Tradición, esencia, autenticidad… De todo eso y mucho más presume Consuegra, una pequeña localidad con mucho que ver. Está ubicada en el sureste de la provincia de Toledo, una zona siempre interesante. El municipio es principalmente conocido por albergar una de las concentraciones de molinos de viento más populares de toda La Mancha, lo cual es mucho decir. También tiene una enorme fortaleza, una plaza mayor espectacular e innumerables ejemplos de casas de labor manchegas que se han conservado a las mil maravillas. Vamos, que no faltan los motivos para dejarse caer por allí.
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Un lugar de La Mancha del que es imposible no acordarse
Consuegra es una de las localidades más antiguas del interior peninsular, lo cual hace que tenga mucho que ver y que hacer. Hay vestigios de poblamiento de época prehistórica, restos de un poblado celtíbero, huellas del Imperio Romano, de los visigodos, del Califato de Córdoba y del Reino de Castilla, así como de tiempos más modernos. Lamentablemente, no se puede dejar de hacer referencia a la terrible inundación que sufrió el pueblo en 1891: un desastre natural que dejó centenares de muertos.
Sea como fuere, Consuegra es uno de esos lugares en los que siempre sale el sol. Hoy en día sus casi diez mil habitantes disfrutan de una vida tranquila y próspera, en la que nunca faltan turistas venidos de todos los rincones del mundo. Y es que sus molinos de viento son reclamo suficiente para que los viajeros más variopintos sigan las huellas de Don Quijote y Sancho Panza, los inolvidables personajes de Miguel de Cervantes.
Si buscáis información sobre qué ver en Consuegra en internet, quizá os pase como a nosotros y de primeras penséis que el pueblo solo tiene los molinos. Sin embargo, nada más alejado de la realidad: se trata de un destino diverso, con mucho para ver y que tiene argumentos suficientes para una visita de una jornada completa. Además, su propuesta gastronómica es magnífica, así que bien haríais en considerar una excursión que se encuentra a hora y media de Madrid y a 40 minutos escasos de Toledo.
Turismo en Consuegra
Nuestra recomendación es que hagáis una especie de sandwich: empezad visitando los molinos, bajad al pueblo y luego volved a subir a los molinos de viento. Tenéis una oficina de turismo tanto en el molino Bolero (si, en La Mancha es costumbre ponerles nombre) como en el puente sobre el río Amarguillo más cercano a la Plaza de España. En cualquier caso, si seguís leyendo os mostraremos todo lo que ver y que hacer en Consuegra.
Cerro Calderico
Si nos habéis hecho caso, en ese caso lo primero que haréis será ir hasta el Cerro Calderico, el principal hit que ver en Consuegra. Allí es donde se encuentran los 12 molinos de Consuegra (antes había 13, pero se perdió uno) y su impresionante castillo. Llegar no tiene pérdida, ya que está señalizado por toda la localidad. Justo al llegar al cerro veréis un enorme aparcamiento gratuito de tierra, con un merendero en medio. En días de mucha afluencia no os quedará más remedio que dejar el coche ahí y subir a patita, pero en general no será necesario: hay un aparcamiento junto al primer molino, otro junto al castillo y otro en los molinos del fondo.
La visita al Cerro Calderico es gratuita, pero hay que pagar por entrar a algunos sitios. En resumen, estas son las opciones:
- Visitar el molino Bolero: 2€
- Visitar el Castillo: 6€
- Visitar el Museo Municipal (está en la Plaza de España, no en el cerro): 2€
- Entrada combinada molino + castillo: 7€
- Entra total (incluye molino, castillo, museo y visita guiada al castillo): 8€
El horario de visita del molino y del castillo es de lunes a domingo de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:00, mientras que el museo abre de lunes a viernes de 13:00 a 14:00 y de 16:30 a 19:30.
Molinos de viento
Hechas ya las presentaciones, vamos a hincarle el diente al Cerro Calderico. La primera pregunta es obligada: ¿los molinos de viento de Consuegra son los de Don Quijote? Pues desde ya os decimos que no, porque no están identificados en la obra de Miguel de Cervantes con exactitud. Sin embargo, bien podrían serlo, porque son representativos a más no poder.
Hubo un tiempo en La Mancha en que se contaban por cientos, pero poco a poco fueron cayendo en desuso hasta casi desaparecer. Por suerte, en Consuegra (y en otros muchos sitios, como Mota del Cuervo o Campo de Criptana) se siguen pudiendo ver pintorescas concentraciones de estas estructuras destinadas a la molienda de cereal.
