Hoy os vamos a enseñar qué ver en Guadalajara, un sitio que nos tiene fascinados. Y es que se trata de un lugar bien ubicado (a escasos 45 minutos de Madrid), con un patrimonio excepcional y en el que se come de maravilla. Sin embargo, la alargada sombra de otras ciudades cercanas a la capital de España (como Toledo, Segovia o Ávila) hace que Guadalajara sea un lugar injustamente desconocido y poco visitado. Por eso, lo recomendamos siempre que podemos, ya que todo el que va queda igual de encantado que nosotros.
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Una joya por descubrir más allá de las excursiones típicas
Guadalajara es uno de esos lugares que hacen valer su evolución histórica. Fundada por los árabes entre los siglos VIII y IX, pasó a manos cristianas en 1085 por la conquista de Alfonso VI de León. Fue un lugar peligroso durante más de un siglo, pues hasta la Batalla de las Navas de Tolosa (1212) fue hostigada constantemente por los musulmanes. Sin embargo, a partir de ahí vinieron siglos de tranquilidad y desarrollo, consolidándose como uno de los núcleos más prósperos entre la Campiña del Henares y La Alcarria.
Es cierto que con el paso del tiempo fue cayendo en la despoblación y en el olvido, especialmente a partir del siglo XVII. Sin embargo, su patrimonio fue conservándose de un modo u de otro, mientras que la ciudad se iba reinventando. Hoy en día es una de esas mal llamadas ciudades dormitorio (se encuentra conectada a Madrid tanto por carretera como por tren de Cercanías) y también alberga diferentes instituciones tanto a nivel autonómico como nacional.
Además, Guadalajara se va orientando poco a poco hacia el turismo. Su patrimonio es excepcional y no hay nada que impida mirar de tú a tú a otras ciudades del interior peninsular. De hecho, tenemos que decir nos encanta como destino: es un sitio que se ve perfectamente en una jornada, sin aglomeraciones y con precios tirando a bajos tanto para comer como para ver cosas.
Si tenéis idea de hacer un recorrido como el que os vamos a enseñar, lo mejor es que os hagáis con la Guadalajara Card. Es una tarjeta que cuesta 3€ por persona y que da acceso a 5 edificios diferentes, así como a un montón de descuentos en tiendas, restaurantes y hoteles. Además, la tarjetita en sí es un imán de nevera, por lo que tendréis también un bonito souvenir.
Turismo en Guadalajara
Oficina de Turismo
Os recomendamos empezar la visita en la Oficina de Turismo de Guadalajara, ubicada en la Plaza del Concejo. Abre todos los días de 10:00 a 14:00 (incluyendo festivos) y también por las tardes tanto en viernes como en sábado. Allí os darán planos y folletos, información sobre la ciudad y también podréis comprar la susodicha Guadalajara Card. Son majísimos y conocen la ciudad en profundidad, por lo que es una parada obligada.
En cualquier caso, la propuesta turística de Guadalajara está súper bien organizada. Prácticamente en cualquier edificio encontraréis fichas como la de más abajo, con una breve introducción a lo que se está viendo y un par de códigos QR para ampliar información.
Ábside de San Gil
Justo al lado de la Oficina de Turismo está el Ábside de San Gil, lo poco que queda de la antigua Iglesia de San Gil. Probablemente era el epicentro de la Guadalajara medieval, pues en este templo confluían cinco importantes calles. Además, era el punto de reunión del concejo en esos primeros siglos. Lo malo es que ha llegado hasta nuestros días en estado de ruina, pero por suerte son unos vestigios preciosos. El ábside, que data del siglo XIII, merece ser contemplado tanto desde dentro como desde fuera.
Iglesia de Santiago
El primer templo completo que vimos en Guadalajara fue la Iglesia de Santiago, una maravilla del siglo XIV. Está a medio camino entre el gótico y el mudéjar, con unos excelentes arcos apuntados de gran altura. En el techo hay un artesonado mudéjar que también es precioso.
En el exterior de la iglesia hay una estatua en honor del Tenorio Mendocino, la representación que se hace del Don Juan Tenorio de José Zorrilla cada último fin de semana de octubre en las calles de Guadalajara. Es una de las grandes fiestas de la ciudad.
