Hamningberg, el pueblo pesquero abandonado que está lleno de vida

Rico en peces pero pobre en todo lo demás. Así era Hamninberg, un pequeño pueblo pesquero ubicado en uno de los lugares más recónditos de Finnmark Oriental. La región, a su vez, está en el extremo noreste de Noruega, por lo que no es un lugar al que se llegue con facilidad. De hecho, allí va a morir el último tramo de la Varanger Scenic Road, una vía conocida como la carretera del Ártico, tras una infinita sucesión de curvas en las que los renos aparecen sin previo aviso. En este artículo os enseñamos qué ver y qué hacer en este idílico lugar.

El pueblo que sobrevivió a la guerra, pero no al éxodo rural

Hamningberg es el ejemplo perfecto de un pueblo pesquero al norte de Noruega. Con unos orígenes que se pierden en los albores del tiempo, su economía estuvo durante siglos dedicada en exclusiva a la pesca. Se vivió un cierto esplendor entre los siglos XVIII y XIX, al calor del comercio con los pomor: comerciantes rusos que recorrían estas costas año tras año.

Con el cambio de siglo, los barcos empezaron a crecer y el acceso a los puertos más chiquititos (como el de Hamningberg) dejó de ser una opción. Eso explica que la localidad no fuese arrasada por los alemanes, como sí hicieron en muchos otros pueblos al retirarse tras su derrota en la II Guerra Mundial. Sin embargo, también explica cómo poco a poco se fue apagando el lugar, hasta que en 1965 quedó abandonado casi por completo. De hecho, cuatro ancianos siguieron viviendo aquí hasta 1978, cuando el pueblo dejó de tener habitantes permanentes.

No obstante, no penséis en un sitio en ruinas. Tened en cuenta que pocas cosas gustan más a los noruegos que una cabaña en medio de un lugar remoto, por lo que el pueblo hoy en día está dedicado casi en exclusiva a segundas residencias. Si bien en invierno es casi un lugar fantasma, en verano hay mucha vida.

Llegar a Hamningberg no es sencillo. Desde Vardo se tarda aproximadamente una hora, en un recorrido que es precioso pero también agotador: estrecho, lleno de curvas y con muchos renos cruzándose todo el tiempo. Sin embargo, el esfuerzo merece la pena, ya que llegaréis a una localidad pintoresca y realmente fotogénica.

Turismo en Hamningberg

Un pueblo con aroma a fin del mundo

El principal atractivo de Hamningberg es el pueblo en sí mismo. A nivel local, representa a las mil maravillas cómo han sido los pueblos pesqueros de Finnmark Oriental desde que el mundo es mundo. Hablamos de un sitio tranquilo y remoto, en el que hay día de hoy se puede contar medio centenar de viviendas, además de una pequeña iglesia, la antigua escuela y algunas estructuras portuarias tirando a rudimentarias.

Sin embargo, si pensamos en sentido amplio, Hamningberg es lo que todos tenemos en mente cuando pensamos en dejarlo todo e irnos a un sitio en medio de la nada. Literalmente está al final de Noruega, más adelante ya hay que ir andando. En sus inmediaciones hay todo lo necesario para vivir, pero las condiciones climáticas son tirando a extremas. Por eso mismo a día de hoy tiene habitantes solo en verano, ya que los inviernos son durísimos.

Iglesia

La Iglesia de Hamningberg es muy bonita. Fue construida en 1949 y destaca fundamentalmente por su fachada de color rojo. Es sencilla y humilde, como no podía ser de otro modo, pero se encuentra en un estado de conservación excelente.

Puerto

Aunque el Puerto de Hamningberg no pudo adaptarse a los nuevos tiempos (no tenía mucho sentido ampliarlo para poder albergar buques de gran tamaño), a día de hoy todavía se conservan algunas estructuras. Por ejemplo, el embarcadero, elaborado mayoritariamente con madera. También hay una casita blanca que estaba dedicada a la recepción y almacenamiento de pescado.

Monumento al barco RS 1 Colin Archer

La historia de Hamningberg está estrechamente relacionada con el barco RS 1 Colin Archer, que tuvo los honores de ser la primera embarcación de la Sociedad Noruega para el Rescate Marítimo. Escribió uno de sus momentos más gloriosos en mayo de 1894, cuando se echó a la mar para auxiliar a un montón de pequeños navíos que estaban sufriendo de lo lindo con una terrible tormenta. En total pudo salvar a casi 40 personas, en una hazaña que acabó con su capitán (Nicolai Anthoniesen) recibiendo una condecoración de parte de los reyes de Noruega. Esta historia es muy popular en el país, tal y como acredita un monumento conmemorativo justo a la entrada de Hamningberg.

Mirador al sol de medianoche

La carretera que llega hasta Hamningberg hace como una especie de cruce: a mano derecha va hacia el pueblo, pero a mano izquierda se adentra un par de kilómetros más. Llega hasta la otra costa de la pequeña península sobre la que se asienta la localidad, ofreciendo un estupendo mirador para contemplar el sol de medianoche (o el atardecer, en función de la época del año). Como sabéis, nosotros estábamos viajando por allí en furgoneta, por lo que allí encontramos un sitio óptimo para pasar la noche. Por cierto, si os apetece hacer senderismo, por allí tenéis los restos de una antigua batería militar, la cual sirvió para proteger la zona durante la II Guerra Mundial.

Playa

Por último cabe mencionar que Hamningberg también tiene una pequeña playa. Obviamente sus aguas no invitan al baño la mayor parte del año, pero puede ser una buena opción si queréis comprobar vosotros mismos a qué temperatura se encuentra el Océano Ártico.

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