Lombardía es una infinita caja de sorpresas. La mejor muestra de ello es el conjunto formado por la Villa Real y el Parque de Monza, una absoluta joya en la que se citan la mejor arquitectura palaciega que podáis imaginar, unas 700 hectáreas de vibrante naturaleza y elementos más que sorprendentes como uno de los circuitos de carreras más famosos del mundo.
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El último capricho de los Habsburgo
Viajemos a la segunda mitad del siglo XVIII, momento en el cual la Casa de Habsburgo estaba regida por la que sería su única gobernante femenina: María Teresa de Austria. Justo en los últimos años de su reinado, entre 1777 y 1780, ordenó la construcción de un magnífico conjunto arquitectónico. Hablamos de un palacio enorme que a su vez está rodeado de todo tipo de edificios auxiliares.
El marco escogido fue una gigantesca zona boscosa a unos pocos kilómetros de Milán, junto a la vecina localidad de Monza. No fue hasta comienzos de la centuria siguiente, ya en el año 1805, cuando se terminó de amurallar todo y se creó un parque mediante un edicto promulgado por la administración napoleónica.
Reyes, emperadores y nobles de todo tipo contribuyeron al desarrollo de una zona que, a la postre, ha pasado a pertenecer en buena medida al pueblo. Y es que, fruto de todos estos tejemanejes, hoy en día ha quedado un lienzo espectacular. La suma de la Villa Real y el Parque de Monza ofrece al viajero una de las mejores experiencias del norte de Italia, tanto por el conjunto como por las individualidades.
El cuarto parque amurallado más grande de Europa
Y es que no podía ser de otro modo. Pensad que la Villa Real y el Parque de Monza ocupan una superficie de aproximadamente siete hectáreas, todas ellas cercadas. Eso nos lleva a hablar del cuarto parque amurallado más grande de Europa, solo superado por La Mandria (también en Italia), Richmond Park (Londres) y Phoenix Park (Dublín).
Así las cosas, la Villa Real y el Parque de Monza se encuentran repartidos entre cinco o seis pueblos diferentes. Y no penséis que por ello hay caos administrativo o que el recinto está en mal estado, porque nada más alejado de la realidad. Pasear por allí es una experiencia única y que le recomendamos a toda aquella persona que nos pregunta por excursiones desde Milán.
Qué ver en el Parque y la Villa Real de Monza
Un bosque a orillas del Lambro
Hechas las presentaciones, vamos ahora a mostraros todo lo que ver y hacer en este maravilloso lugar. Y no se nos ocurre mejor manera de empezar que hablando del magnífico Parque de Monza como conjunto: una zona verde alucinante, con muchos rincones con encanto y en el que nunca faltan cosas por hacer.
Pese a ser un bosque enorme, veréis gente por todas partes. Es un lugar muy querido por los habitantes de Lombardía y al cual acuden recurrentemente, aunque no por ello hay aglomeraciones. Es un sitio vivo, en el mejor sentido del término.
El parque está atravesado, más o menos en diagonal, por el río Lambro. Lo hace en el extremo sureste, dejando en esa zona una maravillosa retahíla de puentes, observatorios de aves y molinos (de los que hablaremos más adelante).
Pese a que la Villa Real y el Parque de Monza están en uno de los grandes polos industriales italianos, europeos y del mundo en general, entre sus muros disfrutaréis de una experiencia más parecida a pasear por la montaña que a moverse en una jungla de asfalto. Es un lugar estupendo para romper con la rutina y que dejará vuestro teléfono lleno de fotos increíbles.
La Villa Real de los últimos Habsburgo y los primeros reyes de Italia
A nivel arquitectónico, la joya de la corona (nunca mejor dicho) es la Villa Real de Monza. Mandada construir por María Teresa I de Austria, se ubica en el piquito suroeste de todo el recinto. Básicamente está formada por cuatro elementos diferentes:
- La Villa Real en sí misma: uno de los palacios más importantes de Italia, por el cual han pasado reyes, nobles y emperadores de todos los colores. Se puede visitar por dentro, algo que siempre es más que recomendable.
- Teatrino di Corte: un pequeño teatro diseñado en 1806 por Luigi Canonica, uno de los mejores arquitectos de su tiempo. Es considerado el tesoro escondido del parque.
- Jardines Reales: el primer jardín de estilo inglés que se construyó en Italia. Data del año 1778 y lleva la firma del arquitecto Giuseppe Piermarini. El resto del parque es un auténtico bosque, pero aquí encontraréis naturaleza absolutamente domesticada.
- Roseto Niso Fumagalli e Serrone: un pequeño rosal, cuya visita es absolutamente obligatoria si estáis por allí en el mes de mayo. Sus colores os dejarán de piedra, al igual que las ambiciosas exposiciones temporales que se organizan en los edificios cercanos.
Esas serían las cuatro construcciones principales, aunque hay muchas otras en las inmediaciones.
