Irurita es el gran ejemplo de que las mejores esencias se suelen guardar en frascos pequeños. Pudiera parecer una localidad modesta y chiquitita, pero en sus calles atesora palacios, torreones e iglesias de mucho nivel. Es también la segunda localidad del Valle de Baztán por número de habitantes, solo superada por la concurrida Elizondo. En resumidas cuentas, se trata de una visita obligada para entender la realidad de este rinconcito de Navarra.
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Un pasado glorioso que hoy tiene sabor a dulce
No hay excusas para dejar de visitar Irurita, ya que la NA-2540 (la carretera que atraviesa el valle) pasa justo por encima mitad del pueblo. Aparcar no es sencillo, pero cualquier esfuerzo será recompensado con creces.
Pudiera parecer que Irurita vive mirando a su glorioso pasado, pues hablamos de una de esas villas que han sufrido mucho durante el éxodo rural del siglo XX. Palacios e industrias pasaron de ser la norma a un recuerdo de días mejores, pero por suerte la gente del pueblo supo conservar su patrimonio y resistir el temporal.
De hecho, hoy en día la realidad no podría ser más esperanzadora. Han surgido pequeñas empresas y proyectos de turismo slow que están dinamizando la economía local. Ese tipo de proyectos son los que apoyamos cuando viajamos con la furgo, así que no nos fuimos de allí sin una tableta de chocolate de Arkupe Txokolateak (también tienen sede en Elizondo) ni sin unas mermeladas de Irular (elaboradas con todo el mimo por su dueña, María José).
Seguid leyendo y os enseñaremos cómo fue nuestro recorrido por este precioso pueblo.
Turismo en Irurita
Herriko Plaza
Empezamos a recorrer Irurita por la Herriko Plaza o Plaza del Pueblo, ya que fue allí donde aparcamos y también donde desayunamos. La plaza en sí misma es una pasada, con infinitos ejemplos de arquitectura popular y palaciega. Brillan con luz propia el Palacio Gastón Iriarte y el Palacio de los Duques de Goyeneche.
Palacio Jauregia
Mención aparte merece, en no de los laterales, el Palacio Jauregia. Se trata de una antigua torre medieval, a la cual se le añadió un palacete barroco en el siglo XVIII. Ha sido restaurada hace relativamente poco, por lo que está en perfecto estado. Su interior es visitable, previo pago.
Plaza del Rebote
Justo detrás de la Herriko Plaza está la Plaza del Rebote, una mezcla entre frontón, espacio de reuniones y museo de arquitectura popular al aire libre. En los laterales de la plaza están algunos de los caseríos más monumentales del pueblo.
Casa-Torre Dorrea
En una pequeña colina del pueblo está la Casa-Torre Dorrea, que tiene el privilegio de encontrarse entre los doce palacios más antiguos de todo el Reino de Navarra. Su ubicación indica a las claras que una de sus funciones principales era la defensiva, pues servía tanto para controlar el territorio como para mandar un mensaje de inexpugnabilidad a posibles atacantes.
Iglesia de San Salvador
Por último no os vayáis de Irurita sin visitar su Iglesia de San Salvador. Data del siglo XVIII y en su interior se encuentra un retablo enorme. Por cierto, tanto la iglesia como las casas de los alrededores fueron mencionados por Pío Baroja, que destacaba el carácter romántico y arcaico de la zona.