La Reserva Natural de Riddersholm es uno de esos sitios a los que solo vas si te pilla de camino. En concreto, nosotros hicimos esta visita porque estábamos esperando para embarcar en el ferry de Suecia a Finlandia (el que sale de Kapellskär) y teníamos unas horitas libres que rellenar, ya que siempre intentamos llegar con antelación a este tipo de trayectos. Y, la verdad, tenemos que reconocer que la zona nos sorprendió un montón. No es un mero lugar con el que entretenerse, sino que realmente merece (y mucho) la pena. Seguid leyendo y os mostraremos todo lo que hicimos.

¿Qué ver en los alrededores del ferry de Kapellskär?
Esa fue la pregunta que nos hicimos antes de salir de España. Y, la verdad, tras mucho investigar llegamos a la conclusión de que la Reserva Natural de Riddersholm era la única respuesta interesante. Este espacio protegido, a orillas del Mar de Aland, tenía todo lo que andábamos buscando: senderos para estirar las piernas después de muchas horas de conducción. Al fin y al cabo, pensad que salimos de Madrid un viernes a las 14:00 y que estábamos allí solo tres días después (es decir, haciendo más de 1100 kilómetros cada jornada).
Riddersholm es una reserva natural de 650 hectáreas. En ella hay hasta 19 kilómetros de rutas de senderismo señalizadas, además de embarcaderos y pequeñas playas. Aunque generalmente es un espacio frecuentado por personas que viven por la zona, vimos a más de uno que estaba dando una vuelta antes de coger el barco.
Por cierto, si tenéis que hacer noche, en los alrededores tenéis un pequeño camping y un albergue, los cuales están abiertos durante todo el año.

Playas, senderos y plantas viajeras
Precisamente, nosotros hicimos una ruta que más o menos atravesaba los principales espacios de Riddersholm. Estuvimos caminando alrededor de hora y media, en un trayecto sin más pretensiones que hacer tiempo. Sea como fuere, lo pasamos en grande (especialmente nuestro perro) caminando bajo esos frondosos bosques, curioseando entre las embarcaciones y jugando un rato junto a la playa.
Hay una circunstancia histórica que hace de Riddersholm un lugar único en Suecia. Al parecer, en julio de 1719 hubo aquí un enorme desembarco de tropas del ejército ruso. En esos tiempos la caballería era una parte fundamental, por lo que se transportaban grandes cantidades de forraje. A raíz de aquello, en esta Reserva Natural crece un tipo de hierba que solo se da… ¡en Ucrania!
No solo es un buen sitio para ir con perro, sino que también es óptimo yendo con niños. De hecho, hay una ruta centrada en el público infantil que va mostrando la flora y la fauna de Riddersholm. Tendréis que tirar de teléfono móvil para traducir, ya que está en sueco, pero parecía la mar de interesante.
Desde el aparcamiento de Riddersholm hasta la zona de embarque del ferry hay dos minutos por carretera (literalmente). No os recomendamos apurar para subir al barco, pero es fácil calcular cuánto tiempo le podéis dedicar a este espacio natural.
