Kiberg, el pueblo más auténtico de la Península de Varanger 

Kiberg es una pequeña localidad pesquera en el extremo noreste de Noruega. Está ubicada a los pies de la Varanger Scenic Road, no tiene grandes atractivos turísticos y la vida a orillas del Océano Ártico se hace muy dura la mayor parte del año. Sin embargo, la visita os meterá de lleno en la realidad de las zonas más inhóspitas del país, en un espacio en el que la hostilidad del clima y la vida al margen de todo son moneda de cambio. Seguid leyendo y os enseñaremos uno de los pueblos pesqueros más auténticos de Noruega.

Vida real a orillas del mar de Barents

Conocer otras formas de vida es uno de los grandes motivos por los que viajamos. Nos gusta conocer otras realidades y ampliar la nuestra a partir de ellas, por lo que nos salimos de los circuitos turísticos habituales siempre que podemos. Nos gusta visitar lo real, aquello que aun no ha sido corrompido por el turismo de masas. Y Kiberg, sin lugar a dudas, es el mejor representante de esto.

No esperéis nada de este pueblo, excepto la nada. Ojo, no lo decimos como algo malo, sino más bien todo lo contrario. Lo interesante de visitar un sitio como Kiberg es que vais a poder dar un paseo por la cotidianeidad de un remoto pueblo pesquero del noreste de Noruega. Casitas de madera, un puerto repleto de gaviotas y un paisaje brutal en el horizonte son sus señas de identidad. La única excepción a todo este anonimato es un pequeño museo, en el cual se pone en valor la lucha de algunos habitantes del pueblo en la II Guerra Mundial.

Recorrer Kiberg de punta a punta, deteniéndose a curiosear en todo lo curioseable, no debería llevaros más de una hora. No obstante, os aseguramos que es una visita que marcará la diferencia.

Turismo en Kiberg

Arquitectura popular

Como ya hemos dicho, uno de los principales alicientes de la visita a Kiberg es poder contemplar de primera mano cómo es la vida en la zona a través de su arquitectura popular. Pasead por el pueblo y echad un ojo casa a casa, calle a calle. Todas esas casitas de madera de colores forman un entramado urbano único, absolutamente diferente a lo que estamos habituados a ver en España.

Capilla

En Kiberg también hay espacio para la fe, a través de una pequeña Capilla. Está en el extremo oeste del pueblo, frente al mar, y se distingue por el color blanco de su fachada. Si queréis localizarla, tenéis que poner «Kiberg bedehuskapell» en el GPS.

Museo Partisano

El edificio más destacado de Kiberg es el Museo Partisano (Partisan Museet), en una casa roja de dos plantas y 18 ventanas en la fachada. ¡No tiene pérdida! Esta institución sirve para recordar a los 42 hombres del pueblo que lucharon en la II Guerra Mundial, enrolándose en el ejército soviético. Tan solo 18 sobrevivieron al conflicto, volviendo todos excepto uno a vivir en el pueblo. Durante décadas fueron tratados como sospechosos por el Gobierno de Noruega (cualquier conexión con Rusia era mala cosa en plena Guerra Fría), pero el rey en persona acabó disculpándose en 1992.

Puerto

Como buen pueblo pesquero, no falta un Puerto en Kiberg. Su visita es tirando a perturbadora, ya que hay miles de gaviotas por todas partes. Como si fuesen a alzarse en medio de una película de Hitchcock, vigilaron con atención cada uno de nuestros pasos.

Playa

Si os alejáis un poco del casco urbano, podréis ver la pequeña Playa que hay justo a las afueras. No esperéis un sitio de arena fina en el que bañaros, sino solo una muestra más del brutal paisaje que hay en los alrededores. Merece la pena explorarla si tenéis un poquito de tiempo, pues además de la naturaleza os esperan restos de la MAB 3./513, una batería de la II Guerra Mundial.

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