Os traemos un repaso a todo lo que ver en Burgui (Burgi en euskera), la villa más meridional del Valle de Roncal. Su estratégica ubicación ha hecho de esta villa un lugar importante desde que el mundo es mundo, ya que era lugar de paso obligado para la entrada en el valle. Fruto de esta situación, hasta nuestros días ha llegado un enclave de gran tradición militar y con un patrimonio fuera de serie.

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De defensor del valle a su gran embajador
Puerta de entrada (o salida, según se mire) del Valle de Roncal, Burgui siempre ha sido una plaza de lo más codiciada. Aunque no ha sobrevivido al duro paso del tiempo, se sabe que durante la Edad Media había un enorme castillo en la parte alta de la villa. Sus restos han mutado en una ermita, tal y como os enseñaremos más adelante.

Pero no solo del arte de la guerra ha vivido Burgui a lo largo de los siglos. Su economía ha sido tradicionalmente amplia y diversa, con presencia de carboneros, canteros, caleros, esparteros e incluso almaderos. De hecho, la almadía es una de las señas de identidad burgiarras: un oficio que se encargaba del transporte de mercancías en balsas de maderas, utilizando la fuerza de los caudalosos ríos pirenaicos en favor de las actividades humanas.
Burgui es un sitio en el que hay mucho que ver, en el que se come bien y en el que no es raro echar un rato largo. De hecho, contad con al menos tres horas para ver su casco histórico y hacer una ruta hasta un desfiladero cercano. Todo ello en el extremo meridional del Valle de Roncal, por lo que no resulta que extraño que sea la primera o la última parada de un viaje por esas tierras.

La carretera que recorre el valle de arriba a abajo (la NA-137) atraviesa Burgui. Junto a ella encontraréis diferentes apeaderos, aunque también hay un parking enorme para recibir a los viajeros que acuden allí en busca de cultura, arte y naturaleza.
Turismo en Burgui
Casco urbano
Contra todo pronóstico (ya que en general somos gente entusiasta y a la que le fascina hasta el vuelo de una mosca) el casco urbano de Burgui no fue el que más nos gustó de todo el Valle de Roncal. No nos malinterpretéis: es un pueblo precioso y volveríamos a visitarlo cien veces más. Sin embargo, nos pareció el menos roncalés de todos.
¿Será por ser el primero? ¿Por ser el más sureño? ¿Por ser el casco urbano de mayores dimensiones? No lo sabemos, pero el caso es que nos costó percibir allí la misma esencia que en el resto del Roncal. Aun así, tenemos que decir que es un lugar único. Quizá ese sea su punto fuerte: es una especie de zona de transición entre la Navarra más meridional y la pirenaica.

De todos modos, hay mucho que ver en Burgui. Hablamos de iglesias, museos, plazas, el mejor puente de todo el valle e incluso rutas de senderismo.
Museo de la Almadía
En la parte alta del pueblo os espera el Museo de la Almadía, una sala de exposiciones con una muestra permanente que habla del noble oficio de la almadía. Como ya hemos explicado en algunas partes del blog, una almadía es una balsita hecha con madera, que utiliza la fuerza del agua del río para transportar mercancías (generalmente derivadas de la industria maderera). En Burgui son toda una institución, hasta el punto de que se puede ver un museo en la zona alta y la reproducción de una barcaza en la zona del río.

Iglesia de San Pedro
En la Iglesia de San Pedro de Burgui encontraréis uno de los pocos ejemplos de arte románico que ver en todo el Valle de Roncal. Data del siglo XIII, lo cual le convierte en uno de los edificios más antiguos de todo el Pirineo navarro. Al contrario de lo que podría parecer en un pueblo de tanta tradición militar, no rezuma ese aspecto de fortaleza de otros templos de los alrededores.

Ermita de la Virgen del Castillo
Todo lo contrario se podría decir de la Ermita de la Virgen del Castillo. Ubicada en la parte más alta del pueblo (incluso por encima del Museo de la Almadía), está en la antigua posición de la gran fortaleza que servía para defender la villa. De hecho, probablemente esté construida con materiales reutilizados de ese castillo, lo cual le convierte de manera inmediata en una de las visitas imprescindibles que hacer en Burgui.

Mirador de Estrellas
No muy lejos de ella podéis ver el Mirador de Estrellas de Burgui. El pueblo, al igual que el resto del Valle de Roncal, es Destino Turístico Starlight. Eso se traduce en que cada localidad tiene un punto para la observación de cielos estrellados, en los cuales los respectivos ayuntamientos garantizan que hacen todo lo posible por ofrecer el mínimo de contaminación lumínica.
Puente Romano
Por último, en la parte baja podéis ver otro de los emblemas de Burgui: su magnífico Puente Romano. 55 metros de pura piedra con cuatro arcos de medio punto, destacando el central de 14 metros. Se le llama «romano» porque sigue la estructura tradicional de los pasos que se construían en tiempos del Imperio, pero claramente data de la Edad Media.
Este magnífico puente merece ser observado desde un lado, cruzado y observado desde la otra orilla. Su poderosa figura garantizaba el paso del río en una zona que a su vez era de tránsito obligado, lo cual le convertía en uno de los elementos más estratégicos geopolíticamente del Valle del Baztán. Ha llegado hasta nuestros días en un estado de conservación estupendísimo.

Senderismo en Burgui
Y si cruzáis el puente, estaréis junto a otro de los grandes atractivos de Burgui: la posibilidad de hacer senderismo. Esto no es algo único en el Valle del Baztán, ya que se trata de uno de los mejores destinos de la Península Ibérica para realizar ese deporte. Sin embargo, en términos de «calidad/esfuerzo» Burgui es de lo mejorcito de la zona.
Su ruta emblemática os llevará hasta la Foz de Burgui, un desfiladero repleto de aves rapaces, no sin antes pasar por la dinámica Senda de los Oficios. Y todo ello superando un desnivel mínimo (no llega a 50 metros) y caminando como mucho una hora entre ir y volver.

Comer en Burgui
Por último, hay que decir que en Burgui hay una buena oferta turística. Como en el resto de pueblos del valle, no podéis esperar precisamente 25 restaurantes distintos, pero los que hay allí son bastante efectivos. Nosotros fuimos el domingo al Bar Zati Berri, que estaban desbordados durante la hora del vermú. No tenían cocina abierta ni hacían bocadillos, pero a base de pintxos pudimos salir del paso. Por 14€ probamos vinos navarros, comimos croquetas, bolas de carne picantes y un pincho de tortilla. ¡Ni tan mal!