Es cierto que la mayoría de los molinos de viento de Consuegra datan del siglo XIX, pero diferentes estudios apuntan que dos o tres son más antiguos. Podrían ser del siglo XVII e incluso del XVI, a juzgar por las piezas de su maquinaria. De su historia y funcionamiento aprenderéis mucho en Consuegra.
La primera parada deberíais hacerla en el molino Bolero, junto al cual hay un pequeño aparcamiento. Este molino hace las veces de oficina de turismo y de museo, pues en la parte alta se ha conservado el mecanismo original. Podréis visitarlo y comprender su importancia a través de un interesante vídeo.
Junto a este primer molino podréis disfrutar de unas vistas espectaculares de la localidad, cuyos tejados prácticamente podréis tocar con los dedos. Además, al ladito está el molino Mambrino, cuyo simpático dueño tiene una tienda en la que podréis comprar imanes, postales y refrescos a un precio abusivo. Sin embargo, el señor es tan carismáticos que la experiencia merece la pena.
Desde ahí podéis emprender una subida a pie hacia un conjunto de tres molinos: Sancho, Mochilas y Vista Alegre. Son los menos visitados, ya que quedan un poco a desmano y no tienen un aparcamiento cerca. Sin embargo, son igual de bonitos del resto.
A continuación, os recomendamos ir hasta el castillo y visitarlo (abajo os hablamos de él). Al fondo hay otro aparcamiento, pero en nuestra opinión la mejor experiencia consiste en salir andando desde la fortaleza y recorrer todo el conjunto de principio a fin. Iréis por un caminito de tierra y una coqueta pasarela de madera, tendréis perspectivas alucinantes y el paseo no dura demasiado.
Los últimos siete molinos son el Cardeño, Alcancía, Chispas, Caballero del Verde Gabán, Rucio, Espartero y Clavileño. Cada cual tiene algo particular en su interior, aunque no todos abren siempre (por ejemplo, el Sancho se utiliza únicamente durante la Fiesta del Azafrán de Consuegra).
Nosotros pudimos entrar en Alcancía, que tiene una tienda en la que se exponen productos realizados por artesanos de la zona: bolsos de cuero, sombreros de esparto, embutidos… De hecho, ofrece aperitivos para dos personas por unos 16€, en los que se puede comprar una botellita de vino, un queso y degustarla a pie de molino.
El molino Rucio también lo encontramos abierto. Abajo tiene una tienda (con productos bastante mejores que los de Mambrino, aunque sin el gracejo de su dueño), mientras que arriba conserva su mecanismo. Eso sí, subir cuesta 2€, así que no lo hicimos ya que acabábamos de ver el de Bolero. Lo que sí hicimos fue disfrutar de las vistas de los alrededores: un paisaje castellano de primera categoría que puede contemplarse desde prácticamente cualquier punto del cerro.
Para llegar a los dos últimos (Espartero y Clavileño) hay que subir unas escaleritas azules y caminar por un pequeño camino de tierra. Justo al final encontraréis el vértice geodésico que ha instalado allí el Instituto Geográfico Nacional.
Por cierto, una pequeña curiosidad. El legendario grupo de heavy metal Mägo de Oz utilizó esta zona para la grabación del videoclip de su canción Molinos de Viento. Fue hace un millón de años y el resultado del vídeo es peculiar, pero los molinos se identifican perfectamente. Así que si os gusta el grupo, añadid a vuestra lista de cosas que ver en Consuegra las localizaciones de este vídeo musical.
Antes os hemos dicho que nuestra recomendación es ver los molinos nada más llegar a Consuegra, ver todo lo demás y por último volver al Cerro Calderico. Si tenéis suerte y os pilla a última hora de la tarde, podréis disfrutar de uno de los atardeceres más bonitos de La Mancha. Es indescriptible ver la puesta de sol junto a los molinos, ver cómo encienden las luces y caminar entre ellos bajo las estrellas. Por pedir algo, diríamos que la próxima vez que cambien las bombillas no sea tan blancas y opten por una opción más acogedora.
Castillo de la Muela
Junto a los molinos, el otro gran protagonista del Cerro Calderico es el Castillo de la Muela, conocido generalmente como Castillo de Consuegra. Se sabe que en el cerro hubo poblamiento celtíbero, también construcciones de la Consabura del Imperio Romano e incluso un castillo del Califato de Córdoba, pero sin duda la construcción actual es de época cristiana.
