En su momento de máximo esplendor, Berroeta era uno de los lugares de paso del Camino Real de Navarra. A modo de referencia, llegó a tener hasta tres posadas abiertas simultáneamente. Sin embargo, esa ruta cayó en desuso y con ella el pueblo pasó a una posición secundaria. Esto, lejos de ser un problema, ha hecho que haya llegado hasta nuestros días con un patrimonio puro y exquisito, sin apenas modificaciones en los últimos siglos.
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Un mirador con vocación agrícola
Berroeta está a los pies del monte Abartán, en una ubicación que le ofrece una perspectiva enorme del resto del Valle de Baztán. Es un pueblo con unas costumbres muy arraigadas, en las que la ganadería, la agricultura, la fabricación del carbón o la producción de harina han sido las actividades económicas principales desde hace ya mucho tiempo.
Sus pobladores tenían la condición de hidalgos desde el siglo XIII, igual que en el resto de las localidades del valle. Eso se tradujo en su momento en la construcción de diferentes palacios y casonas, algunos de los cuales han llegado hasta nuestros días.
Tenemos que reconocer que nosotros visitamos Berroeta un poquito presos de la nostalgia, ya que para nosotros era la última parada del viaje. Sin embargo, no se nos ocurre un sitio más auténtico y especial para despedirnos del Baztán que este.
Pese a ser muy breve (con media hora es más que suficiente), os recomendamos esta visita encarecidamente. Os aseguramos que os gustará muchísimo.
Turismo en Berroeta
Plaza Mayor
El punto de partida a todo paseo que se precie por Berroeta es su Plaza Mayor, entre otras cosas por tener un espacioso parking gratuito. Una vez aparquéis, estaréis ante el principal espacio abierto del pueblo, con algunos edificios la mar de interesantes.
A ambos extremos de la plaza, en calles contiguas, están los principales puntos de interés de la urbe. Por tanto, podéis ir a un lado y a otro a vuestro antojo.
Iglesia de San Martín
Nosotros empezamos yendo hacia la Iglesia de San Martín, ya que la vimos desde el coche mientras nos aproximábamos y nos había llamado mucho la atención. Aunque data del siglo XVI, su elemento más representativo (la torre) es un añadido de una reforma barroca posterior.
Casa Etxeberría
Justo en el otro extremo del pueblo está la Casa Etxeberría, llamada así por haber sido el hogar del famoso brigadier carlista Matín Luis Echeverría. En la fachada se puede ver el escudo del valle, uno de los blasones más destacados del pueblo.
Escudos nobiliarios
Eso sí, el escudo de la Casa Etxeberría no es el único de Berroeta. De hecho, hay varios escudos nobiliarios repartidos por todo el casco urbano. Prestad atención a cada facha, pues hay ejemplos que resultan realmente notables.
Monte Abartán
Id también atentos a los alrededores, pues desde todo Berroeta hay unas vistas espectaculares del monte Abartán. Su silueta dentada es inconfundible. Si tenéis tiempo, un paseíto por él es la mejor idea que podéis tener, ya que está repleto de construcciones megalíticas y rutas de senderismo para acceder a ellas.