El Autódromo Nacional de Monza, el Templo de la Velocidad
No hay paseo por la Villa Real y el Parque de Monza, especialmente en fin de semana, que de repente no sea levemente perturbado por un lejano rugido de motores. Si poco a poco os vais acercando hacia la zona norte, esos ruidos se harán más y más intensos. Esa es la señal de que estáis llegando al Autódromo Nacional de Monza, un circuito de carreras conocido como el Templo de la Velocidad. Es el hogar del Gran Premio de Italia de Formula 1 y de otros muchísimos eventos relacionados con la velocidad y la conducción.
El circuito puede verse desde fuera si os movéis por los alrededores. Sin embargo, si os gusta el tema es visita obligada. Tendréis que sacar la cartera, pero a partir de 25€ podréis disfrutar de todo tipo de experiencias en el interior del autódromo: visitas guiadas, exposiciones, oportunidades de conducción por sus míticas curvas…
Villas y edificios varios
Además de todo lo anterior, a lo largo y ancho de la Villa Real y el Parque de Monza os toparéis con todo tipo de construcciones de menor entidad. La lista es infinita: el coqueto Tempietto del Piermarini (junto a un pequeño lago), la Torreta Viscontea, la Cascina Costa Alta (dedicada al turismo casi desde su fundación) y un largo etcétera.
Hay algunos edificios que merecen una mención aparte, como la Villa Mirabello. Aunque hoy en día está en un estado más que mejorable, fue construida a mediados del siglo XVII por una de las familias feudales más adineradas de la historia de Monza: los Durini.
En la Cascina Casalta se ha establecido un centro hípico de más de 11.000 metros cuadrados. Nosotros solemos evitar actividades que impliquen animales (porque es difícil saber si se les trata bien o no), pero es innegable que es un proyecto con mucha fama.
Molinos y granjas
Antes os mencionamos que el río Lambro atraviesa la zona, lo cual da pie a la existencia de varios molinos. Hasta nuestros días han llegado dos de ellos, el Mulino San Giorgio y el Mulino Asciutti. Todavía se pueden ver dos ruedas de piedra gigantes junto a este último.
Por otro lado, en la Azienda Agricola Fratelli Colosio encontraréis una granja y centro agrocultural tradicional. Allí podréis adquirir productos como queso o leche, a la vez que os dan una buena lección sobre producción ecológica y sostenible.
Gastronomía
Por último, a lo largo y ancho de la Villa Real y el Parque de Monza encontraréis hasta una decena de punti ristoro. Esto no son otra cosa que pequeños bares, restaurantes y kioskos en los que tomar un snack, un bocadillo o una bebida. Sin ir más lejos, nosotros nos metimos entre pecho y espalda un delicioso pan focaccia. Costó 6€, pero nos vino bien para coger energías en medio de una larga caminata.
Cómo visitar la Villa Real y el Parque de Monza
Dónde aparcar
Tal y como ya hemos dicho, el la Villa Real y el Parque de Monza son tan grandes que su superficie pertenece a varios municipios diferentes. Según desde dónde vengáis podréis aparcar mejor o peor, pero desde ya os avisamos que hacerlo gratis no es sencillo. Las puertas principales suelen tener al lado parkings de pago, mientras que los accesos menos concurridos suelen estar atestados. Por suerte para vosotros, aquí os traemos un truquito. Nuestra recomendación es que pongáis en el GPS Via della Blandoria (Monza), pues iréis a una pequeña callecita en la que suele haber sitio disponible. Si no, en las calles cercanas también deberíais poder aparcar sin problema.
Accesos
Recordad también que la Villa Real y el Parque de Monza forman en su conjunto un recinto completamente amurallado, lo cual se traduce en que hay casi 20 accesos distintos. Algunas puertas son súper monumentales (fundamentalmente las que están más pegadas a Monza), pero hay otras en las que tan solo veréis una puertecita. Conviene tener en mente siempre dónde está la salida más próxima, ya que el parque es enorme y no resulta difícil perderse.
Horarios
Como espacio cerrado que es, este gigantesco bosque tiene sus propios horarios. No deberías tener problemas, ya que durante todo el año abre durante buena parte del día. Así, en invierno encontraréis sus puertas abiertas de par en par de 7:00 a 19:00, mientras que en verano el horario de cierre se amplía hasta las 21:30. En resumen, durante las horas de sol, que es cuando más luce.
¿Cuánto se tarda?
Podríais estar yendo todos los fines de semana de vuestra vida a la Villa Real y el Parque de Monza sin ser capaces de verlo todo. Eso sí, sabemos que el tiempo viajando siempre es limitado, así que nuestra recomendación es que le dediquéis media jornada. De hecho, puede ser una excursión excelente si estáis en Milán, ya que podéis ir a la mañana a ver la zona histórica de Monza y por la tarde al parque (o al revés). Si vais muy justos con dos o tres horas podéis dar un buen paseo, pero seguro que se os quedan muchas cosas en el tintero.