Elizondo es lo más parecido que hay a una ciudad en el Valle de Baztán. Este pueblo de algo más de 3500 habitantes es la capital administrativa y jurídica del valle, además de ser el lugar más animado culturalmente hablando y de ser un auténtico centro de reunión para todos los baztandarras. A raíz de la Trilogía del Baztán se ha convertido en un lugar famoso en el mundo entero, por lo que vive días dorados en lo que a turismo se refiere gracias a la obra de Dolores Redondo. Nosotros fuimos a visitar el lugar y ahora os traemos este artículo, en el que os mostramos qué ver y qué hacer en la capital del valle.
Tabla de contenidos
Un paseo por el corazón de la Trilogía del Baztán
Como en todo el Valle de Baztán, en Elizondo no faltan los palacios ni las casas señoriales con enormes escudos de piedra en sus fachadas. Es un pueblo con mucho recorrido, pues ya en el siglo XIV sus habitantes habían recibido el reconocimiento de fidalguía e infanconía por parte de Carlos III el Noble.
Ubicado a ambos lados del río Bidasoa, no penséis que por ser la capital del valle deja de ser un sitio con encanto. De hecho, todo lo contrario: algunas de sus estampas más populares se encuentran en medio de su casco urbano.
La visita se hace aparentemente en una o dos horas, pero eso sería si os limitáis única y exclusivamente a ver el cogollito central. Si hacéis un recorrido con más profundidad, las horas pasarán volando: por todo lo que hay que ver en Elizondo, por sus tiendas, por su propuesta gastronómica o incluso por la cercana Elbete.
Turismo en Elizondo
Ayuntamiento
El mejor punto para empezar la visita es el propio Ayuntamiento de Elizondo. Y es que este edificio del siglo XVII es uno de los más monumentales de la comarca.
Se sitúa justo en un extremo de la Plaza de los Fueros, el epicentro de la vida cultural no solo de la localidad sino de todo el Valle de Baztán. Es un sitio animadísimo, en el que hay gente a todas horas y que muestra a las mil maravillas la buena vibra que hay en el valle.
Calle Jaime Urrutia
Justo a lo pies del Ayuntamiento está la Calle Jaime Urrutia, que fue la avenida sobre la que se formó inicialmente Elizondo. Cuando en el siglo XIX la Diputación de Navarra estableció el Camino Real, abrió una nueva calle principal (la Calle Santiago). Sin embargo, mover el lugar de paso no hizo que los palacios cambiaran de sitio, así que la Calle Jaime Urrutia sigue siendo un lugar estupendo para contemplar los mejores edificios de Elizondo.
A ambos lados de la calle hay diferentes palacios barrocos, que muestran el esplendor del pueblo en épocas pasadas. Los tres más significativos son el Istekonea, el Arotzenea y el Arizkunenea, aunque realmente todos los edificios de la Calle Jaime Urrutia son espectaculares.
Tiene mucho mérito que la calle haya llegado hasta nuestros días en un estado tan óptimo, teniendo en cuenta que fue uno de los lugares que más destrozos sufrieron durante las riadas de 1913. Una exposición fotográfica que conmemora el primer centenario de este suceso y una placa que muestra la altura de las aguas sirven para que esos hechos no caigan en el olvido.
Barrio de Txokoto
Si vais por la Calle Jaime Urrutia y giráis a la derecha en dirección al río, llegaréis hasta el mítico Barrio de Txokoto. Es, sin lugar a dudas, la auténtica «postal» del Valle de Baztán.
En el Puente Muniartea es el principal punto de observación. De hecho, desde allí tenéis una panorámica sensacional tanto del propio barrio como de la mítica presa.
La Calle Braulio Irartea es la principal referencia: bien haríais en recorrerla. De hecho, si cruzáis el puente, vais a mano derecha y luego giráis de nuevo a mano derecha, llegaréis a otro rincón único. Se trata de un acceso al nivel del río, desde podréis hacer unas fotos aun mejores de la propia presa y del puente.
Hablamos de una zona preciosa, absolutamente imprescindible tanto para la visita a Elizondo como para un viaje al Valle de Baztán.
Museo Baztango (Museo Etnográfico)
No muy lejos de allí está el Museo Baztango, que viene a ser algo así como el Museo Etnográfico del Valle de Baztán. Está en el interior del edificio Puriosenea, un caserío del siglo XV que es de lo mejorcito del pueblo. En su interior tenéis una colección que arranca en la prehistoria y que llega hasta prácticamente tiempos presentes.
Enfrente del museo os espera la escultura Maternidad, de Jorge Oteiza.
Casas de Indianos
No penséis que la visita a Elizondo acaba ahí. De hecho, si vais hasta la Calle Santiago, aun podréis deslumbraros con la riqueza y la opulencia de las Casas de Indianos. Estos edificios eran construidos por las personas que emigraban, hacían fortuna y volvían a sus orígenes para un retiro dorado.
Básicamente podéis contemplar dos: los edificios Justoenea y Manuelenea. Ambos tienen el toque a medio camino entre lo exótico y la casa embrujada del que disponen casi todos los edificios de indianos del norte peninsular.
Parroquia de Santiago
Tampoco os olvidéis de visitar la Parroquia de Santiago. Es un edificio hecho de retales de otros edificios, pues la iglesia tuvo que ser trasladada tras los daños sufridos en las innundaciones de 1913. Así, podéis contemplar la portada y la torre originial del siglo XVIII, pero también unas vidrieras procedentes de Casa Maumejean o una talla de Santiago del siglo XVI. Por cierto, el parquecito que hay justo enfrente de la iglesia es una pasada.
Panificadora Baztanesa
Por último, si sois fans de la Trilogía del Baztán justo detrás de la iglesia os espera una gran sorpresa. Y es que allí está la Panificadora Baztanesa, cuya fachada sirvió para localizar la mítica sede de Mantecadas Salazar. Con muchísimo acierto para el turismo, la empresa ha decidido dejar el rótulo, que se ha convertido en uno de los lugares más fotografiados del valle.
Allí podéis acudir (en horario de mañana) a comprar un txantxigorri, el dulce que aparecía sobre las víctimas en El Guardián Invisible. Si vais por la tarde no os preocupéis, que en las pastelerías que hay junto a la Plaza de los Fueros también las venden.