Uno de los principales motivos por los que visitar Melilla es conocer su impresionante ciudadela amurallada. Conocida como Melilla La Vieja (aunque también llamada coloquialmente El Pueblo y La Ciudadela), se trata de una de las estructuras militares más importantes de España. Y lo es por derecho propio: por sus dimensiones, por su significado y cómo ha llegado hasta nuestros días.

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El Pueblo de Melilla, una fortaleza inexpugnable
Construida sobre los cimientos de una vieja fortaleza fenicio-púnica, Melilla La Vieja es un Conjunto Histórico-Artístico de primera categoría. Ocupa casi tres hectáreas, todas ellas protegidas por un perímetro amurallado de 2 kilómetros. En su interior hay hasta cuatro recintos diferentes, cada cual con una entidad propia.

Su construcción fue una constante entre los siglos XVI y XIX, lo cual hace que sea en sí misma un museo de las estructuras militares españolas. Así, se pueden ver torreones renacentistas, baluartes hispano-flamencos o estructuras mucho más vanguardistas.

Melilla La Vieja se asienta sobre un pequeño peñón en el extremo oriental de la ciudad autónoma, absolutamente volcado hacia el mar Mediterráneo. Es una península inexpugnable, muestra de las dificultades geopolíticas de Melilla a lo largo de los siglos y también reflejo de la importancia que siempre ha tenido esta plaza para España.

Hoy en día se puede visitar prácticamente la totalidad de Melilla La Vieja por libre, a excepción de algunos edificios privados (no olvidemos que es parte viva de la ciudad). No esperéis echar menos de dos o tres horas por allí, pues hay mucho que ver y os toparéis con tantos rincones con encanto que os resultará difícil dar más de dos pasos sin parar a hacer una foto.

Ruta por Melilla La Vieja: qué ver en el recorrido
Se puede visitar Melilla La Vieja de mil maneras. Nosotros os vamos a presentar un recorrido lógico y natural, entrando por uno de sus accesos principales y recorriéndola en su totalidad sin dar demasiadas vueltas. Como ya hemos dicho, ocupará buena parte de una mañana o de una tarde. Hacednos caso e id sin prisas, pues solo con reposo se puede disfrutar al máximo de un lugar tan guay.
Acceso por la Plaza de las Cuatro Culturas
Nosotros empezamos el recorrido accediendo a Melilla La Vieja desde la Plaza de las Cuatro Culturas. Es una opción de lo más típica, ya que en esa misma plaza se encuentra la Oficina de Turismo melillense. También hay varios bares estupendos para desayunar, por lo que una buena recomendación es llegar allí, tomarse algo y meterse de lleno en la fortaleza.

Zona del Foso y Puente del Hornabeque
Si nos habéis hecho caso, habréis cruzado el Túnel de San Fernando para ir a parar directamente a la zona del Foso y Puente del Hornabeque. Es una buena toma de contacto con Melilla La Vieja, pues en este recinto ya se muestran sus principales elementos recurrentes: inexpugnables baluartes, sólidos torreones, muros que parecen infranqueables y miradores con unas vistas panorámicas excelentes. Merece la pena que os asoméis a cada rincón, pues tanto el Mediterráneo como la propia ciudad de Melilla os ofrecerán unas vistas únicas.

Plaza de Armas
Si cruzáis el Puente del Hornabeque y pasáis por la Puerta de las Victorias llegaréis hasta uno de los grandes espacios abiertos de la fortaleza: la Plaza de Armas. Por allí veréis mucho panel informativo, un kiosko que funciona solo en verano, unas escaleras que llevan hacia la Ensenada de los Galápagos.

Por cierto, desde la Plaza de Armas también tendréis unas vistas alucinantes de los alrededores de Melilla. Nos referimos a un lienzo formado por casitas marroquíes en primer plano y la magnífica silueta del Monte Gurugú al fondo.

Puerta y Foso de Santiago
¿Con ganas de más? En ese caso, seguid avanzando y cruzad la Puerta y Foso de Santiago. Conviene que os detengáis aquí, tanto por las bonitas vistas del puerto como por la belleza de este acceso en particular. Aquí sentimos como en pocos sitios lo impresionante que resulta Melilla La Vieja desde el punto de vista arquitectónico. Es una fortaleza solemne, brutal y que sin duda sirve para mandar un menaje a las continuas amenazas de un entorno hostil.

Plaza de los Aljibes y alrededores
Sea como fuere, de aquí en adelante os veréis con el sub-perímetro amurallado de mayor entidad en Melilla La Vieja. Y es que cuando lleguéis a la Plaza de los Aljibes sentiréis que estáis en un pueblecito aparte, como si el bullicio melillense hubiese dejado paso a una pequeña localidad a muchos kilómetros de allí.
Esta plaza es también uno de los epicentros culturales de la ciudad autónoma, pues allí están los Almacenes de las Peñuelas. En sus estancias hay dos interesantes museos diferentes: el Museo de Historia de Melilla y el Museo Etnográfico de las Culturas Amazhig, Gitana y Sefardí. Ambos son visita obligada.

Si subís un poquito, hasta la Plaza de Pedro Estopiñán, llegaréis hasta el Museo Casa del Reloj. En su interior os espera una de las mejores colecciones de arte moderno y contemporáneo de España, gracias a la generosa donación que hizo el artista almeriense Andrés García Ibáñez.

Por cierto, fijaos en la zona que tiene las banderas de España, sus comunidades y ciudades autónomas. Más allá de lo pintoresco que es el sitio por los propios estandartes, merece la pena que subáis hasta allí y disfrutéis de sus magníficas vistas del puerto.

