Los Parques Nacionales de Estados Unidos son, para cualquier persona que aprecie la naturaleza, lugares inspiradores y a los que hay que ir al menos una vez en la vida. Pioneros, salvajes, vanguardistas y también acogedores, son espacios naturales en los que el planeta parece haberse esmerado con todas sus ganas. Nosotros hicimos un viaje por la costa oeste de Estados Unidos en el que la visita a los miembros del National Park System era uno de los principales atractivos, hasta el punto de que vimos más de una decena en escasas tres semanas. Fruto de esa experiencia (y de años de admiración en la distancia) aquí traemos nuestro particular homenaje a ellos, en los que os contamos su historia, un montón de curiosidades y qué podéis esperar si los vais a recorrer.
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La mejor idea de Estados Unidos
America’s Best Idea es el nombre de una serie documental que hace un repaso desde el surgimiento de los Parques Nacionales de EEUU hasta el momento actual. El título no podría ser más acertado, pues gracias a estos espacios de máxima protección medioambiental han llegado hasta nuestros días auténticas joyas de la naturaleza. Y no solo en Estados Unidos, ya que rápidamente esa idea se extendió por todo el planeta (incluyendo España, dicho sea de paso).
El concepto de Parque Nacional evoca la protección, divulgación y puesta en valor de determinados lugares singulares. Puede ser por la flora, por la fauna, por gozar de un marcado interés científico o simplemente por su fragilidad.
En Estados Unidos se afrontan desde una perspectiva global. Es decir, sus Parques Nacionales son vistos en conjunto, haciendo que la protección de espacios concretos se traduzca también en la preservación de la biodiversidad del país. Por eso veréis este tipo de espacios repartido por todo su territorio, siendo todos ellos muy diferentes entre sí.
El primero de todos (tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo) fue el Parque Nacional de Yellowstone, creado en el año 1872. En ese momento ni siquiera había un órgano específico para su gestión, así que su gestión fue asumida por el gobierno federal.
Los primeros Parques Nacionales fueron gestionados de manera independiente, algo que generó todo tipo de situaciones: algunas buenas, pero este camino no está exento de irregularidades o de decisiones más que cuestionables. Por ello, el 25 de agosto de 1916 se promulgó la National Park Service Organic Act, una ley mediante la cual se creaba el Servicio de Parques Nacionales. Mediante este organismo se unificaron los criterios de administración de estos espacios protegidos.
Cómo es un Parque Nacional en Estados Unidos
La ciencia, la base de todo
Pese a que los Parques Nacionales de Estados Unidos son un icono de la cultura popular universal y un reclamo turístico de primer nivel, no hay que perder de vista que la ciencia es la auténtica protagonista. Los americanos son muy suyos para muchas cosas, pero en materia de conservación medioambiental pueden ser los mejores cuando se lo proponen.
Así, en todos estos espacios naturales encontraréis normas muy restrictivas cuando sea necesario o incluso zonas inaccesibles. A cambio, en los sitios por los que podáis transitar nunca faltarán los museos, los paneles informativos o las actividades gratuitas.
Experiencias turísticas inolvidables
Hay que tener en cuenta que el acceso a los Parques Nacionales siempre es de pago: 30$ la entrada de día y 80$ por un Annual Pass que permite la visita ilimitada durante un año. Además, mediante las ventas en sus tiendas de souvenirs (que son preciosas todas) se obtienen recursos económicos fundamentales para el mantenimiento de cada National Park.
Vamos, que el turismo es la base que financia todo este servicio. No faltan los aportes públicos ni las donaciones privadas, pero obviamente se saca una buena taja a partir de los millones de viajeros que los recorren año tras año.
Por eso, la propuesta turística de todos los Parques Nacionales de Estados Unidos está súper bien montada. En todos encontraréis centros de visitantes súper útiles, documentación muy bien elaborada, páginas web actualizadas al milímetro, rutas pensadas para todo tipo de públicos, carreteras que se limpian prácticamente a diario…
Los rangers, tus nuevos mejores amigos
Los rangers de los Parques Nacionales de Estados Unidos son unos de los grandes iconos de la cultura estadounidense. Siempre ataviados con su ropa de campo en colores verdes y sus clásicos sombreritos, están a disposición del viajero para cualquier cosa que se pudiera necesitar. Literalmente cualquier cosa: os darán información para preparar vuestras visitas, os rescatarán si tenéis algún imprevisto o incluso os multarán si vais a una velocidad por encima de lo permitido en el interior de un Parque Nacional.
