Uno de los lugares más reconocibles de Milán es la Galleria Vittorio Emanuele II. Se trata de una magnífica galería comercial decimonónica, cuya majestuosidad atrae a miles de visitantes cada día. En su interior os esperan tiendas y restaurantes de mucho glamour, todas ellas bajo unos preciosos arcos. Allí también encontraréis uno de los lugares más supersticiosos de la ciudad, pues hay un sitio en el que podréis pedir un deseo a cambio de realizar un sencillo ritual. ¡Visita obligada!
Tabla de contenidos
La galería comercial que cambió Milán en el siglo XIX
Fue entre 1865 y 1877 cuando se construyó la Galleria Vittorio Emanuele II, cuyo nombre se debe al primer monarca de la Italia unificada. La ciudad de Milán vivía un momento dulce y eso se reflejó en estas dos impresionantes calles perpendiculares, con edificios de cuatro pisos cubiertos por una alucinante bóveda en la que predominan el hierro y el vidrio. Todos sus accesos son monumentales a más no poder, con la intención de anticipar el lujo que aguarda en su interior.
Bruselas, Londres, París, Bruselas, San Petersburgo: las grandes ciudades europeas se dotaron de este tipo de galerías comerciales a lo largo del siglo XIX. Y Milán no solo no quería quedarse atrás, sino que lo hizo por todo lo alto. Tanto fue así que desde el primer día (e incluso hoy) se la conoce como Il Salotto di Milano (el Salón de Milán), ya que su interior es uno de los grandes puntos calientes de la ciudad en materia de tiendas, restaurantes e incluso hoteles.
No se tarda mucho en visitar la Galleria Vittorio Emanuele II. Técnicamente se podría hacer en unos cinco minutos, ya que ir de punta a punta no lleva demasiado tiempo. Sin embargo, contad con bastante más, ya que es un lugar que está súper lleno de gente a cualquier hora del día y resulta casi imposible avanzar unos pocos metros sin pararse a disfrutar de su ambiente, su arquitectura o simplemente de los prohibitivos precios de sus escaparates.
Lugar de paso obligado
Técnicamente se trata de un lugar de paso, ya que la Galleria Vittorio Emanuele II comunica dos de los puntos de interés turísticos más visitados de la ciudad: la Catedral y el Teatro de La Scala. Sin embargo, no es un mero lugar de paso, sino un hito en sí mismo. En pocos lugares de la urbe (quizá en el Cuadrilátero de la Moda) se respira tanto lujo y tanta inclinación por la alta costura.
De hecho, bajo su techo veréis establecimientos de marcas como Gucci o Louis Vuitton, además de algunos de los restaurantes más emblemáticos de Milán. En su momento hubo un McDonald’s, pero en el año 2012 decidieron no renovarle el alquiler y sustituirlo por una tienda de Prada. Vamos, que tienen claro que lo que gusta del sitio es la pomposidad.
El lugar en el que los deseos se hacen realidad
Más o menos en la intersección de las dos calles que forman la Galleria Vittorio Emanuele II se encuentra su punto más icónico: el escudo familiar de los Savoia. Lo encontraréis porque a su alrededor siempre tiene un montón de gente, la cual espera pacientemente (aunque a veces algún pícaro se cuela) para realizar un curioso ritual. Y es que se dice que si se pone el talón sobre los testículos del toro y se dan tres vueltas habrá premio. La leyenda cambia según dónde la leáis: en algunos sitios dice que quien haga esto volverá a Milán, en otros que tendrá buena suerte y en otros que se cumplirá un deseo. Sea como fuere, tres cosas positivas que bien haríais en intentar obtener.
Los más concienzudos deben saber que si hacen esta tradición justo en el cambio de año (a las 00:00 entre el 31 de diciembre y el 1 de enero) tendrán un premio incluso mayor, pues se supone que hacerlo en ese momento se traduce en tener buena suerte durante todo un año. ¡Mejor imposible!