Pero lejos de centraros en el agua, adentraos todavía más en la fortaleza. A partir de este punto lo normal sería hacer una especie de círculo, sin importar el orden. Nosotros lo hicimos en sentido de las agujas del reloj, por lo que subimos la empinada cuesta que sube por la Calle Concepción. Allí pudimos ver la versión más «pueblo» de Melilla la Vieja, con lugares como la Calle Miguel Acosta como principal referencia.

Baluarte de la Concepción (Museo de Historia Militar)
Si seguís por aquí, llegaréis hasta el Baluarte de la Concepción. Esta estructura alberga a día de hoy el Museo de Historia Militar de Melilla, de visita obligada. Eso sí, tenéis que planificar bien, ya que solo está abierto en horario de mañana.

El museo os permitirá visitar la zona de cañones, una exposición fotográfica sobre las fuerzas armadas, el espacio principal (en el que incluso veréis una máquina Enigma) y también una experiencia de realidad virtual. Todo ello de manera totalmente gratuita.

Por si fuera poco, allí os esperan algunas de las mejores vistas de esta zona de Melilla. Asomaos a cada rincón, porque os esperan estampas únicas.

Torreón del Bonete (Faro)
Y hablando de cosas sin parangón, recorred la calle que va en paralelo al mar y llegaréis hasta el Torreón del Bonete. Es uno de los muchos faros que tiene Melilla y la visita también es gratis. Podréis subir a la zona alta acompañados del personal del torreón, que os contará todo tipo de curiosidades sobre el edificio en sí, la ciudad autónoma y sus alrededores.

Torreones y almacenes del sureste
El círculo lo cerramos recorriendo los lienzos este y sur de esta parte de Melilla La Vieja. Eso nos permitió pasar junto a un montón de edificios de relumbrón, como la Sala de Exposiciones del Hospital del Rey, varios torreones, viejos edificios de almacenes…

Curiosead también por las calles interiores. Si os adentráis un poco descubriréis sitios únicos, como la Calle San Miguel (con una apariencia más propia de Córdoba que de Melilla).

Iglesia de la Concepción
De hecho, si cerráis el círculo y volvéis hacia la Plaza de los Aljibes, lo lógico es que ahora visitéis lo último que os queda por ver de Melilla La Vieja: su zona interior. La primera parada la deberíais hacer en la Iglesia de la Concepción, un templo que ha sido restaurado en fechas recientes y cuya visita es gratuita.

La principal seña de identidad de esta iglesia a día de hoy es que puede ser visitada prácticamente en su totalidad. Podréis entrar a sus diferentes capillas, subir por escaleritas, bajar por excavaciones arqueológicas y comprobar cómo el tiempo ha ido dejando huella en ella a través de diferentes etapas.

Cuevas del Conventico y Museo de Arte Sacro
Para el final hemos dejado lo mejor: las Cuevas del Conventico. Empecemos por lo básico: es un espacio muy frágil y las visitas están restringidas a unas pocas personas al día. ¿Tenéis claro qué día vais a ir a Melilla? En ese caso, llamad con antelación al 952 68 09 29 y reservad. Hay varios pases al día (todos gratuitos), pero se llenan siempre. Nosotros tuvimos que conformarnos con el de última hora, cuando casi se estaba haciendo de noche.

Dicho esto, vamos con las presentaciones. Las Cuevas del Conventico son la mejor muestra de que Melilla La Vieja se asienta sobre un peñón con oquedades, como si de un queso se tratase. Las grutas surgieron de forma natural, pero poco a poco fueron ampliadas por fenicios, romanos y árabes. Finalmente, durante el siglo XVIII fueron ampliadas al máximo por los españoles, jugando un papel de relevancia en el Sitio de Melilla. Durante los dos años que duró (de 1774 a 1775) buena parte de la población vivió allí.

La gruta tiene varias ventanas y miradores hacia la bahía. El arco parabólico que tanto sale en las guías de viaje sobre Melilla se construyó entre 1993 y 1995, mientras que la playa de abajo es también muy reciente. De hecho, se formó en 1925, cuando las obras para construir el puerto de la ciudad modificaron el paisaje e hicieron que se cegase la ensenada con arena.

La visita dura aproximadamente una hora y siempre es guiada. En ella os contarán la historia del lugar, visitaréis diferentes niveles y podréis bajar a la playa que acabamos de mencionar. Es una experiencia magnífica, realmente no podéis iros de Melilla sin antes ir a las Cuevas del Conventico

Por cierto, el acceso a las Cuevas del Conventico se hace a través del Museo de Arte Sacro de Melilla. Ya sea antes o después, deberíais recorrer su sala y examinar su magnífica exposición permanente.

La fortaleza infinita
Y hasta aquí nuestro recorrido. Eso sí, vaya por delante que Melilla La Vieja tiene mucho más que ofrecer. Nosotros os hemos planteado una ruta por sus rincones más típicos, pero hablamos de un conjunto de fortalezas denso y con muchos recovecos. El mapa turístico de la ciudad autónoma tiene un sub-mapa solo de Melilla La Vieja, en el que se recogen hasta 50 puntos de interés. Si tenéis más de una jornada podríais ir a ver el Fuerte de Victoria Grande y el Fuerte de Victoria Chica (también con visita guiada gratuita), contemplar todos los torreones o echar un día en las playas que surgen a la sombra de las murallas.
