Punta Atalaya es una pequeña península perteneciente a la parroquia de Lieiro, que a su vez pertenece al municipio de Cervo. Este se encuentra en la comarca de La Mariña Occidental, la franja costera al noroeste de la provincia de Lugo. ¿Se pueden dar acaso más datos para localizar un sitio? La precisión en este caso está más que justificada, ya que Punta Atalaya es un rinconcito con muchísimo que ver y hacer. Acompañadnos por esta especie de Galicia en miniatura.
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Una pequeña península con lo mejor de Galicia
En el norte gallego se esconde la bella localidad de San Ciprián. En origen era un pueblo pesquero con una islita justo al lado, que se unió al continente mediante la acumulación de arena. La península que surgió es la protagonista de este artículo, pues en ella se puede encontrar prácticamente de todo: playas, miradores, un faro, restos arqueológicos, un puerto y un bonito pueblo pesquero.
Se puede aparcar justo en el istmo de la península (la parte más estrechita), donde hay un amplio parking alrededor de una rotonda. No tiene pérdida, así como no tiene sentido avanzar en coche. Las calles que llevan a Punta Atalaya son estrechas y lo mejor del paseíto son los rinconcitos con encanto que solo son accesibles a pie.
Qué ver en Punta Atalaya
Playa
Lo primero que os llamará la atención es la bonita playa que se ha formado a la entrada de la península. A día de hoy no tenemos claro si se denomina Playa de Cubelas o Praia Gaiosa, ya que en internet vemos información contradictoria. Lo que está claro es que se trata de una fina lámina de arena, junto a aguas transparentes en las que la práctica de los deportes acuáticos está a la orden del día.
Fábrica de salazón (restos arqueológicos)
En la misma playa, sobre una especie de promontorio, están los restos arqueológicos de una antigua fábrica de salazón. Están en estado de abandono, pero aún así merece la pena visitarlos. Con cuidadito, podréis entrar en ellos y caminar por el interior de esta industria histórica.
Zona de picnic y miradores
Una vez visitéis la playa, conviene adentrarse en la península por la carretera de la derecha. Es el camino más corto hacia el faro, pero a la vez os hará pasar por una bonita zona de picnic. No se nos ocurre mejor idea que llevar una pequeña merendola, pues las vistas son excepcionales.
Y ya que hablamos de vistas, allí mismo tenéis un par de miradores. Al fin y al cabo, desde ese punto hay una panorámica estupenda de las dos orillas de la península.
Faro de Punta Atalaya
El edificio más destacado de este rinconcito de la costa gallega es el Faro de Punta Atalaya. Se da la peculiar circunstancia de que tiene dos torres distintas: la original, de 1860; y una añadida posteriormente, en el año 1979. En la primera hay una casita adosada, en la cual ha habitado el farero desde que se puso en marcha esta estructura.
Castro
A pocos pasos de allí veréis los restos arqueológicos de un pequeño castro. A pie de campo no hay ninguna información, pero según pudimos leer en internet hay cierto salseo detrás. Parece ser que intereses políticos han hecho que el lugar se abandone y roce el olvido, por lo que aprovechamos para reivindicar su mantenimiento y puesta en valor.
Pueblo marinero
Una de las cosas que más nos gustaron de este rinconcito de San Ciprián fue el paseíto por su pueblo marinero. Son unas poquitas calles, pero lo cierto es que están llenas de encanto. Cada casita de pescadores es mejor que la anterior.
También hay espacio para un pequeño templo: la Capilla de San Ciprián y San Cornelio. Típica iglesia a la que los marineros se encomiendan cuando salen a faenar.
Puerto
Precisamente, terminamos con la recomendación de que echéis un vistazo al humilde puerto que hay en Punta Atalaya. Real y auténtico, podréis ver cómo es la vida en la mar en pleno siglo XXI. Quizá no sea un sitio turístico, pero es uno de esos lugares en los que se aprende mucho si se mira con los ojos adecuados.
