Cuando parecía que el Big Sur ya no podía sorprendernos más, se cruzó ante nosotros Piedras Blancas. Ubicado más a o menos a una hora al norte de San Luis Obispo, se trata de un santuario en el que vive una de las mayores colonias de elefantes marinos del mundo. Allí podréis aprender mucho sobre esta increíble especie en su centro de visitantes e ir a un observatorio en el que contemplar cientos de ejemplares, pero también cruzaros con cebras salvajes y visitar un faro.
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Un santuario que a veces pasa desapercibido
En la propia web oficial de turismo de California se refieren a Piedras Blancas como un santuario de perfil bajo, ya que no es precisamente la parada más popular del Big Sur. Sin embargo, deberíais marcarla bien en vuestro mapa en caso de que os guste la naturaleza, pues allí podréis entrar en contacto con una de las mayores colonias de elefantes marinos septentrionales (mirounga angustirostris) que existen. 17.000 ejemplares viven por allí.
Barack Obama hizo que esta zona pasase a formar parte del Monumento Nacional de la Costa de California en el año 2017. Desde ese momento se ha vivido un cierto aumento en el número de visitantes, pero aun así sigue siendo un lugar poco concurrido y en el que la visita se hace con la calma.
Con una hora tendréis tiempo más que suficiente para ver lo que os vamos a mostrar a continuación. Pensad que las cosas están explicadas de sur a norte, como si estuvieseis yendo de Los Ángeles a San Francisco. Interpretad el artículo al revés en caso de que estéis haciendo la ruta en sentido contrario.
Qué ver en Piedras Blancas (California)
Friends of Elephant Seal Visitor Center
Nuestra primera parada fue en el Friends of Elephant Seal Visitor Center, una asociación sin ánimo de lucro que se dedica a informar sobre elefantes marinos y cómo cuidar de los océanos en general. Durante todo el año pone en marcha todo tipo de actividades, contando con el apoyo de científicos y también de veteranos voluntarios. Tienen una pequeña tienda que utilizan como una de sus fuentes de financiación.
En nuestra opinión, es una parada obligada. Es gratuita y podréis ver una exposición estupenda sobre el elefante marino, además de recibir consejos sobre la visita. Para llegar hasta ella tendréis que ir hasta la Plaza del Cavalier 250, en San Simeon. Se encuentra a unos 10 kilómetros al sur de la principal zona de observación.
Hearst Castle, el hogar de las… ¿cebras californiana?
Al recorrer la distancia que separa el Friends of Elephant Seal Visitor Center del Vista Point, pasaréis junto a un lugar peculiar a más no poder: el Hearst Castle. Es un edificio construido durante la primera mitad del siglo XX por un magnate de prensa para su amante, llevando a cabo una obra pomposa y absolutamente desenfrenada. A modo de referencia, el lugar quedó tan bizarro que hasta Lady Gaga ha rodado en su interior.
Durante unos años, en este castillo estuvo el zoo privado más grande del mundo. Fruto de ese proyecto fallido, hoy en día en la zona se pueden contemplar cebras en libertad. Los animales se adaptaron al clima californiano (no así los osos polares, evidentemente) y acabaron reproduciéndose, por lo que no es raro ver cebras desde la carretera en estos tiempos.
Elephant Seal Vista Point
En cualquier caso, el gran protagonista de Piedras Blancas es el Elephant Seal Vista Point, un punto de observación alucinante. Hay un amplio aparcamiento gratuito junto a él, donde tendréis que fijaros en los carteles (los animales anidan a un lado o a otro en función de la época del año). Los meses de mayor afluencia van de diciembre a mayo, aunque en cualquier momento veréis ejemplares de elefantes marinos tostándose al sol. De hecho, nosotros fuimos en verano y vimos muchísimos.
Si tenéis ganas de andar, allí mismo está el Elephant Seal Boardwalk and Trail, una ruta de apenas media milla que os permitirá ver más elefantes marinos. Merece la pena darse el paseo, ya que estos adorables animales nunca cansan. Por cierto… ¡son gigantes!
Piedras Blancas Light Station
La última parada en la zona es Piedras Blancas Light Station, un faro construido en el año 1875. Se puede acceder a su interior, pero únicamente mediante visita guiada y comprando la entrada con antelación. Sea como fuere, su silueta se puede contemplar desde muchos puntos de los alrededores, por lo que de un modo o de otro os acabaréis topando con este inspirador faro.