En el año 1183 fue cedida por Alfonso VIII a la Orden de San Juan de Jerusalén (conocida también como Orden de Malta), convirtiéndose en su sede. El castillo fue una de las fortalezas más importantes de La Mancha hasta su destrucción en 1813, a manos de las tropas napoleónicas. Sin embargo, posteriormente fue restaurado de manera parcial, ya con vistas a dedicarse a su actividad actual: el turismo.
Tenemos que decir que, en general, las visitas a los castillos suelen parecernos poco sorprendentes. Se suelen visitar un par de patios, un par de estancias vacías y poco más. No obstante, el Castillo de Consuegra es todo lo contrario, pues su interior es muy diverso y ofrece la posibilidad de recorrer un aljibe, una cárcel, sus torres, la sala capitular, la ermita o la nave del archivo.
Yendo por libre, el recorrido debería tomar unos 20 o 30 minutos. Es un itinerario lineal, en el cual pasaréis por todas las salas y también accederéis a los exteriores. Mucho ojito con esto último, pues las vistas desde lo alto de sus torres son espectaculares: tanto del pueblo como de los propios molinos.
Por cierto, es un castillo dog friendly. Mientras hacíamos nuestra visita, vimos a un grupo que estaba recorriéndolo junto a su perro. ¡Genial!
Casco histórico
Una vez hayáis recorrido el Cerro Calderico de punta a punta, llegará el momento de ir a visitar el casco histórico de Consuegra y dar buena cuenta de todo lo que ver en él. Allí os esperan innumerables ejemplos de casas de labor manchegas, con sus características forjas en cada uno de sus ventanales. Nuestra recomendación es que intentéis aparcar en las inmediaciones de la Plaza de España, pues a su alrededor se concentran los principales atractivos del pueblo. Si no fueseis capaces, hay un aparcamiento gratuito al otro lado del río Amarguillo, más o menos en los alrededores de la Plaza de San Juan.
Plaza de España
Sea como fuere, os recomendamos comenzar la visita por la Plaza de España. Es, sin lugar a dudas, el lugar más importante del centro de Consuegra. Y lo es tanto por su arquitectura (allí están algunos de los edificios más imponentes de la localidad) como por su animado ambiente, pues es uno de los grandes centros de reunión de la población local.
En primer lugar destaca el Ayuntamiento de Consuegra, que data del año 1670. Esta casa consistorial es típica toledana a más no poder, con la clásica doble hilada de ladrillo y cajas de piedra. Pese a que son añadidos posteriores, sus elementos más destacados son el arco (por el cual accedimos a la plaza, usando la Calle del Arco) y la torre del reloj.
Junto al Ayuntamiento está el edificio de San Gumersindo. En este caso es posterior, ya que fue construido a comienzos del siglo XX, pero es uno de los más destacados de la región. Siguió al pie de la letra todo lo que cabría esperar de un edificio castellano mudéjar.
Por último, al otro lado de la plaza está el edificio de los Corredores. Se llama así por sus balconadas de madera y sus soportales al descubierto, que son pintorescos a más no poder. Tiene mucho mérito que un edificio que utiliza materiales tan frágiles haya llegado en ese estado hasta nuestros días, pues es una construcción del siglo XVII.
En su interior se encuentra el Museo Municipal de Consuegra. Se ve en poquito tiempo, ya que apenas cuenta con unas cuantas vitrinas, pero es estupendo para conocer la historia de la localidad a partir de sus restos arqueológicos. En sus paneles informativos obtendréis información de calidad sobre uno de los rincones con más encanto de La Mancha.
Además, subir a ver el museo tiene un premio extra, pues os permitirá contemplar la Plaza de España desde lo alto de su balconada. Sin duda esta subida es una de las cosas más sorprendentes que ver en Consuegra.
Iglesia de Santa María
A partir de ahí, nos dedicamos a pasear por los edificios que hay diseminados en los alrededores de la plaza, que son los de más interés en Consuegra. La primera parada la hicimos en la Iglesia de Santa María, uno de los mejores templos mudéjares de la provincia de Toldo. Sus obras terminaron en el año 1723, pero se encuentra en perfecto estado de revista.
Está al lado del edificio de las Madres de la Inmaculada Concepción, que mezcla el mudéjar con el gótico. Puede pasar desapercibido, porque está en una calle estrechita, pero os aseguramos que es una maravilla.
Convento de las Carmelitas
También fuimos a ver el Convento de las Carmelitas, otro de los edificios religiosos de Consuegra. Fue fundado en el año 1597 a partir de los deseos que dejó escritos Fernando Álvarez de Toledo en su testamento. Su fachada principal se encuentra encajonada en una esquina, mientras que el interior tiene una sola nave.