Por su parte, el interior ofrece al viajero tres naves separadas entre sí por pilares ochavados. La del centro es más alta que los laterales, las cubiertas son de madera y si os movéis por el templo podréis ver un par de capillas muy chulas.
Convento de la Piedad y Palacio de Antonio de Mendoza
La Iglesia de Santiago está en la Cale Teniente Figueroa, la cual da acceso también a otro de los grandes puntos de interés de Guadalajara. Entrando por un patio, lo primero que veréis (a mano izquierda) es la preciosa fachada del Convento de la Piedad. Ha sido ultra modificado con el paso del tiempo, pero aun queda la iglesia.
Conviene que sigáis avanzando y os adentréis en el Palacio de Antonio de Mendoza. Aunque en la actualidad se utiliza como centro educativo (IES Liceo Caracense), se puede visitar su magnífico patio. Es un edificio sensacional, repleto de ornamentos militares y con unos azulejos que recuerdan en cierta manera a la Plaza de España de Sevilla.
Fijaos en su magnífico escudo de piedra, subid por las escaleras, curiosead por todos los rincones que veáis abiertos… Os aseguramos que esta visita es muy guay. Además, es completamente gratuita y siempre hay por allí personal de la Oficina de Turismo, que resolverá vuestras dudas con información de calidad.
Palacio del Infantado (Museo de Guadalajara)
Vamos ya con la auténtica rock star de la ciudad, la principal cosa que ver en Guadalajara. Esta no es otra que el Palacio del Infantado, un edificio absolutamente emblemático y que suele ser la carta de presentación de su propuesta turística. Ha sido escenario de grabación de innumerables películas y series, incluyendo un capítulo en el mítico reality culinario Masterchef.
El segundo Duque del Infantado (familia Mendoza) fue su principal impulsor, apoyándose en dos maestros de finales del siglo XV: Juan Guas y Egas Coeman. Fruto de esta colaboración surgió un edificio sin igual, en el que se recogía el pasado más inmediato de España pero también los primeros vientos del pensamiento humanista. Su impresionante fachada, su patio y muchas de sus estancias dan buena cuenta del poder de las personas que estaban detrás de esta obra
El Palacio del Infantado fue muy dañado durante los combates de la Guerra Civil, aunque por suerte fue restaurado durante la segunda mitad del siglo XX. En la actualidad está ocupado en su totalidad por el Museo de Guadalajara, una institución gratuita en la que se exponen cuadros, piezas arqueológicas y todo tipo de objetos relacionados tanto con la familia Mendoza como con la propia ciudad.
La visita es muy sencilla. Se entra por una fachada lateral y se empieza por el museo, en un recorrido en el que siempre hay que avanzar. Pasaréis por diferentes paneles informativos en los que se explica cómo ha sido la vida en Guadalajara a lo largo de los tiempos, complementándose las informaciones con piezas extraordinarias. Quizá la obra más famosa sea la Virgen de la Leche, del pintor Alonso Cano.
Tras una primera parte de la exposición, accederéis al espectacular Patio de los Leones. Es el patio interior: un rectángulo rodeado por una galería de dos plantas con arcos fascinantemente decorados. No hay palabras para describir esta estancia, pues probablemente es uno de los patios más bonitos de toda España. Merece la pena que lo contempléis tanto desde abajo como desde arriba.
A continuación, os recomendamos visitar la exposición de pintura del siglo XVI. Y lo decimos no solo por las obras expuestas (que también, pues son alucinantes), sino porque así pasaréis por algunas de las estancias más interesantes del Palacio del Infantado. Casi llegando al final están nuestras dos favoritas: la Saleta de los Dioses y la Saleta de los Héroes. Brutales las dos.
También albergan exposiciones temporales. Suelen ser muy ambiciosas, así que os recomendamos visitarlas si justo coincide que hay alguna cuando hagáis vuestra visita.
Por último, antes de iros os recomendamos que vayáis a visitar los jardines del Palacio del Infantado. No esperéis la típica zona verde gigante (como por ejemplo las que hay en las inmediaciones del Palacio de Aranjuez), pero bien merece un paseo.
