Los Toros de Guisando y los restos arqueológicos de la Venta Juradera

Ubicados a medio camino entre El Tiemblo y Sotillo de la Adrada (aunque pertenecientes al término municipal del primero), los Toros de Guisando son uno de los grandes iconos de la época prerromana de la Península Ibérica. Además, gracias a la cercana Venta Juradera, el lugar también tiene un papel destacado en la Edad Media española. En ella se firmó el tratado mediante el cual se reconocía a la futura Isabel la Católica como heredera al trono de Castilla. Por nuestra parte, resultaría imposible no querer visitar un sitio tan absolutamente cargado de Historia.

Toros de Guisando

Esculturas vetonas que iluminaron la Edad Media

Cuatro moles de piedra

Hay más sombras que certezas alrededor de los Toros de Guisando. Sin embargo, una cosa está clara: es una de las manifestaciones prerromanas más emblemáticas de nuestro país. Hablamos de cuatro esculturas, que son interpretadas mayoritariamente como toros. Sin embargo, también hay quien considera que pudieran ser verracos, aunque esto último parece menos probable ya que tienen unos huecos que podrían estar preparados para la inserción de cuernos.

Inscripción en el Toro 1

Sea como fuere, estas cuatro figuras fueron talladas entre los siglos IV y III antes de Cristo. Esto nos llevaría directos a la Edad del Hierro, momento en el cual esta zona de Ávila estaba habitada por el pueblo vetón. ¿Por qué? Pues el motivo no está 100% claro, pero sin duda está emparentado con la importancia que tenían tanto la ganadería como las rutas comerciales en este enclave.

Tallar el granito con esta precisión y hacer estas moles de más de dos metros y medio no es sencillo. Que no os engañe el paso del tiempo: si miráis con atención, podréis percibir los infinitos detalles de estas figuras. Aunque hay una gran ausencia de contexto arqueológico, incluso en algunas de ellas hay inscripciones.

Toros de Guisando por detrás

Una venta que pasó a la historia

Por si este monumento prerromano no fuera suficiente, se da la circunstancia de que su presencia dio nombre a la Venta Juradera, un humilde establecimiento que sin embargo fue testigo de uno de los grandes hechos de la historia medieval de nuestro país. Y es que en ese humilde establecimiento se rubricó un pacto el 19 de septiembre de 1468, mediante el cual Enrique IV nombraba heredera al trono de Castilla a su hermana Isabel. ¡La futura Isabel la Católica!

Restos de la Venta Juradera

Del establecimiento no queda mucho: una inscripción que se puede ver por fuera y la parte baja de los muros. Para contemplarlos hay que ir al fondo del recinto, algo que no es demasiado complicado ya que no hay otra cosa que ver. Pero que no os engañe la sencillez de los restos arqueológicos: el Tratado de los Toros de Guisando fue un hecho trascendental en su época.

Cartel indicando la ubicación de la Venta Juradera

Turismo de toda la vida, para bien y para mal

¿Y cómo se visitan los Toros de Guisando? Pues no tiene mucha complicación, la verdad. Están a los pies de la carretera que une El Tiemblo con Sotillo de la Adrada, en una ubicación claramente señalizada. A los pies de un muro (levantado de propio para que no se vean las esculturas desde fuera) hay un amplio aparcamiento.

En la taquilla tendréis que pasar por caja: 2,5€ por persona, ni más ni menos. A cambio os darán un folletito de ocho páginas con las correspondientes explicaciones, las cuales se encuentran reproducidas en paneles informativos distribuidos por todo el recinto. Una vez accedáis… pues eso: los toros en el centro y al fondo los restos de la Venta Juradera.

Entrada a los Toros de Guisando

La verdad, el lugar nos despierta sensaciones encontradas. Es un enclave muy importante tanto por las propias esculturas zoomorfas como por su significado, así como por los restos del edificio en el que Isabel la Católica pasó a ser heredera. Sin embargo, es una visita con un deje rancio que no nos terminó de convencer: muy cara para lo que dura la visita, los toros están expuestos en el centro sin ningún tipo de protección (la gente se apoya en ellos para hacer fotos), los paneles informativos están desgastados, etcétera. En resumen, turismo del de antes, en el que había que parar en los sitios porque tocaba.

¿Merece la pena visitar los Toros de Guisando?

Nosotros pensamos que sí merece la pena, aunque nos parece muy caro pagar 2,5€ por persona por una visita que dura escasos cinco o diez minutos. Además, se le podría sacar mucho más partido al lugar. ¿Ideas? Pues miles: audiovisuales, poner vestigios arqueológicos, una proyección con realidad aumentada… Pero bueno, la cosa parece que no tiene interés en mejorar. En cualquier caso, si estáis por la zona os recomendamos pasar a echar un ojo, ya que es un sitio clave para la historia de nuestro país.

Placa conmemorativa de la Venta Juradera

Información práctica

  • Dirección: Carretera de El Tiemblo a Sotillo de la Adrada s/n
  • Teléfono: 697 65 72 72
  • Email: visitastorosguisando@gmail.com
  • Web: https://www.torosdeguisando.org
  • Días de apertura:
    • En general abre todos los viernes, sábados, domingos y festivos del año (excepto los días 24, 25, 31 de diciembre y 1 de enero)
    • También abre los tres primeros miércoles de cada mes
    • Se pueden organizar visitas fuera de esos días contactando previamente con ellos
  • Horario de apertura:
    • Del 15 de abril al 15 de octubre: de 10:00 a 14:00 y de 15:00 a 21:00
    • Del 16 de octubre al 14 de abril: de 10:00 a 14:00 y de 15:00 a 18:00
  • Tarifas: 2,5€ por persona
Vista frontal de los Toros de Guisando

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