Podéis llamarlo de mil maneras: van life, mundo camper, vida furgonetera… Todos esos conceptos hacen referencia a viajar en una furgoneta camperizada, una manera de recorrer el mundo con un inevitable toque de romanticismo pero que a la vez está más de moda que nunca.
Dice Yosi, cantante de Los Suaves, que la primera vez que escuchas rock es como si un rayo impactase en tu alma. Algo así suele ocurrir cuando se descubren los viajes en furgoneta. La sensación de libertad, poder llegar a lugares a los que nadie va o simplemente poder llevar la casa a cuestas hacen que esta forma de viajar tenga adeptos a lo largo y ancho del mundo.
Sin embargo, somos conscientes de que puede ser algo abrumador al principio: muchos conceptos, dudas al elegir el vehículo, lo que se puede hacer y lo que no… Por eso, aquí os traemos una guía introductoria a los viajes en camper. En ella definiremos conceptos básicos, plantearemos si es caro o barato, analizaremos los pros y los contras de esta forma de viajar y mucho más.
Tabla de contenidos
¿Qué es camperizar una furgoneta?
Camperizar una furgoneta es convertir el vehículo en una casa con ruedas. Hay muchas definiciones, más o menos profundas, pero a nosotros nos gusta esa porque representa bastante lo que sentimos al viajar con nuestra camper. Dicho de otro modo: da igual que estemos en Murcia, en París o en Moscú, siempre nos sentimos como en casa.
A partir de ahí, el término se vuelve tan enrevesado como uno quiera. Hay quien considera que su coche está camperizado porque le ha quitado los asientos traseros y ha tirado un colchón inflable, así como quien se gasta miles de euros en hacer la camperización. Ambas opciones son válidas, lo importante es que tu vehículo te dé lo que necesitas y se convierta en el compañero perfecto de viaje.
En nuestra opinión, para considerar que una furgoneta está camperizada tienes que poder dormir en ella. Eso es lo único imprescindible, todo lo demás es opcional. Para algunas personas lo más importante es la ducha y para otras puede ser la instalación eléctrica (por poner dos ejemplos), pero la cama nunca puede faltar.
En general, esto es lo que la gente suele camperizar:
- Muebles: no solo cama, también armarios para almacenamiento o mesa para poder comer en el interior del vehículo.
- Aislamiento, suelo y panelado: para hacer que el vehículo sea más confortable.
- Claraboyas y ventanas: es habitual que se le añadan nuevos espacios de entrada de aire y luz al vehículo.
- Instalación eléctrica: poner una segunda batería, enchufes, tomas de USB e incluso luces led. Para ser 100% autónomos energéticamente, incluso hay quien le agrega placas solares al techo del vehículo.
- Circuito de agua: para tener baño y ducha. Aquí el tamaño de la furgo es fundamental: en los vehículos grandes se pueden hacer auténticas virguerías, mientras que en una furgoneta pequeña esto se resolverá con un bidón y poco más.
- Cocina: que bien puede ser fija (instalación de gas) o portátil (con los típicos cartuchos). El caso es poder cocinar en la furgo.
- Calefacción estacionaria: para estar calentitos con el coche apagado. Lo más habitual es hacer una instalación que tira directamente del depósito de diesel de la furgoneta, haciendo que el consumo sea mínimo.
Depende de vuestro vehículo, de vuestras necesidades y de vuestro presupuesto poner más o menos cosas. Por ejemplo, nosotros viajamos con una furgo de tamaño medio, así que tuvimos que renunciar a poner una ducha fija.
En cualquier caso, insistimos en la idea de que la furgo es un medio, no un fin. Con un colchón en la parte de atrás es más que suficiente para recorrer el mundo.
¿Se tarda mucho? ¿Es caro? ¿Puede hacerlo cualquiera?
Salvo que la compres ya preparada, camperizar una furgoneta es un proceso que resulta largo y costoso. De hecho, lo primero que hay que tener en cuenta es que viajar en furgoneta no es más barato que otras formas de viajar. Puede no gastar en alojamiento o en restaurantes, pero el coste inicial es grande y el mantenimiento no resulta especialmente pequeño.
