Aunque Milán parezca en ocasiones la típica ciudad que ha renunciado al color verde en favor de la modernidad, lo cierto es que en la capital de la moda podéis encontrar un buen puñado de parques en los que respirar aire puro. Es el caso de los Jardines Públicos Indro Montanelli, un extensísimo espacio que además tiene el honor de haber sido la primera zona verde de la ciudad. Ojo, que allí encontraréis mucho más que árboles y senderos, pues también tiene un patrimonio arquitectónico alucinante.
Ocio para el pueblo desde 1784
Corría el año 1784 cuando la casa de Habsburgo, que en ese momento gobernaba la ciudad de Milán, decidió inaugurar el primer parque que específicamente estaba dedicado al ocio del pueblo. Todo un hito que además ha contribuido a la conservación de sus más de 172.000 metros cuadrados, siendo el segundo más grande de la urbe (solo le supera el Parque Sempione).
Los milaneses se refieren específicamente a este recinto como Jardines Públicos, ya que el apellido de Indro Montanelli no fue añadido hasta el año 2002. Antes había recibido otros nombres, como Giardini di Porta Venezia o Giardini di Via Palestro.
Los Jardines Públicos Indro Montanelli esperan al viajero con los brazos abiertos, especialmente en los días más calurosos. Resulta súper gustoso caminar bajo las copas de sus frondoso árboles, refrescarse junto al lago central o beber de sus numerosas fuentes. No abundan los parques en Milán (al menos, no de estas dimensiones), por lo que sin duda es un lugar que merece ser visitado.
Por cierto, pocas zonas en Milán (y en general en Italia) tienen tanta biodiversidad como los Jardines Públicos Indro Montanelli. Allí podréis encontrar especies de toda clase: desde abetos hasta cedros del Líbano, pasando por una metasecuoya, castaños de la India o acacias de tres espinas.
Cómo es la visita a los Jardines Públicos de Milán
Hay prácticamente tantas visitas a los Jardines Públicos Indro Montanelli como viajeros. La red de caminos es prácticamente inabarcable, así que conviene tener claras unas pocas referencias y luego simplemente dejarse llevar.
Justo en la parte central hay un bonito lago. Deberíais llegar intentar a esa zona en algún momento, ya que sin duda es la más bonita (y a la vez más concurrida) de los jardines.
Por otro lado, en el interior de los jardines hay tres enormes edificios que merecen ser destacados:
- Planetario Ulrico Hoepli: del año 1929. Podéis verlo justo debajo de estas líneas.
- Museo Cívico de Historia Natural: obra del arquitecto Giovanni Ceruti, que a finales del siglo XIX (con motivo de la Expo de 1881) transformó el parque para siempre.
- Palazzo Dugnani: del siglo XVII. En la actualidad pertenece al ayuntamiento de la ciudad.
Tenéis que tener en cuenta que los jardines están repletos de fuentes y monumentos. También hay bares y kioskos en los que tomar algo, e incluso pequeños tenderetes improvisados en los que se alquilan cochecitos para niños pequeños. En general es una visita obligada, pero os la recomendamos encarecidamente si estáis viajando en familia.