Iglesia de los Remedios
Al ladito del Palacio del Infantado, hacia el norte, os espera el siguiente edificio que tenéis que ver en Guadalajara. En este caso, nos referimos a la Iglesia de los Remedios, un templo construido a finales del siglo XVI. En origen formaba parte de un convento, pero se ha perdido prácticamente todo. De hecho, ya no tiene función litúrgica, pues en la actualidad es una de las dependencias que la Universidad de Alcalá de Henares tiene en la ciudad.
Alcázar Real
Y todavía más hacia el norte, ya en los límites de la ciudad vieja, están los restos del Alcázar Real. Las ruinas actuales son del siglo XIII, aunque lo más probable es que esta fortaleza viniese a sustituir a una árabe preexistente.
Sea como fuere, en la actualidad está en un estado lamentable: abandonado, con hierbajos creciendo por todas partes y sin ningún tipo de explotación turística. Vimos unos cuantos carteles en los que hablaban de una futura restauración, así que ojalá este texto se quede obsoleto pronto y las autoridades pertinentes lo pongan en valor.
Torreón de Alvar Fañez
Lo que sí se encuentra en perfecto estado de revista es el Torreón de Alvar Fañez. La visita cuesta un euro, pero está incluida en la Guadalajara Card. Se trata de una torre con forma de pentágono, cuyos orígenes parecen estar situados en el siglo XIV. En origen formaría parte del recinto amurallado de la ciudad, aunque hoy esos lienzos se han perdido. La visita básicamente consiste en unos paneles informativos que hay en la planta superior y una pequeña proyección que se realiza en la inferior. Todas las explicaciones están relacionadas con el significado del escudo de Guadalajara.
Por cierto, la planta baja del torreón da a un parquecito chulísimo. Quizá le falte sombra para un día de calor, pero en cualquier otro momento pasear por allí es de lo más agradable.
Ayuntamiento y Plaza Mayor
Vayamos ahora a una zona mucho más moderna. Entre las cosas que ver en la ciudad no debe faltar la visita al Ayuntamiento de Guadalajara, una casa consistorial de categoría. El edificio actual data del año 1906 y no responde a ningún estilo arquitectónico en concreto, así que diremos que es ecléctico.
El ayuntamiento da a la Plaza Mayor, uno de los grandes puntos de reunión de la ciudad. En los alrededores hay varios bares y restaurantes que son estupendos para tapear, pero ya os hablaremos de ellos cuando os enseñemos la Calle Mayor (que atraviesa la plaza, pero que os recomendamos visitar más tarde).
Santuario de la Antigua
De hecho, si seguís un orden lógico, lo suyo sería que a continuación vuestros pasos os llevasen hasta el Santuario de la Antigua. Para ello, básicamente tendréis que ir por la Calle Doctor Mayoral, un trayecto que os pondrá en disposición de visitar el templo en el que reside la patrona de la ciudad. Aunque data del siglo XIII, de esa época apenas queda el ábside de estilo mudéjar.
Museo Francisco Sobrino
A pocos pasos de allí se encuentra el Museo Francisco Sobrino. Como su propio nombre indica, está dedicado fundamentalmente a la exposición de este artista nacido en Guadalajara. Fue uno de los más influyentes del siglo XX en el sur de Europa, encontrándose entre los principales impulsores del GRAV (Groupe de recherche d’Art Visuel). Si os interesan la pintura y la escultura contemporáneas, sin duda es una visita obligada.
Convento del Carmen
Lo siguiente que ver en Guadalajara sería el Convento del Carmen. Realmente solo se ha conservado la iglesia, aunque la totalidad del conjunto data de la primera mitad del siglo XVII. Por fuera es un edificio monísimo, aunque lamentablemente por dentro no pudimos visitarlo. Aunque fuimos diez minutos antes de la hora del cierre, un señor desagradable nos dijo que estaba cerrando ya y que volviésemos otro día. Gente así le hace flaco favor a su ciudad, aunque por suerte fue la excepción: el resto de la gente de Guadalajara fue encantadora.
Iglesia de San Ginés
Donde no tuvimos ningún inconveniente fue en la Iglesia de San Ginés, uno de los templos más bonitos que ver en Guadalajara. Su construcción dio comienzo en el año 1561, aunque fue un proceso lento y con muchas interrupciones. Sin embargo, nada pudo impedir que se llevase a cabo una obra soberbia. Su fachada principal está escoltada por dos grandes contrafuertes. El interior es maravilloso, merece la pena que entréis. Allí podréis contemplar varias piezas de arte funerario que son de lo mejorcito de la provincia de Guadalajara.