En cuanto al vehículo base, hay tantas posibilidades como imaginéis: desde comprar un viejo vehículo comercial por 800€ hasta sacar una furgoneta del concesionario por 70.000€. En cualquier caso, una vez la vayáis a camperizar, la primera duda será si camperizar vosotros mismos o que os lo haga una empresa. A nuestro modo de ver, estas son las principales ventajas e inconvenientes de ambas elecciones:
- Hacer tu propia camperización: todo se hará 100% a tu gusto, podrás ajustar más el presupuesto y sabrás que todo está hecho con cariño. Sin embargo, no todo es más bonito. Una camperización DIY (do it yourself) puede llevar varios meses, necesitas amplios conocimientos de temas tan diversos como electricidad o mecánica y requieres tanto herramientas como un espacio de trabajo adecuado.
- Que una empresa camperice tu furgo: ponerse en manos de profesionales hace que el proceso sea más rápido, que te ayuden con el papeleo y que tengas la seguridad de que todo quedará bien, ya que normalmente el profesional en cuestión llevará muchas furgos a sus espaldas. Eso sí, es más caro, hay que tener cuidado eligiendo la empresa en cuestión y nada te asegura que no vayas a tener una gotera a los tres meses.
Obviamente, puedes hacer mitad y mitad. Por ejemplo, que tú te curres los muebles pero le encargues a alguien que te haga la instalación eléctrica. Depende de tus conocimientos, de tu espacio de trabajo y del dinero que te quieras gastar. Nosotros hicimos el proceso completo con una empresa porque el trabajo no nos deja tiempo suficiente para meternos en un proyecto así, pero somos conscientes de que parte del proceso lo podríamos haber hecho nosotros mismos.
En cualquier caso, aun reconociendo que no es un tema barato, pensamos que es algo asequible para la mayor parte de la gente. Todo es cuestión de ponerse, mirar bien todo y encontrar la furgo adecuada. Todo lo demás viene solo.
Pros y contras de viajar en camper
Siempre decimos lo mismo: meterse en una furgo camperizada implica gastar mucho tiempo y dinero, así que no es algo que haya que hacer a la ligera. Por tanto, nuestra recomendación es que antes de entrar de lleno en la van life hagáis una prueba y alquiléis una, ya que esta forma de viajar no le gusta a todo el mundo.
A nosotros nos encanta y ya no nos imaginamos recorriendo el mundo de otro modo, pero es innegable que también tiene sus inconvenientes. Por eso, hemos querido hacer una pequeña lista con lo mejor y lo peor de viajar en camper.
Las principales ventajas de viajar en furgo son:
- Libertad absoluta: no hay dos viajes iguales ni plan que no sea modificado constantemente. Se acabaron los horarios de los trenes, el «vámonos que se hace de noche» o comer a las cinco de la tarde porque no encuentras nada abierto. Viajar en furgo es otro concepto. Esa sensación de poder hacer lo que queremos es indescriptible y continua. A lo largo de los años hemos descubierto destinos maravillosos a los que no habríamos podido acceder viajando de otro modo.
- Conocer los sitios de manera distinta: puedes conocer la gastronomía local comprando directamente en un mercado para después cocinar en tu furgo, parar en pueblecitos alejados del circuito turístico o simplemente dormir en medio de la nada. Viajando en furgo se conocen los lugares de manera mucho más intensa.
- Evitar aglomeraciones: os parecerá una tontería, pero es una de las cosas que más nos gustan. Cuando vamos a ir a un sitio muy masificado, normalmente llegamos la noche anterior, dormimos pronto y estamos a primera hora pateándonoslo, sin apenas turistas alrededor. También apuramos a última hora del día, cuando la gente ya se recoge en sus hoteles o ha tomado sus trenes, pero nosotros podemos seguir ahí porque llevamos la casa a cuestas.
- La naturaleza al alcance de la mano: yendo en furgo hemos dormido a orillas de lagos, atravesado profundos bosques y hecho rutas que no podríamos haber hecho si no nos esperase una furgo calentita al final. Los viajes en camper y la naturaleza siempre van de la mano. Eso sí, aprovechamos para decir que siempre hay que dejar los sitios igual que te los has encontrado y ser muy respetuosos con el medio ambiente.