Aunque nos costó dos intentos (a la primera no nos atendieron), pudimos llevarnos a casa unos deliciosos bollos elaborados por las monjas de clausura que viven en el convento. Simplemente tenéis que entrar, llamar al timbre, esperar a que os digan Ave María Purísima y decir que queréis comprar algo. A través de un torno de manera os mostrarán sus especialidades. Nosotros nos hicimos con unas deliciosas rosquillas de San José caseras.
El Alfar
Vamos ahora con el auténtico pufo de nuestro recorrido por Consuegra. Fuimos a visitar El Alfar, una construcción algo retirada del centro. Se supone que allí íbamos a poder visitar un antiguo centro alfarero, en el que todavía se conservan dos hornos y restos arqueológicos de época romana. Sin embargo, nos lo encontramos cerrado a cal y canto, con un cartel en el que ponía que cierran de lunes a domingo. De premio, tenía una pegatina con la bandera franquista. En resumen, que no os molestéis en ir hasta allí, con que nosotros hagamos el pringado es suficiente.
Palacio Prioral y Casa de la Tercia
Lo que sí merece la pena, sin lugar a dudas, es el conjunto formado por el Palacio Prioral y la Casa de la Tercia. Se trata de otra de las posesiones que tenía la Orden de San Juan de Jerusalén (Orden de Malta) en la localidad de Consuegra. En este caso, hasta nuestros días han llegado los restos de la iglesia (básicamente el ábside), parte de la residencia y la monolítica torre que veis en la foto.
Iglesia del Santísimo Cristo de la Vera Cruz
A pocos pasos de allí se encuentra la Iglesia del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, construida entre la segunda mitad del siglo XVIII y comienzos del XIX. Su fachada principal, aunque difícilmente observable desde la calle, es una magnífica obra elaborada en mármol blanco. Merece la pena verla.
Antiguo Convento de Padres Franciscanos
También bastante cerca de allí está el Antiguo Convento de Padres Franciscanos, un enorme conjunto monástico del siglo XVII. Aunque en la actualidad es utilizado como residencia de mayores (lo cual impide la visita a su interior), sigue teniendo la estructura típica de un convento de la Orden de San Francisco.
Iglesia de San Juan
Cruzad ahora el río Amarguillo por alguno de sus puentes. Si vais en verano os lo encontraréis completamente seco a la altura de Consuegra, pero aun así fue el responsable de la tremenda inundación que en 1891 acabó con la vida de más de 350 personas.
Una vez estéis en la otra orilla, acercaos hasta la Plaza de San Juan, donde está la preciosa Iglesia de San Juan. Es del año 1567 y también pone en valor el estilo mudéjar propio de Castilla.
Iglesia de San Rafael
Un poco más alejada del casco histórico está la Iglesia de San Rafael. Es muy importante para los habitantes de Consuegra, ya que su inauguración fue el último paso de la reconstrucción del pueblo tras la terrible inundación de 1891.
Presa Romana
Y aun más lejos (de hecho, a unos cinco kilómetros) del centro se encuentra una presa romana que tiene más de 600 metros de longitud. Está considerada la más larga de época imperial que se conserva en la Península Ibérica. Aunque queda muy a desmano (de hecho, en coche son como 20 minutos) es una visita obligada para los amantes de la arqueología.
Dónde comer en Consuegra
Y hasta aquí todo lo que hay que ver en Consuegra, pero todavía nos falta contaros que es un destino en el que se come de maravilla. Por todo el casco histórico disfrutaréis de magníficas propuestas de cocina castellana tradicional, a precios muy contenidos. Sin embargo, en los meses de verano todo se pone patas arriba en la orilla del río Amarguillo más pegada a Plaza de España.
Así, entre el puente de la Calle Hermanos Quintero y el puente de la CM-4133a, en esa especie de paseo marítimo junto a un río que se seca por completo en verano, surgen más o menos una decena de chiringuitos. Abren por la tarde-noche (de 19:00 a 2:00 aproximadamente) y en ellos podéis tomaros de todo: raciones, bocadillos, hamburguesas e incluso un cacharro.
Nosotros nos metimos dos hamburguesas espectaculares en el Triky Tapas Blue, una de pollo empanado y otra de buey. Las acompañamos de dos enormes jarras de cerveza con limón y todo salió por apenas 22€ (precio de 2024). No se nos ocurre mejor manera de rematar una excursión a Consuegra que tomándose allí algo a la fresca.