Illa Pancha es el mejor ejemplo de que la costa de la Mariña Lucense es una caja de pequeñas sorpresas. Se trata de un pequeñísimo islote de apenas una hectárea, cuyo escarpado terreno está unido a la tierra mediante un pequeño puente. Su interior era inaccesible hasta hace no mucho, pero actualmente es posible visitarlo sin ninguna restricción. ¿Qué hay en la isla? ¿Merece la pena? Responderemos a ambas cuestiones a lo largo del siguiente artículo.

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La mini-isla con doble faro
Pese a tener tan solo una hectárea de superficie, en Illa Pancha hay espacio para dos faros. El primero fue construido en el año 1857, permaneciendo en funcionamiento durante casi siglo y medio. Sin embargo, la ubicación estratégica de la isla requería una estructura con mayor alcance, así que la construcción original fue sustituida por otra a finales del siglo XX.

El primer faro no fue destruido, aunque permaneció en desuso durante algún tiempo. Sin embargo, en la actualidad es un alojamiento turístico: uno de los que tienen más encanto de toda la costa gallega, dicho sea de paso.
Un lugar con algo especial
La visita a Illa Pancha no lleva mucho tiempo (una hora al máximo), pero aún así merece la pena. Nosotros estuvimos allí y fue uno de los sitios que más nos gustaron del viaje por Galicia. Aparcamos junto a una pequeña fábrica de Reny Picot y primero hicimos una parada en un mirador, desde el cual hay una vista integral de toda la isla.

Tras ello, no hay ninguna pérdida. Básicamente cruzamos el puente, recorrimos el camino circular que bordea toda la Illa Pancha y nos volvimos por donde habíamos venido. Todo ello contemplando el horizonte, las olas y la vegetación. Esta última se ha transformado en las últimas décadas, debido a la colonización que ha hecho la especie invasora uña de gato.

Nosotros disfrutamos enormemente de este peculiar lugar. Y tenemos que decir que no fuimos los únicos, pues todo el que estaba a nuestro alrededor lo estaba pasando súper bien. Es un espacio precioso, no se suele poder recorrer una isla tan chiquitita y encima en ella hay dos bonitos faros. ¿Qué más se puede pedir? Bueno, por pedir podríamos reclamar que la cafetería hubiese estado abierta, ya que allí nos habríamos tomado un té sin dudar. Sin embargo, en pleno agosto estaba cerradísima.
Por cierto, puede ser una buena excursión en bicicleta. Hay un carril bici (no se ven muchos en Galicia) que lleva hasta la mismísima entrada de Illa Pancha.

Dos paraísos separados por una ría
Un dato interesante: la Illa Pancha se encuentra junto a la ría de Ribadeo, que sirve de frontera natural entre Galicia y Asturias. No vamos a caer en el tópico de que desde la isla prácticamente se huele la fabada de los restaurantes al otro lado de la ría, pero casi casi.

Lo cierto es que estáis en la unión de dos de las regiones más bonitas de toda España. Si Illa Pancha es especial de por sí, su ubicación le hace el punto de partida perfecto para increíbles excursiones por los alrededores. A modo de referencia, a escasa media hora en coche tenéis la preciosa Luarca, una de nuestras villas marineras asturianas favoritas.