- A nuestro perro le encanta: los viajes en camper son 100% dog friendly. Nuestro perro disfruta tanto o más que nosotros, los viajes no se le hacen pesados y duerme en la furgo como un rey.
Sin embargo, no hay luz sin oscuridad. Estos son, a nuestro modo de ver, los mayores inconvenientes de viajar en furgoneta:
- No es nada barato: los que viajamos en furgo tenemos fama de muertos-de-hambre, pero nada más lejos de la realidad. Las camper son caras, el mantenimiento también, el gasto en gasolinas y peajes es constante, en muchos sitios te cobrarán por dormir… Quizá en destinos caros, como Suiza o Noruega, acabe mereciendo la pena por el ahorro en hoteles o porque la comida es carísima allí, pero en general es una forma de viajar tirando a cara.
- La comodidad no es tan grande como parece en instagram: si buscas van life en cualquier red social, verás a gente tumbada en hamacas o con una guitarra al ladito de una hoguera. Lo que nadie te cuenta es el infierno que supone meterte luego en la furgo y que luego esté todo lleno de arena, el frío extremo si tu vehículo no está bien aislado o los olores a fritanga si cocinas habitualmente en el interior del vehículo. Nosotros nos lo montamos bien y los viajes son comodísimos, pero ojo que no todo el monte es orégano.
- Te tratan fatal en muchos sitios: existe mucho amargado en este mundo al que no le gusta lo diferente. No vamos a mencionar a nadie en concreto para no buscarnos líos, pero en muchos lugares no os sentiréis bien recibidos al viajar en furgo. Si sois respetuosos y cumplís la ley no deberíais tener ningún problema, pero es una pena viajar a tu aire y que te miren raro por no ir a dormir al típico hotel casposo de tercera línea de playa.
- La furgoneta es una atadura: si te has gastado tropecientos miles de euros en camperizar, querrás amortizarlo. Y eso hará que tus escapadas ryanair o tus viajes en tren se reduzcan rápidamente. Por ejemplo, nosotros llevamos varios viajes haciendo grandes viajes en furgoneta: han sido una pasada y no nos arrepentimos, pero en su lugar podríamos haber ido a Asia o Sudamérica.
- Estás a merced de un vehículo que se puede estropear: y eso es un problema, por mucho que sepas de mecánica. Aunque le hagas una revisión antes de salir, nada te asegura que no se vaya a romper un manguito en medio de la nada y que pierdas tres días de viaje hasta que te lo arreglen.
La van life, toda una filosofía… ¿o no?
Terminamos este post con una pequeña reflexión personal. Sin querer entrar en polémicas, queremos desmitificar la van life y todo lo que la rodea. Es una forma de viajar sensacional, que a nosotros nos ha dado muchas satisfacciones y que nos ha permitido conocer destinos increíbles. Sin embargo, no es mejor ni peor que otras maneras de conocer el mundo: simplemente es distinta.
A veces leemos blogs de vida furgonetera y parece que eres un fracasado si no tienes un vehículo de 50.000€ o una camperización con más tecnología que el traje de Iron Man. Lo mismo en sentido contrario: a veces hablamos con gente que viaja de manera tradicional y nos dicen que somos unos mugrosos que no se duchan por recorrer el mundo con nuestra camper.
Al final, viajar tiene que ser algo que enaltezca tu espíritu y amplíe los límites de tu mente. Da igual como lo hagas, el caso es que resulte una actividad enriquecedora, te haga feliz y te ayude a atesorar buenos momentos. Nosotros hemos elegido la van life y lo haríamos mil veces más, pero no por ello nos sentimos mejores ni más listos que nadie.
De hecho, esa es para nosotros la quintaesencia de la vida furgonetera: el respeto. Por los destinos que visitamos, por la gente que conocemos y por las experiencias que vivimos. Esa es nuestra particular filosofía, que no podría estar más alejada de las típicas frases profundas tipo «viajar en furgo es dormir en un hotel de mil estrellas». Nos gusta lo sencillo, no lo simple.