Más allá de atender a los viajeros, lo cierto es que los ranger actúan como una suerte de guardabosques híper-preparados e híper-concienciados. Prácticamente darán su vida con tal de proteger los espacios naturales a los que han sido asignados.
Una imagen de marca pionera
No queremos dejar de hablar de la maravillosa imagen de marca que tienen los Parques Nacionales de Estados Unidos. Desde el escudo del National Park Service hasta los cuarteles que hay en las entradas de cada parque, pasando por la cartelería, los folletos o incluso el merchandising: todo es absolutamente perfecto. Se nota que detrás hay una institución unificando criterios desde hace más de un siglo.
Consejos para visitar los Parques Nacionales de Estados Unidos
Aunque cada Parque Nacional de Estados Unidos es un mundo, lo cierto es que se podrían dar unos cuantos consejos generales para visitarlos. Y es que en todos ellos siempre ocurre que:
- Falta el tiempo: da igual que tengáis una semana para ver un único Parque Nacional. En todos ellos hay mil rutas y mil actividades, por lo que necesariamente tendréis que hacer sacrificios. Os recomendamos combinar cosas y ver lo más importante, pero también aquellas visitas que más se adapten a vuestros gustos.
- Cambian mucho según la época del año: no tiene nada que ver visitar un Parque Nacional en el esplendor de la primavera, con sus cascadas repletas de agua, que con las hojitas marrones cayéndose en el otoño.
- Los rangers siempre son de ayuda: queremos insistir en la importancia del personal que trabaja en los Parques Nacionales. Acudid a ellos para que os den consejos de última hora, para que os recomienden rutas o para que den el visto bueno a la planificación que habéis hecho ese día.
- Las tiendas siempre son alucinantes: no sabríamos decir cuántas cosas compramos en ellas. Tienen un merchandising único, de calidad y que no dejará de sorprenderos. Además estaréis contribuyendo con la financiación del National Park Service, por lo que no tendréis cargo de conciencia en caso de que gastéis más de la cuenta.
Llegó el momento de decir la única cosa que no nos gusta de los Parques Nacionales de Estados Unidos: no son dog friendly en absoluto. No os dejarán entrar con perros en los centros de visitantes, en la amplia mayoría de las rutas e incluso en algunos parques al completo. Entendemos la motivación científica o el riesgo de cruzarse con un oso, pero pensamos que se pasan de restrictivos.
¿Cuántos Parques Nacionales tiene Estados Unidos?
Esta es una pregunta que tiene difícil respuesta, ya que los Parques Nacionales de Estados Unidos no dejan de crecer. En el momento en el que hicimos nuestro viaje por la costa oeste (2023) existían 63 Parques Nacionales, pero ya se estaba hablando de crear más.
Precisamente, esa es una de las grandes virtudes del National Park Service: que es una agencia viva y que no deja de luchar por crear nuevos espacios con la máxima protección. Incluso esta posibilidad suele ser argumento de todo tipo de producciones, como cuando Leslie Knope consiguió un Parque Nacional para la ficticia Pawnee (la ciudad en la que ocurre la mayor parte de la serie Parks & Recreation).
¿Los Parques Nacionales de EEUU son tan alucinantes como parecen?
Siempre merece la pena ir a un Parque Nacional de Estados Unidos. Son lugares alucinantes, en los que la naturaleza se muestra en su versión más increíble. No queremos parecer exagerados, pero no hay ninguno que sea malo.
Nosotros siempre habíamos querido ir a estos lugares, eso que vaya por delante. Quizá por eso se nos cayó alguna lagrimita al estar en Yosemite National Park o frente a los enormes árboles del Secuoia National Park. Sin embargo, no fuimos los únicos.
De hecho, esta es una constante. Fijaos siempre que entréis en un Parque Nacional en las caras de la gente que os rodee. Todo el mundo estará con una sonrisa en la cara, disfrutando de la felicidad que solo la naturaleza puede darle al ser humano.