Qué ver en Aoslos, la Calle Real de la Sierra Norte de Madrid

Apenas tiene 25 habitantes, pero Aoslos es uno de nuestros pueblos favoritos de la Sierra Norte de Madrid. Alrededor de su estupenda Calle Real surgen algunos de los elementos más representativos de las montañas madrileñas: viviendas tradicionales, el potro de herrar, una fragua, fuentes, relojes solares… Su cercanía a la A-1 hace que sea relativamente rápido visitarlo desde la capital, por lo que puede ser una excursión perfecta para cualquier día del año.

Un lugar pequeño pero lleno de posibilidades

El curioso nombre de Aoslos tiene un origen no del todo claro. La teoría más plausible es que deriva de la palabra celta coslo, que significa literalmente avellano. Por cómo ha evolucionado el vocablo, más bien sería algo tipo «lugar de avellanos».

Que sus orígenes se pierdan en el tiempo no es casualidad, ya que hay referencias al municipio desde antiguo. Siempre estuvo vinculado al municipio vecino de Horcajo de la Sierra, siendo catalogado como barrio del mismo en el Catastro del Marqués de la Ensenada (siglo XVIII).

Si bien es cierto que su edificio más representativo es la Iglesia de San Isidro, consagrada en 1936, lo cierto es que lo mejor de Aoslos son sus construcciones más humildes. Puede que su ubicación haya jugado en su contra, ya que está un poquito en tierra de nadie, pero lo cierto es que ofrece muchas muestras 100% representativas de la Sierra Norte de Madrid.

La visita a Aoslos es relativamente rápida, por lo que se puede combinar a la perfección con otros pueblos. Aparte del ya mencionado Horcajo de la Sierra, no están demasiado lejos otros destinos de interés como Robregordo, Somosierra o la propia Sierra del Rincón. En cualquier caso, seguid leyendo y os mostraremos todo lo que ver y hacer en el protagonista de este artículo.

Turismo en Aoslos

Iglesia de San Isidro

Un buen punto para empezar la visita a Aoslos es la Iglesia de San Isidro. De hecho, junto a ella encontraréis buena parte de las poquitas posibilidades de aparcamiento que hay en la localidad.

Fue inaugurada en 1936, fecha clave por ser el año en el que comenzó la Guerra Civil. De hecho, los más viejos del lugar cuentan que una vecina entró a gritos en el templo durante el acto de consagración para anunciar el propio golpe de estado.

Pese a ser un edificio tirando a reciente, tenemos que reconocer que es una de las iglesias más bonitas de la Sierra Norte.

Arquitectura popular

La visita a Aoslos básicamente se reduce a recorrer de punta a punta la Calle Real, que viene a ser la carretera que atraviesa al municipio. Pese a que los lugares con asfalto de por medio suelen perder buena parte de su encanto, en este caso nos encontramos con un pueblo súper bonito. De hecho, conviene ir bien atentos durante todo el paseo, ya que prácticamente todos los edificios del casco urbano son de lo mejorcito de la arquitectura popular de la serranía madrileña.

Casa de las Patatas

Un buen ejemplo es la Casa de las Patatas, un edificio construido justo después de la Guerra Civil. Para los habitantes del pueblo representó la llegada de los nuevos tiempos: en una época en la que ni siquiera había asfalto en las calles, por primera vez un edificio civil en Aolos se construía en base a unos planos. Utilizaron granito de Bustarviejo y en su fachada se pintó el mítico letrero de «almacén de patatas» que ya se ha perdido.

Plaza Plazuela

No muy lejos de allí está la Plaza Plazuela, en la cual hay dos elementos claves para entender la vida en Aoslos: una fuente de doble caño y el bar del pueblo. A día de hoy sigue siendo el centro de reuniones de los habitantes de la localidad, con un acogedor Bar La Plaza funcionando de manera tradicional. Nosotros mismos aprovechamos que pasábamos por allí y nos tomamos el clásico café servido en vaso de caña que tanto reconforta en medio de un paseo por la sierra.

Pilón de la Reguera

Al otro lado de la Calle Real está el Pilón de la Reguera, construido durante la posguerra a modo de abrevadero para el ganado. Era un lugar clave para distribuir el agua que llegaba desde La Acebeda, ya que sin una correcta gestión no podía llegar el agua a la fragua, a las huertas cercanas ni a los prados con ganado.

Reloj Solar de la Reguera y Rollo de Siembra

También relativamente cerca, ya en desuso, se conservan dos elementos que tenían una importancia capital en la vida de la gente. Uno es el Reloj Solar de la Reguera, que básicamente era un enorme disco de piedra que se utilizaba para medir los turnos en la distribución de agua. A su vera está el Rollo de Siembra, un rulo de piedra que era de uso comunal y se utilizaba para compactar los terrenos tras ararlos.

Fragua y Potro de Herrar

Hablando de elementos de uso comunal, siendo la Sierra Norte de Madrid no podían faltar ni la Fragua ni el Potro de Herrar. Su uso siempre fue clave en localidades cuya economía era mayoritariamente agrícola y ganadera, ya que sin él no se podían elaborar los útiles necesarios. Hay una placa que recuerda a Nicolás González Parrabera, que prestó servicio como herrero entre los años 1940 y 1980. ¡Cuatro décadas en la profesión!

Reloj solar escondido en la Calle Mediodía

Aquí va algo muy difícil de ver, pero que seguro que gusta mucho a los viajeros más curiosos, es un pequeño reloj solar. Está escondido en el número 3 de la Calle Mediodía (la cual, dicho sea de paso, es una de las más bonitas del pueblo). Para verlo, no tenéis más que mirar hacia lo alto de su fachada, solo que estando en la posición adecuada.

Vivienda tradicional en Calle Real 36

Hablando de referencias muy concretas, una vez hayáis encontrado el reloj os recomendamos volver a la Calle Real. Allí, en el número 36, hay una estupenda vivienda tradicional. Se encuentra entre las más antiguas del pueblo y cuenta con el típico uso mixto de las casas de la Sierra Norte, con una zona destinada a la residencia y otra al uso agropecuario. La verdad es que está en un estado cercano al abandono, así que aprovechamos para reivindicar su conservación.

Corrales de Sementales

Un poquito más adelante, ya casi al final del pueblo, están los restos de los Corrales de los Sementales. Estas antiguas estructuras eran de uso comunal, pues en ellas vivían tanto el cerdo como el toro que los vecinos utilizaban para «cubrir» a sus cabezas de ganado.

Fuente de Doble Caño y Cañada de las Vaquerizas

Si vais justo al otro extremo del pueblo (es decir, deshacéis el camino, llegáis hasta la Iglesia de San Isidro y continuáis caminando) llegaréis hasta otra bonita Fuente de Doble Caño. Esta era especialmente importante en su momento, ya que a sus pies pasaba la Cañada de las Vaquerizas.

Puente Antiguo

Y ya en las afueras del pueblo, de camino a Horcajo de la Sierra, está el Puente Antiguo, que lleva siendo utilizado para pasar sobre las aguas del río Madarquillo desde que el mundo es mundo. La propia carretera M-136 pasa junto a él, así que no tiene pérdida.

Horcajo de la Sierra

Por cierto, ya que estáis por allí, bien haríais en acercaros a ver Horcajo de la Sierra. No solo merece la pena ir por formar parte del mismo municipio que Aoslos, sino por ser también un pueblecito súper interesante.

¡Ah! Y si os apetece hacer algo de senderismo, desde allí podréis hacer una rutita por la reguera y la Dehesa Boyal de Horcajo de la Sierra. También es una actividad top.

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