Ponerse en forma o entrenar para hacer senderismo es algo que hay que considerar si nunca se ha salido a caminar por el campo. Incluso la ruta más sencilla se puede hacer cuesta arriba (a veces literalmente) si se acude a ella sin la preparación adecuada. Por eso, aquí os traemos unos cuantos consejos para que vayáis a tope y no lo paséis mal en vuestras caminatas.

Tabla de contenidos
Un deporte para todos los públicos, pero con matices
Antes de nada, una consideración previa. El senderismo es un deporte de lo más engañoso. En apariencia es sencillo y resulta apto para todos los públicos, pero luego hay que verse en el campo. Si nunca habéis hecho una ruta y empezáis con una de más de diez kilómetros, seguramente tendréis un momento súper agónico. Puede pasar cualquier cosa: desde que os dé una pájara hasta que acabéis con los pies llenos de ampollas, pasando por situaciones extremas que no queremos ni mencionar.
Sea como fuere, es importante en esta vida que todos tengamos conciencia de nuestras limitaciones. ¿Nunca habéis ido a hacer senderismo? Empezad con una ruta sencilla. ¿Le habéis cogido el tranquillo? Probad con una que tenga desnivel. Así hasta que seáis unos auténticos expertos.
Sin embargo, somos conscientes de que esta puede ser una actividad que se presente sin previo aviso. Por ejemplo, si vais a un destino en el que una ruta es absolutamente top o si de repente conocéis a alguien que quiere ir al campo y os apetece hacerle compañía (guiño guiño). Para esos casos, sería bueno que consideraseis un mínimo de preparación.
Es justo por el párrafo anterior por el que hemos preparado esta guía. Seguid leyendo y os daremos unos cuantos consejos para que os echéis al monte con un mínimo de garantías.

Cómo entrenar hacer senderismo
Equiparse bien
En primer lugar, pensad en que a la hora de ponerse en forma para hacer senderismo no todo consiste en preparar cuerpo y alma: también hay que acudir con el equipamiento adecuado. Os sorprenderíais de la cantidad de veces que nos hemos encontrado a gente caminando por la montaña en tacones o asándose con ropa de abrigo en medio de un día de mucho calor.
Siendo súper escuetos, no podemos dejar de mencionar el calzado cómodo, una ropa que transpire y que llevéis una mochila con agua. Hay mucho más que decir, pero ya está en vuestra mano seguir investigando o jugárosla con lo básico. Os recordamos que en este humilde blog tenéis un montón de artículos que os servirán de ayuda.
Fondo físico
¿Se viene la ruta? Pues habrá que coger un poco de fondo. La mejor manera es que salgáis varios días a caminar por vuestro propio barrio, en los alrededores de casa. No solo porque cogeréis un poquito de forma física, sino sobre todo porque también conoceréis vuestros límites.
Obviamente, cuanta más preparación tengáis mejor os irá. Sin embargo, con que caminéis dos o tres días deberíais saber cual es vuestro estado de forma. Sed prudentes: si paseáis por vuestro barrio y tras diez minutos estáis hechos papillas, no tiene sentido que vayáis al campo.

Resistencia aeróbica
Aunque el senderismo es un deporte sin grandes sobresaltos, lo cierto es que hay momentos que se pueden complicar. Por ejemplo, si de repente hay muchísimo desnivel (una mala cuesta te puede dejar para el arrastre) o si el terreno se vuelve incómodo (no es lo mismo ir en llano que dando saltitos entre las piedras).
Dicho de otro modo, sería bueno que hicieseis un poquito de cardio. Hablamos de lo básico: subir y bajar escaleras, pegarse carreritas, hacer algún esfuerzo intenso en poco tiempo… Si solo lo hacéis una vez servirá para saber vuestro estado físico (que no es poca cosa). Sin embargo, lo suyo sería que cojáis una rutina, ya que así iréis más preparados a vuestra ruta.

Preparación mental
Por último, un factor no menos importante para ponerse en forma para hacer senderismo: la preparación mental. Si estáis reventados tras dos horas de caminar y os encontráis a otras dos horas del coche, seguramente el mundo se os venga abajo. Tenéis que ser conscientes de que vais a hacer senderismo por gusto, de que es una actividad en la que se puede hacer una pausa en cualquier momento y en la que decir «voy mal, ayuda» nunca será mal recibido.
No os vamos a decir que os pongáis a ver vídeos motivacionales, pero desde luego ayudará si visualizáis vuestra ruta y los objetivos. La información es poder: si sabéis bien qué tipo de itinerario vais a hacer, podréis administrar los esfuerzos y dosificar las fuerzas que os queden.