Calle Mayor
Y ahora sí que sí, os recomendamos meteros de lleno en la Calle Mayor. Ya habréis pasado por ella varias veces en esta ruta, pero merece la pena detenerse y contemplarla con un poquito de mimo. Esta larga avenida peatonal es la principal arteria comercial de la ciudad (con permiso de los horrendos hipermercados de las afueras, claro). En ella encontraréis tiendas de toda la vida, un buen puñado de bares en los que tapear y también edificios de lo más interesantes.
Sin ir más lejos, la Calle Mayor, a la altura de la Plaza del Jardinillo, os permitirá contemplar una de las mejores sedes que el Banco de España tiene repartidas por todo el territorio nacional. Eso sí, no os dejéis cegar por los edificios monumentales: lo mejor de esta calle está en las pequeñas cosas. La gente va de un lado para otro y siempre hay muy buen ambiente.
Iglesia de San Nicolás de Bari
Ubicada también en la Calle Mayor está la Iglesia de San Nicolás de Bari, un templo de mediados del siglo XVII. Eso sí, la excelente portada barroca de piedra fue añadida a finales de la centuria.
En un primer momento el edificio perteneció a los jesuitas, por lo que el interior tiene el modelo arquitectónico propio de esa orden religiosa. El altar mayor es una maravilla.
Palacio de La Cotilla
Vamos ahora con otra de las cosas absolutamente imprescindibles que ver en Guadalajara. Y es que el Palacio de La Cotilla (también llamado Palacio de los Marqueses de Villamejor) es una construcción única a nivel español. En apariencia podría parecer un palacete más, de los muchos que surgieron en el siglo XVII en la ciudad. Con su pequeño patio interior típico y un montón de estancias que actualmente se usan como museo, nada parece indicar que se trate de algo excepcional.
Sin embargo, esa percepción cambiará cuando lleguéis a su elemento más llamativo: el Salón Chino. Se trata de un salón de té con unas columnas al fondo, perfecto para recibir a gente importante y a la vez agasajarla con una representación teatral o un concierto. Lo increíble es su decoración, pues todos los muros están decorados con papel de arroz pintado a mano en China, en el siglo XVII.
En los diferentes paramentos se muestra una escena completa, la cual se lee de derecha a izquierda. En ella se muestra una oposición a funcionario de la dinastía Qing, con pruebas tanto físicas (levantamiento de pesos, tiro con arco) como intelectuales (se ve a unos paisanos haciendo un examen). Podéis visitarlo por libre, pero cada pocos minutos hay una explicación gratuita en la que os mostrarán detalles que pueden pasar desapercibidos. Siempre decimos lo mismo, pero nos parece increíble que de repente haya un pedacito de China en Guadalajara.
Por cierto, la visita al Palacio de La Cotilla cuesta un euro, aunque está incluida en la ya mencionada Guadalajara Card. Merece la pena adquirirla.
Convento de Carmelitas de San José
El palacio da a la Calle del Ingeniero Mariño, donde se encuentran tres de los lugares más interesantes que ver en Guadalajara. El primero, a mano izquierda, es el Convento de Carmelitas de San José, construido en el siglo XVII por un arquitecto perteneciente a la orden religiosa. En la fachada podréis ver los escudos de los Frías y los Mendoza, que fueron los principales impulsores del convento.
Concatedral de Santa María de la Fuente
Al ladito de allí está la Concatedral de Santa María de la Fuente, el principal edificio religioso de Guadalajara. No es catedral a secas porque la sede de la diócesis está compartida con la cercana Sigüenza, de ahí la denominación de concatedral. Sea como fuere, es una obra excepcional. Se construyó a finales del siglo XIII, aunque su estructura recibió notables modificaciones hasta trescientos años más tarde.
Ese largo proceso constructivo es el que explica que en Santa María de la Fuente se puedan ver elementos de arquitectura mudéjar (como los arcos de herradura apuntados), renacentista (como el pórtico de capiteles alcarreños) y barroca (fundamentalmente en la bóveda interior).
