La Ruta de las Ermitas de Tella es un recorrido perfecto para dejar volar la imaginación en medio de un paisaje increíblemente bonito. Parte del bonito pueblo de Tella, en el corazón de los Pirineos aragoneses, y permite al viajero visitar tres ermitas fantásticas a cambio de caminar tan solo una horita. Por si eso fuera poco, el recorrido transcurre por un lugar en el que la magia y la brujería están a la orden del día, por lo que no podría ser más evocador.
Un recorrido visitando ermitas en tierra de brujas
Esta bonita ruta circular, de apenas dos kilómetros, pone en valor tres bonitas ermitas: la de los Santos Juan y Pablo, la de la Virgen de Fajaniellas y la de la Virgen de la Peña.
El recorrido empieza en otro templo, en este caso la Iglesia Parroquial de San Martín de Tella. Es el edificio más grande de todo el pueblo, así que no tiene ninguna pérdida. Junto a él está el panel informativo que señala el inicio del recorrido por las ermitas románicas de Tella.
En líneas generales, se trata de un cómodo paseo por la montaña de los alrededores de Tella. Se transita cómodamente sobre un camino de piedras, a la sombrita, por lo que en verano es una buena opción para refugiarse del calor.
La primera parada se hace en la Ermita de los Santos Juan y Pablo, construida hace más de mil años (en 1019, según un pergamino hallado en el propio templo) siguiendo las tradiciones arquitectónicas del Pirineo. Es uno de los mejores ejemplos de arte románico de todo el reino de Aragón. Tiene una pequeña cripta abajo que también merece ser visitada.
Después se visita la Ermita de la Virgen de la Peña, construida en el siglo XVI. Aunque sea mucho posterior, se integra perfectamente en el entorno gracias a sus sólidos muros de mampostería. Aunque la Guerra Civil la dejó muy dañada, una restauración de finales del siglo XX la dejó en un estado estupendo.
Esta segunda ermita es a la vez un estupendo mirador a las montañas de los alrededores. Pensad que Tella está al ladito del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, por lo que el entorno no podría ser más bonito.
Para el final queda la Ermita de la Virgen de Fajanillas. Construida originalmente en el siglo XII, su aspecto actual se debe en buena medida a una ambiciosa reforma producida en el siglo XVI, cuando la actividad ganadera, minera y comercial de la zona estaba en auge. Misma cosa que la anterior: quedó hecha polvo tras la Guerra Civil, pero fue restaurada en 1995.
Si vais en verano, seguramente os sorprenda el color dorado de las montañas. Este se debe al erizón, una planta invasora cuya floración despliega colores amarillos súper intensos.
Tras una horita de paseo, llegamos al pueblo con la sensación de haber hecho una ruta estupenda. La única pega que le ponemos es que fuimos en fin de semana y había mucha gente, por lo que tuvimos que esperar para visitar el interior de las ermitas. Aun así, fue una caminata de lo más agradable y que recomendamos por completo.
Ficha técnica: cómo llegar, distancia y otros datos
📍 Punto de inicio: la ruta empieza desde el propio pueblo de Tella. Justo a la entrada hay un aparcamiento, desde donde hay que dirigirse hasta la iglesia. Allí mismo veréis el cartel que anuncia la ruta y el inicio del camino.
📏 Distancia / desnivel: es un sendero circular de 2 kilómetros de longitud. Acumula escasos 50 metros a lo largo de toda la ruta.
💪 Dificultad: sencilla a más no poder. Hay alguna cuesta si se quiere acceder al interior de las ermitas, pero el terreno está muy bien acondicionado.
⏲️ Duración: nosotros hicimos la ruta en una hora, y eso que somos los típicos pesados que hacen un montón de fotos y se leen todos los carteles. Se podría hacer en menos tiempo.