvo un uso militar. Desde su construcción fue una lujosa residencia privada, una de las más llamativas del pueblo.

Tabla de piedra
La mayor parte de la visita consiste, como ya hemos dicho, en recorrer la Place Saint-Georges. Nada más llegar a ella veréis la tabla de piedra, que en el siglo XVIII se utilizaba para soportar una cruz de grandes dimensiones.

Bomba grande
Un poquito más adelante está la bomba grande, uno de los puntos de la zona alta de Limbourg para abastecerse de agua. Está suministrada por un pozo excavado en 1510, que resulta ser el más profundo del pueblo.

Place Saint-Georges
Hagamos un alto en el camino y hablemos de la propia Place Saint-Georges, la cual alberga muchísimos edificios civiles interesantes. A modo de referencia, no debéis perderos las construcciones de los números 42, 36, 33, 26 y 22.

Albergue de la Cruz de Oro
Mención aparte merece, entre los números 43 y 45, el Albergue de la Cruz de Oro. Y es que poco queda de esta antigua posada, ya que se perdió en un incendio de 1834, pero documentos históricos hablan de que por allí pasaron personalidades de la talla de Cosme de Médicis o del emperador Joseph II.

L’Arvô (Ayuntamiento)
No os perdáis L’Arvô, la antigua sede del Ayuntamiento de Limbourg. Si la veis abierta no dudéis en entrar, ya que en la planta baja tiene una enorme maqueta de la ciudad y de cómo se encontraba en 1632. En verano suele organizar exposiciones temporales.

Fuente de la Virgen (Segunda bomba)
Volvemos a destacar la importancia del abastecimiento de agua en una fortaleza de altura, en este caso a través de la Fuente de la Virgen. No es otra cosa que la segunda bomba, la más profusamente decorada de todas las del casco antiguo.

Iglesia de Saint-Georges
El principal edificio religioso de Limbourg es la Iglesia de San Jorge. Aunque hay constancia de una capilla desde el siglo XII, su estado era ruinoso y a mitad del siglo XIX tuvo que ser completamente reconstruida. Aun así, conserva elementos de épocas muy diversas, como una puerta gótica o una pila bautismal del siglo XVI. En su cripta hay hasta 300 tumbas.

Tercera bomba
Cerquita de la iglesia está la tercera bomba, mucho más modesta que las dos anteriores. Por su ubicación, su uso probablemente estuvo reservado a los religiosos de Limbourg.

Puerta del Preboste y lápida
Cerca del jardín de la iglesia está la Puerta del Preboste, que recibe su nombre por estar ubicada sobre la antigua casa del preboste. De hecho, sobre el dintel de la misma se puede ver un escudo de armas de la familia que ostentó ese cargo en el siglo XVII. Al norte de allí se puede ver la losa funeraria de Anne de Hack, otra personalidad de la misma centuria.

Tilo gigante y antiguo castillo feudal
Llegamos ahora a una de nuestras zonas favoritas de la ciudad. Allí se puede encontrar al tilo gigante, un ejemplar plantado en el año 1713 y que hoy en día tiene un aspecto sensacional. Junto a él están los restos del antiguo castillo feudal, el cual fue pasto de las llamas a comienzos del siglo XVI. Lo poco que queda de él forma parte de una residencia privada.


Puerta de abajo
Al final del recinto amurallado está la Puerta de abajo, que en el siglo XV estaba formada por dos torres unidas entre sí por una estructura de madera. El chiringuito incluía también foso y puente levadizo, pero acabó siendo reformada tras perder su uso militar.

Cementerio
Si bien hasta este punto el recorrido básicamente ha consistido en ir de una puerta a otra por la Place Saint-Georges, lo cierto es que todavía quedan unas cuantas cosas que ver en Limbourg Si dobláis por la Rue Sur les Remparts y volvéis a subir, llegaréis a una zona aun por explorar. Eso sí, antes echad un ojo al cementerio, que también tiene su interés.

La cruz rodeada de tilos
Uno de los elementos más representativos de esta zona de la ciudad son los árboles de Bragard, dos tilos que se plantaron en las murallas occidentales. Cerquita de ellos hay una pequeña cruz.

Murallas
Caminar sobre las antiguas murallas os permitirá recorrer lo más parecido a un parque en la zona alta de Limbourg. No dejéis de asomaros para contemplar los alrededores, ya que gracias a la altura las vistas son estupendas.

Casamatas
Por último, llegaréis hasta las antiguas casamatas de Limbourg, que fueron utilizadas durante el siglo XVII como prisión. Al fin y al cabo, sin un recinto amurallado quería ser autosuficiente requería también de un espacio en el que encerrar a los que no cumplieran con la ley. No fue nuestro caso, que felizmente pudimos terminar la visita y continuar con nuestro viaje.