Capilla de Luis de Lucena
Por último, junto a la concatedral os espera otro elemento que ver en Guadalajara de manera prácticamente obligatoria: la Capilla de Luis de Lucena. La visita cuesta 1€, pero no pagaréis nada si previamente habéis adquirido la Guadalajara Card.
Esta capilla funeraria data del siglo XVI y estuvo adosada a una iglesia ya desaparecida. Por suerte, se conservó este trozo, que ha llegado a nuestros días como una de las construcciones más peculiares de la ciudad. Con elementos mudéjares y manieristas, está rodeado de unas torrecillas cilíndricas que le hacen parecer más una fortaleza que una capilla.
El interior mezcla dórico y corintio, aunque sin duda el elemento más interesante es la estrechísima escalera de caracol que os permitirá acceder al piso superior.
Torreón del Alamín
Seguimos repasando cosas que ver en Guadalajara, siendo ahora el turno del Torreón del Alamín. Era la principal estructura defensiva al este de la ciudad, pues protegía uno de los puentes que le daban acceso. Data del siglo XIII, por lo que no debería sorprender que su interior esté dedicado a una exposición sobre la vida medieval guadalajareña. La visita cuesta 1€, pero el acceso es gratis si tenéis la Guadalajara Card.
Iglesia de San Francisco
Desde el Torreón del Alamín tendréis que caminar unos diez minutos hasta llegar a la Iglesia de San Francisco, un templo del siglo XIV ubicado en lo alto de un pequeño cerro. Ha sido destruida y construida varias veces, contando en la actualidad con un excelente estado de conservación.
Su elemento más interesante es la cripta, a la cual podréis acceder previo pago de 1€ (o sin pagar nada si previamente os habéis hecho con la Guadalajara Card). Si no hay misa, se entra por la derecha del altar mayor. Por el contrario, si están en liturgia deberéis acceder por un callejón que hay en un lateral del templo.
Sea como fuere, allí descubriréis el panteón de la familia Mendoza. Su construcción se inspiró clarísimamente en el Panteón de los Reyes de San Lorenzo de El Escorial. Durante muchos años estuvo cerrado, pero el Ayuntamiento lo ha restaurado y abierto para su visita.
Puerta de Bejanque
Vamos ya terminando con todo lo que ver en Guadalajara, pero antes queremos enseñaros la Puerta de Bejanque. Data del siglo XIV, aunque se encuentra en estado de ruina. En cualquier caso, fue una de las estructuras defensivas más importantes de la urbe, habiendo ayudado a su defensa tanto en guerras como en epidemias.
Panteón de la Condesa de la Vega del Pozo
Si os alejáis un poco del centro, podréis ir hasta el espectacular Panteón de la Condesa de la Vega del Pozo. Se trata de uno de los edificios más extraños que ver en Guadalajara, pues es un panteón en el que no se reparó en gastos. Su cúpula de cerámica vidriada es visible en varios kilómetros a la redonda, con una clara influencia de la arquitectura del norte de Italia. Al igual que pasa con el Salón Chino, no encontraréis nada parecido a este panteón en toda la provincia.
Por cierto, al ladito está la Ermita de San Roque, clásico templete de las afueras de las ciudades castellanas en los que se atendía a enfermos de peste.
Iglesia de Santa María Micaela
También os recomendamos pasar por la Iglesia de Santa María Micaela, una joya del siglo XIX firmada por Velázquez Bosco. Está cerquita del panteón, aunque integrada en un conjunto distinto
Zoo de Guadalajara
La última recomendación que tenemos para vosotros es que os paséis a ver el Zoo de Guadalajara, una mezcla entre parque y centro de recuperación de fauna. Allí podréis dar un paseíto entre más de cien especies europeas: lobos, osos, corzos, ciervos, buitres y hasta linces ibéricos.
No estamos muy a favor de los zoos como elemento de diversión, pero claramente un centro en el que se recupera a animales heridos o especies en peligro siempre merece nuestro apoyo. La institución claramente apuesta por la divulgación, de lo cual dan buena cuenta infinidad de paneles informativos. El acceso es gratuito, así que puede ser una buena manera de concluir la visita a Guadalajara.